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La presidenta de facto de Bolivia, Jeanine Áñez, ha afirmado este jueves que el exmandatario Evo Morales y el exvicepresidente Álvaro García Linera no podrán postularse a las elecciones presidenciales que pretende convocar en Bolivia.

«Evo y Álvaro no están habilitados para un cuarto mandato», sostuvo aquella dirigente en declaraciones públicas. Sin embargo, aclaró que el partido del líder indígena sí podrá presentarse: «Decirle al Movimiento al Socialismo (MAS) que tienen todo el derecho a participar en las elecciones y que vayan buscando candidato».

De esta forma, Áñez desconocería el fallo de la Justicia boliviana que le permitió al referente aymara aspirar a dirigir el Ejecutivo nuevamente. La candidatura de Evo generó polémica en el país plurinacional porque en 2017 se produjo un referéndum donde se impuso la negativa hacia su postulación, aunque igualmente Morales se presentó a elecciones, avalado por el Tribunal Constitucional.

«No es la primera vez que Morales ha robado el voto del boliviano, lo hizo antes, el 21 de febrero», subrayó la presidenta de facto, en alusión a la fecha del plebiscito.

¿Cómo llegó al poder Jeanine Áñez?

El último domingo se produjo un golpe de Estado en aquella nación latinoamericana: las Fuerzas Armadas y la Policía «sugirieron» públicamente la renuncia del entonces mandatario, Evo Morales, quien tuvo que abandonar el cargo y luego exiliarse en México. Así, el quiebre de la democracia boliviana se produjo en un contexto de extrema tensión social a raíz del resultado de las últimas elecciones.

Antes, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) había convalidado el triunfo de Morales en primera vuelta, pero la Organización de los Estados Americanos (OEA), con sede en Washington, consideró que hubo irregularidades. Y como Morales había dicho que lo dispuesto por la OEA sería vinculante, convocó a nuevos comicios, que no pudieron concretarse porque se desató el golpe en su contra.

Acto seguido, varios de los altos mandos de Presidencia anunciaron públicamente sus renuncias, y persistía una vacancia de poder. Así, la vicepresidenta segunda del Senado, Jeanine Áñez Chávez, se autoproclamó presidenta interina de Bolivia al considerar que ella continuaba en la línea sucesoria.

En efecto, el artículo 169 de la Constitución determina que «en caso de impedimento o ausencia definitiva» del presidente, y ante la falta de vicepresidente, el Ejecutivo queda a cargo del presidente del Senado. Al no haber legisladores jerárquicos en la cámara alta, porque también habrían renunciado, Áñez Chávez se consideró presidenta del Senado y, al instante, se autoproclamó mandataria del Estado.

No obstante, no contó con el ‘quórum’ necesario en el Parlamento para sesionar y aprobar su asunción. Sin embargo, el Tribunal Constitucional avaló su autodesignación siguiendo el principio de «continuidad», es decir, garantizar una aparente gobernabilidad lo antes posible. Así, apenas asumió su Gobierno de facto, agradeció el apoyo de las Fuerzas Armadas. De esta forma, la política que dirige el Ejecutivo tras la sedición de las fuerzas de seguridad contra Morales, debería convocar a nuevos comicios en un plazo de 90 días.