Sputnik
— América Latina llegó a las 100.000 muertes por COVID-19 y esta semana la cantidad de casos positivos de la enfermedad causada por el nuevo coronavirus superó la barrera de los dos millones.
La región atraviesa un cruento pico de contagios al tiempo que enfrenta una crisis económica histórica, que, según el pronóstico del Fondo Monetario Internacional (FMI) derrumbará el Producto Interno Bruto (PIB) regional cerca de diez puntos. La recuperación plena, se prevé, llegará recién en 2022.
En virtud de ello, y de los 17 millones de empleos en riesgo según la Organización Internacional del Trabajo, varios países forzaron una reapertura de la actividad laboral, aunque terminó siendo tan solo una intentona, a raíz de un rebrote de contagios que obligó a dar marcha atrás.
Cabe destacar que países como China, España e Italia, que recibieron antes a la cepa del nuevo coronavirus, decretaron el confinamiento en pleno pico de contagios, pero aguardaron dos meses para aliviar las cuarentenas.
Los datos reafirman que el COVID-19 está lejos de ser una «gripezinha», como la definió el presidente brasileño Jair Bolsonaro, y que la situación sí es para «abanicarse» y dejar de salir a la calle, contrariamente a lo que propuso el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, al inicio del brote.
Son justamente Brasil, con más de 50.000 muertos, y México, rondando los 23.000, las naciones que acaparan la mayor cantidad de víctimas fatales y que llevan a la región a ser el nuevo epicentro de la enfermedad.
Brasil
En Brasil han fallecido, en promedio, más de 500 personas por día en los últimos 100 días a causa del COVID-19. Se trata del segundo país que más decesos concentra, detrás de Estados Unidos.
Sin embargo, los muertos podrían ser muchos más que los anunciados oficialmente.
La Universidad Federal de Pelotas de Río Grande do Sul (sur) realizó en las últimas semanas un estudio sobre la incidencia del virus que va en esa línea.
La investigación concluyó que 2,6% de la población brasileña ya había sido afectada en ese momento, seis veces más que la cifra oficial.
«Si el número exacto es de cuatro, cinco, seis o diez millones, no tenemos cómo saberlo, porque nuestra investigación se hizo en 133 ciudades y no en todo Brasil», afirmo el epidemiólogo Pedro Hallal, coordinador del estudio, al diario O Globo.
México
México es el séptimo país con mayor cantidad de muertes por COVID-19 en el mundo.
Consultado por Sputnik, el doctor Mauricio Rodríguez Álvarez cree que la alta morbilidad se debe a muchos factores, entre ellos, una muy importante carga de enfermedades preexistentes en la población, como obesidad, diabetes e hipertensión arterial, que favorecen la aparición de complicaciones por el COVID-19.
El vocero de la comisión de la Universidad Autónoma de México (UNAM) para COVID-19, explicó que esperaban «un golpe de epidemia hacia la mitad de abril y un problema muy grave de saturación hospitalaria, con muchos casos diarios. Para prevenir eso, se tomaron las medidas de distanciamiento social y se logró retrasar el pico más fuerte de la epidemia, que es el de las últimas semanas, aunque no con la fuerza proyectada para abril».
En otras palabras, México tuvo un número de casos parecido al esperado, aunque esta cifra llegó más tarde de lo que se preveía.
En los próximos días se sabrá si hay o no una cadena de contagios derivados de concentraciones de público a causa del sismo del lunes, aunque los especialistas creen que no incidirá en la estadística.
Futuras víctimas
El FMI pronosticó una caída aún más abrupta de lo pensado para el PIB de América Latina, que del 4,2% esperado en abril ahora podría derrumbarse al 9,4%.
«En América Latina, donde la mayoría de los países aún están luchando para contener las infecciones, se proyecta que las dos economías más grandes, Brasil y México, sufran contracciones de 9,1% y 10,5%, respectivamente, en 2020», dice un informe del organismo, publicado el miércoles.
Es por ello que los mandatarios de los países latinoamericanos se reunieron virtualmente el miércoles en el foro «Juntos por una respuesta para América Latina y el Caribe ante el COVID-19», organizado por el Gobierno de España.
Los líderes de la región, que poco acudieron durante la pandemia a los mecanismos regionales de integración, acordaron en forma unánime en un documento el pedido de «mayores recursos para responder al desafío» a los organismos crediticios internacionales.
El otro desafío será contener a sus ciudadanos que, en algunos casos, superaron los 100 días de encierro y se debaten en medio de dos riesgos que cada día se parecen más: el coronavirus y la ansiedad.