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Cristina Fernández de Kirchner estuvo junto al candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires por el Frente de Todos, Axel Kicillof, y su compañera de fórmula, Verónica Magario,en su cierre de campaña en La Plata. Allí les pidió a los ciudadanos que no crean todo lo que les dicen en la televisión e hizo un paralelismo entre los gobiernos de Chile y Argentina.

En referencia  al rol del periodismo en la construcción de un blindaje para el gobierno de Mauricio Macri, la ex Presidenta pidió «no creer todo lo que dicen en la tele» porque «los que destruyeron todo esto no cayeron de un plato volador».

En el mismo sentido y en referencia al conflicto en Chile, sostuvo: «¿cuántos de ustedes escucharon en la televisión, en la radio, inclusive entre propios dirigentes, presentarnos al país vecino como el modelo económico, político y social a seguir?». 

Tras pedir «mucha solidaridad con el pueblo chileno», aclaró que tras ver videos sobre lo que está pasando del otro lado de la cordillera le vinieron imágenes de la última dictadura cívico militar. «Yo tenía 20 años cuando se produjo el golpe que derrocó a Salvador Allende. Marchamos por las calles de esta ciudad las juventudes políticas de todos los partidos», recordó.

«Me acordaba de todas esas imágenes y me parecía de repente que nos habíamos retrotraído a aquel ’73 tan sangriento en la hermana república de Chile, por eso, les pido a todos los argentinos, no solamente a los que estamos aquí ni a los que piensan como nosotros, sino a todos, que hagamos un inmenso esfuerzo por abrir nuestras cabezas y corazones para entender que esto que nos quieren vender como modelo ideal de sociedad, en donde se quiebran los lazos de solidaridad, en donde me importa un comino lo que le pase al otro, terminan como lo que está pasando hoy allí. Hagamos ese esfuerzo, se los pido», aclaró.

En ese contexto, hizo un paralelismo con lo que sucede en Argentina y apuntó: «Más allá de las dificultades de un país devastado, endeudado, con índices de desocupación, tengamos todos y todas la inteligencia de saber que no hay sociedades buenas que se desarrollen en paz si el crecimiento no es equitativo y se superan las grandes brechas de desigualdad. No va a haber sociedad ni lugar seguro, ni va a haber felicidad para nadie si no reparamos en lo que le está pasando al de al lado».