Agencias
Es lunes y la muchedumbre se arremolina en Quito. Entre gritos de
emoción tratan de tocarlo. Se oye la palabra “gracias” infinidad de
veces mientras ecuatorianos emocionados persiguen al dirigente indígena
Leonidas Iza entorpeciendo su paso, aunque un grupo de jóvenes custodios
hacen lo posible por evitar que lo maltraten entre tantas muestras de
afecto, reportó la agencia AP.
Todos quieren una foto. Lo graban y, cuando se aleja, un coro masivo
grita emocionado “¡Iza, Iza, Iza! ¡Comienza la paliza!”, como una forma
de saludar lo que consideran un triunfo en su lucha contra el paquete
económico del gobierno, que la noche anterior fue derogado por el
presidente Lenín Moreno a causa de turbación social de quienes
aseguraban que las medidas golpeaban a los más pobres.
Iza –un indígena quichua de la comunidad San Ignacio de Toacazo, 60
kilómetros al suroeste de la capital en la provincia de Cotopaxi– y
Jaime Vargas –un indígena achuar de la Amazonía– fueron los líderes
visibles del poderoso movimiento indígena que con poco recursos,
limitado apoyo de los capitalinos y enfrentando a la policías y los
militares, lograron cambiar decisiones que, Moreno aseguró, no eran
reversibles.
El mismo Iza, de 37 años, habló con serenidad y precisión en la noche
del domingo durante las negociaciones que condujeron a Moreno a derogar
su propuesta, que entre otros temas, permitía la sustancial elevación
del precio de la gasolina desde 1.85 a 2.39 dólares el galón, y el
diésel de 1.03 a 2.30.
De lo que por ahora pareciera un triunfo, Iza está convencido de avanzar
hacia la discusión directa con el Estado sobre políticas económicas,
tributarias y sociales, y ve posible que el movimiento indígena dispute
la presidencia en el futuro. Las próximas elecciones generales están
previstas a inicios de 2021.
“Construir un modelo económico”
En diálogo con The Asscociated Press, abordó si los indígenas han
pensado en postular a un candidato. “No es un sueño, es una realidad que
se puede enfrentarla. Lo que nosotros hemos propuesto al pueblo
ecuatoriano, siendo o no siendo autoridades, es que estamos en la
obligación de construir un modelo económico que realmente sea decido por
los ecuatorianos”.
Expresó que los indígenas quieren repensar y cambiar todo el modelo
económico, políticas de beneficio para pequeños y medianos productores,
políticas que fortalezcan el modelo de gestión comunitario, el
transporte público, que los que más tienen, paguen más impuestos, entre
otros temas.
Al respecto, el analista Julio Echeverría, de la universidad San
Francisco, opinó: “Está muy bien que los indígenas puedan intervenir en
política económica… que puedan contribuir a la definición de la política
pública en general. Esto es, que el movimiento indígena abandone esa
lógica de exclusiva de resistencia frente a todo”.
Añadió que ahora se deben buscar acuerdos que den cabida a todas las
voces que están en juego “con una economía mucho más sostenible, más
racional en donde los subsidios dejen de ser subsidios generalizados y
regresivos y pasen a ser subsidios más eficaces”.
Iza, con calma y con la voz afectada por la intensidad de las protestas,
afirmó que “este triunfo, realmente es una gloria de todos, no es una
ganancia de los dirigentes, sino del pueblo ecuatoriano y a nosotros nos
ha tocado ponernos al frente y poder conducir sobre los ánimos y el
temperamento de la gente, que en un momento se desbordó”.
Ante este escenario, el analista de la Facultad de Ciencias Sociales,
Santiago Basabe, expresó: “Creo que el gobierno queda golpeado de forma
importante. Su única propuesta de reforma económica durante dos años ha
sido echada abajo y eso le reduce la poca credibilidad, la poca
capacidad de maniobra que tenía, la que queda reducida al mínimo”.
Por ahora pareciera que lo ocurrido entre el 7 y el 13 de octubre,
cuando miles de indígenas llegaron a Quito para protestar a diario, ya
es parte del pasado, pero para los indígenas, según Iza, queda mucho por
conseguir y eso lo tienen claro.