AFP
La aparición del coronavirus que ya ha dejado más de 100.000 muertos en
el planeta procede del mundo animal y se vio favorecida por la actividad
humana que, si nada cambia, podría hacer surgir otros virus similares,
advierten los expertos.
Las zoonosis, el nombre que reciben las enfermedades o infecciones que
se transmiten del animal al hombre como la tuberculosis, la rabia o el
paludismo, no son nuevas.
Según el programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUE) el
60% des las enfermedades infecciosas humanas tiene origen animal, un
porcentaje que alcanza el 75% en el caso de las enfermedades llamadas
«emergentes» como el ébola, el VIH, las gripes aviarias, el SRAS o el
zika.
«La emergencia de enfermedades zoonóticas está asociada con frecuencia a
los cambios medioambientales», consecuencia de «las actividades
humanas, desde la modificación del uso del suelo hasta el cambio
climático», indicó el PNUE en un informe de 2016.
Segun Gwenaël Vourc’h, vicedirectora de la unidad de epidemiología
veterinaria de INRAE, un instituto de investigación público francés, «la
destrucción de ecosistemas cada vez más numerosos multiplica los
contactos» entre especies.
La deforestación, la agricultura o la urbanización que modifican el
equilibrio entre especies sirven de «puente» con los humanos, según los
científicos.
«El proceso que lleva a un microbio, como un virus, desde una población
de vertebrados –como por ejemplo los murciélagos- a los humanos es
complejo, pero está provocado por el hombre», dice Anne Larigauderie, la
secretaria ejecutiva del IPBES, el panel de expertos de la ONU sobre la
biodiversidad.
– «Tragedia mundial» –
Aparte de la pandemia actual, el IPBES estima que las zoonosis dejan unos 700.000 muertos cada año.
Los roedores, los primates y los murciélagos son los principales
huéspedes de la mayoría de virus transmitidos al hombre (75,8%) según un
estudio de investigadores estadounidenses realizado antes de la
aparición de la COVID-19 y publicado el miércoles.
Los animales domésticos también son portadores del 50% de las zoonosis identificadas hasta ahora.
El estudio indica que las especies salvajes que más virus comparten con
los humanos son precisamente «aquellas cuya población está cayendo a
causa de la explotación y de la pérdida de hábitat»
«Estamos modificando los territorios (…) lo que aumenta la frecuencia y
la intensidad de los contactos entre los humanos y la fauna salvaje y
crea las condiciones ideales para las transferencias virales», apunta
Christine Johnson, de la escuela veterinaria de la Universidad de
California, que dirige el estudio.
Según Anne Larigauderie esta tendencia se mantendrá y aumentará la
frecuencia de las pandemias por las modificaciones del uso del suelo,
«combinadas con el aumento de los intercambios comerciales y los
viajes».
Por eso se necesita una respuesta sistémica, según Gwenaël Vourc’h.
«Más allá de la respuesta indispensable a cada epidemia, hay que
reflexionar en nuestro modelo», según la experta, y en concreto
«reflexionar sobre nuestra relación con los ecosistemas naturales y los
servicios que nos proporcionan».
En el mismo sentido Anne Larigauderie pide «un cambio transformador para
encontrar una solución a esta tragedia mundial» para que los sectores
económicos como las finanzas, la pesca, los transportes o la energía
tomen en cuenta el medio ambiente.
«Ya existen estrategias eficaces para controlar la mayoría de zoonosis»
indicaba el informe del PNUE de 2016, pero el principal problema es la
falta de inversiones. «La integridad de los ecosistemas es la base de la
salud y el desarrollo humano», según el organismo de la ONU.
Para Jane Goodall, la primatóloga británica de 86 años que ha dedicado
su vida a la defensa de los animales, esta pandemia es el resultado del
«desprecio» hacia los animales.
«Es nuestro desprecio por la naturaleza y nuestra falta de respeto por
los animales, con quienes tendríamos que compartir el planeta, los que
han causado esta pandemia, presagiada desde hace mucho tiempo», dijo
Goodall en una conferencia telefónica.