Gabriel Jiménez Emán

El futuro nos alcanzó. Vivimos el fracaso de la sociedad global. El ideal de la cultura universal se esfumó. La espiritualidad metafísica claudicó. La sabiduría clásica y la imaginación romántica se desvanecieron. La ciencia se volvió contra si misma. Las ilusiones del progreso positivista se evaporaron. Las promesas de la felicidad liberal no se pudieron cumplir. La modernidad, al fin, se hizo el harakiri. Las muchas razones de fondo y de forma para que ello sucediera son complejas, pero los procedimientos de sustitución acaecidos han sido simples trasplantes. Haré una escueta lista de algunos de éstos, con la venia de los lectores.

  1. Suplantación de mitos por certezas objetivas. Los antiguos panteones de dioses griegos, romanos, chinos, hindúes o africanos han sido suplantados en occidente por procesos de causa / efecto, por fenómenos racionales, por explicaciones analíticas de puros procedimientos y por técnicas que dan como resultado productos acabados y autosuficientes que han suplantado las deidades naturales que encarnan el agua, la tierra, el fuego, el aire, los animales y los árboles que habitan en ellos. Nos hemos desligado de los mitos y de los dioses que hablan a través de esos mitos, convirtiendo la espiritualidad en un dogma religioso estático y en una absurda acumulación de bienes.
  1. Sustitución de la economía familiar por la economía financiera. Los bancos privados se apropian de los ahorros de los ciudadanos y de las cuentas de las entidades y ministerios públicos para hacer negocios multimillonarios, pauperizando la economía cotidiana de los ciudadanos, mientras les hacen creer en la fábula del «ahorro» y ellos implementan transacciones globales, empresas y negocios lícitos e ilícitos.
  2. Imposición de una cultura del petróleo sobre una cultura del agua. La energía limpia y la cultura verde del agua que nutren la tierra y nos proveen de los frutos y los alimentos, fue sustituida por la energía del petróleo y sus derivados, y por las energías químicas. El ambiente se encuentra saturado de residuos tóxicos que crean el llamado cambio climático, la polución del medio ambiente, de lagos, mares y ríos. La medicina natural y la alquimia han sido cedidas a las compañías farmacéuticas, expertas en lograr síntesis de píldoras con placebos industriales. En ello no debemos incluir a verdaderos investigadores, como el de la penicilina, Fleming, ni al ingenuo de Einstein, usado por los gringos para emplear la energía atómica sin su permiso y crear armas de destrucción.
  3. Sustitución de la cultura popular por la cultura de masas. La cultura raigal-tradicional y la derivada de la creatividad natural del pueblo, cede el paso a una cultura prefabricada por compañías y medios masivos de comunicación: televisión, radio, disqueras, sellos editoriales, diarios, revistas que imponen tendencias y modas, recetarios, música serial, libros contratados en base a estudios de mercado, horóscopos, vaticinios. La cocina artesanal se sustituye por la gastronomía, las formas de vestir autóctonas se estandarizan con trajes occidentales; los modales propios de cada grupo humano diverso van cediendo el paso a comportamientos aprendidos y a normas de urbanidad extrañas a ellos.
  4. La cultura del trabajo sano y creador le cede el paso a otra que se ejecuta no para proporcionar bienestar a quien la ejerce, sino para alienarnos a labores extenuantes e inhumanas que sólo tienen respuesta en ratos de ocio los fines de semana y de entretenimientos nada creativos, además de placeres fáciles, diversiones superficiales, consejos pragmáticos y pueriles transmitidos por tv, chismes de farándula, banalidades cotidianas que se convierten en costumbres.
  5. Las carreras profesionales y los estudios universitarios están hechos con miras a ingresar en el mercado de trabajo, ganar dinero, alcanzar «niveles» sociales. El estatus de cada quien se mide por el grado que conquista en el nivel universitario y el sueldo mensual que llega a devengar, no por las cualidades del oficio que ejerza, y menos por sus aportes educativos y formativos a la sociedad.
  1. La sociedad de la competencia. Las profesiones y oficios están vistos como «carreras», casi como competencias deportivas entre ganadores y perdedores. Lo cual deja como resultado un fuerte individualismo, un egotismo exacerbado de los triunfadores. Ninguna sociedad puede ser edificada sobre esta base de competencia entre individuos que fracasan y ganan. De paso, el juego ha sido desacralizado y convertido en mero deporte utilitario, despojándolo su carácter formativo y sagrado.
  2. Valores éticos sustituidos por poderes bélicos. La rectitud moral de la ética contenida en la filosofía occidental ha sido suplantada por el poder del dinero que, a su vez, ha sido llevado a símbolo como poder de las armas, ya sean en formas de misiles, bombas, cohetes, aviones o barcos hasta armas bacteriológicas, químicas y psicológicas que han sido bautizadas con el nombre de guerras híbridas., pues han sustituido la guerra cuerpo a cuerpo, batalla a batalla, con lo cual han desaparecido los verdaderos héroes. Al desaparecer los héroes desaparece el verdadero sentido de la guerra.
  3. Burla a la diplomacia internacional. Los tratados internaciones basados en leyes se violan en asambleas internaciones burlando todos los acuerdos previos y muchas otras, constituyendo una mascarada flagrante al derecho internacional y a los acuerdos tácitos entre las naciones, para el mutuo respeto. Ello autoriza a naciones poderosas a invadir o intervenir estados sin estar asistidos por las leyes.
