Julio Mosquera
La necesidad de suspender las actividades académicas presenciales debido a la pandemia por el covid-19, ha puesto a la educación a distancia en el centro de la atención mundial. Mientras unos la vemos como una alternativa que podría garantizar el acceso con justicia social a la educación, otros la ven como una gran oportunidad de negocios y aún otros lo ven como el momento de profundizar las transformaciones neoliberales de las escuelas públicas.
Esta discusión en torno a la educación a distancia también ha puesto en evidencia las concepciones erróneas predominantes incluso en funcionarios con altos cargos en entes con competencia en materia educativa. Uno de esas concepciones erróneas es la de reducir la educación a distancia a una educación no presencial apoyada en ciertas tecnologías, muchas veces una sola tecnología. Y como no debería extrañarnos una de esas tecnologías que se ha convertido en protagonista dentro de este mar de confusiones es Google Classroom.
El gigante de la internet Google ofrece una gama de aplicaciones «gratuitas» entre la que incluye esta aplicación de apoyo a las y los educadores. Algunos confundidos han asumido que se trata de una tecnología para la educación a distancia. En este artículo presento cinco razones por las que no deberíamos usar Google Classroom. Algunas de ellas incluso apuntan a justificar por qué un gobierno que se autodenomina revolucionario no debería promover el uso de esta aplicación.
Razón 1: Google classroom es una aplicación de Google, por tanto, las personas que lo usen están sometidos a los mismos riesgos que al usar Google. Conocido es que estas grandes corporaciones usan nuestros datos personales, los cuales le suministramos gratuita y voluntariamente, con fines comerciales, políticos, policiales, etc. Al incorporar a nuestros estudiantes a Google Classroom estaríamos ofreciéndole a Google más datos sobre su vida personal. Datos que serán utilizados luego para manipular sus preferencias, comunicarse con ellos por medio otras aplicaciones de esas empresas, etc. Lo que resulta aún más delicado para el caso de niñas y niños pequeños.
Razón 2: Google Classroom es una herramienta muy básica. Esta aplicación es muy limitada. Ofrece una gama muy reducida de herramientas para el docente. Lo cual apoya la reproducción de la clase tradicional, sería como una herramienta para extenderla en el espacio geográfico y no para motivar su transformación.
Razón 3: Google Classroom refuerza la pedagogía autoritaria. Esta herramienta no facilita el intercambio entre estudiantes, mucho menos el trabajo colaborativo. Tampoco permite la comunicación entre profesores. En fin, no está hecha para promover el diálogo, el trabajo colaborativo o comunitario.
Razón 4: Google Classroom no permite a los usuarios adaptarlo a sus necesidades. Esta razón para no usar Google Classroom está estrechamente vinculada con la Razón 2. El profesor es concebido como un mero consumidor de tecnología, no como un autor capaz de transformarla, aunque sea adaptarla.
Razón 5: Google Classroom no es una aplicación abierta (software libre). Esta es otra confusión común, mucha gente cree que las aplicaciones gratuitas son necesariamente software libre. Pero no es así, en este contexto gratis no es sinónimo de libre. Nuestras leyes promueven el uso del software libre y obligan a los entes públicos a usarlo. Asunto que se ha olvidado. En lugar de Google Classroom el gobierno debería o desarrollar una alternativa en software libre o adoptar alguna existente.
Personalmente he usado Google Classroom en dos oportunidades precisamente para evaluar sus posibilidades para la educación a distancia. Algunas de las razones anteriores para no usar esta aplicación son conclusiones de estas experiencias.
En un artículo donde expongo algunos de los principios básicos de la Educación Remota de Emergencia (ver: https://www.aporrea.org/educacion/a289510.html), resaltaba que si bien es impredecible cuándo será necesaria la activación de un programa de educación de emergencia, éste no tiene porque ser improvisado. Es una cuestión de seguridad nacional preparar planes de educación remota de emergencia. Pero sí esos planes no se tienen preparados, como es el caso nuestro ante la pandemia del covid-19, debería convocarse a especialistas en esta materia para que lo preparen en la marcha. Insisto, ante todo debe evitarse la improvisación, porque los resultados educativos podrían ser catastróficos, tan dañinos como el covid-19. O quizás sean peores porque sus efectos durarían por más tiempo.