  4. La cultura de la droga como base de la economía alternativa. La cultura del espectáculo y el entretenimiento va unida íntimamente al gran negocio de la droga, el tabaco y al alcohol (y al sexo como aditamento perfecto) se unen a ello drogas fuertes: cocaína, heroína y sus derivados las cuales a su vez crean economías paralelas, imperios alternativos que negocian con gobiernos para mantener el estatus ideológico del establecimiento capitalista hegemónico. El ocio, que antiguamente se empleaba para la creación de obras literarias y artísticas, es hoy el peor espacio de debilitamiento espiritual y moral.
  5. Sustitución de la educación presencial directa Las llamadas redes sociales, en su intento por individualizar todo y mantener a la persona humana aislada confrontando a otros y en competencia con otros, pretende educar a distancia, y con ello disminuir todo esfuerzo de comunicación entre seres humanos, pues todo debe ser rápido, económico y fácil, con lo cual tenemos una educación no formativa, es decir, un individuo mal formado y maleable para ser controlado posteriormente.
  6. Transportes suicidas. Una de las mayores tasas de muerte del mundo la producen los accidentes de tránsito, choques, volcamientos, colisiones, incendios. Sin embargo, cada ciudadano se cree con derecho a tener un automóvil, incluso dentro de una misma familia cada miembro de ella se piensa con derecho a ser «independiente» teniendo el suyo. Pero cada automóvil multiplica los accidentes, la contaminación, el uso de combustible. El transporte público, en vez de ser una necesidad colectiva, se convierte en símbolo de marginalidad y el auto privado pasa a ser un símbolo de éxito.
  7. Alimentación transgénica. Los alimentos, al ser modificada su estructura molecular mediante fertilizantes y métodos artificiales, crecen en tamaño, rentabilidad y costo, pero van en detrimento de la salud. Lo mismo ocurre con la comida industrial masificada, enlatados, empaques al vacío de chucherías, gaseosas, carbohidratos y grasas saturadas preservadas con conservantes químicos que causan obesidad, cansancio, ansiedad, infartos, etc. Esta comida también es despachada a domicilio a través de franquicias donde se expenden pollos, carnes, hamburguesas, frituras producidas a gran escala y con escasos controles sanitarios que terminan enfermando o embruteciendo a la población.
  8. Hacinamiento en grandes ciudades. El fenómeno de las aglomeraciones en grandes ciudades ha creado no solamente un nuevo tipo de individuo arrastrado al miedo, al pánico, la angustia o la soledad. Las masas metropolitanas se sienten más cultas o desarrolladas que las personas del campo, cuando son éstas las que proveen a aquellas de alimentos, productos, enseres. Mientras tanto, el campo se despuebla porque muchos de sus habitantes creen en el éxito que prometen las grandes ciudades a través de la publicidad, el individualismo, la realización personal y otros mitos de progreso propios de la modernidad, que no son sino espejismos..
  9. Alienación por aparatos. Este tipo de supeditación del individuo a un aparato era desconocida en siglos anteriores. Empezó con el automóvil y continuó con la televisión, el aire acondicionado, el teléfono, la computadora (ordenador), de tal manera la realidad directa o presencial es suplantada por una realidad cibernética que crea la llamada realidad virtual, caracterizada por la velocidad de transmisión y la capacidad acumulativa de información, la cual crea la ilusión de poseer un conocimiento, cuando en verdad el conocimiento se diluye en éstos. A ello se agrega el nuevo fenómeno de la fake news, de las noticas e informaciones fabricadas mediante montajes de computadora para engañar a la opinión púbica.
  10. El cuerpo de la mujer como mercancía. Cuando el cuerpo de la mujer comenzó a venderse como mercancía en el contexto del capitalismo global, fue la culminación del abuso contra la mujer y sus derechos. La mujer no era sujeto social ni dueña de sus actos, sino sólo un objeto de la trama social y se utilizaba como todo, menos como un ser humano sensible y pensante; digo, demasiado sensible, pero cuando la mujer despierta de esta pesadilla donde la ha conducido la sociedad (no creo que patriarcal, solamente) sino la sociedad capitalista de consumo masivo, el eros de la mujer se desmiembra y convierte en algo manipulable. La mujer comprenderá su papel en la historia en los dos últimos siglos y sus luchas prosiguen en la vanguardia.
  11. El caso del Coronaviru 2020. Este virus es sólo el anuncio de cómo irán las cosas hasta que el propio sistema haga crisis completa y colapse, a costa de la muerte de muchos individuos en la llamada «sociedad industrial avanzada», que los mismos capitalistas ayudaron a crear, compuesta por individuos sin rostro que dan su vida por el nuevo orden mundial, sin siquiera saberlo. ¿Qué orden es este? El caos, sencillamente, el desastre que han creado ellos mismos para, sobre sus cenizas, dar origen a lo que ellos piensan será el «nuevo mundo» que nos espera. Pero ¡sorpresa! Ese mundo ya no es posible mediante el pensamiento racista y exclusivista que han mostrado, una y otra vez, por medios creados para destruir todo tipo de vida digna.