Jorge Herrera-Ambito

Nadie sale indemne de una debacle financiera como la que experimentaron los activos argentinos tras la megadevaluación de la semana pasada. A pesar de que el consenso del mercado venía, desde hace meses, advirtiendo la vulnerabilidad del caso argentino ante un shock externo o local por el año electoral, ya ningún inversor se cura de espanto y temen nuevos coletazos. Para los que aún siguen posicionados no hay cirio para rezar que alcance, mientras los que están afuera del mercado evalúan, con distancia, futuras oportunidades, tanto en activos argentinos como en otros emergentes.

En el ínterin desde el exterior alertan por la exposición de la banca extranjera en Argentina.Según datos del Banco de Basilea (BPI) las entidades españolas son las que mayor exposición acumulan en sus balances al concentrar el 52% del riesgo de la banca internacional al caso argentino al cierre del primer trimestre de 2019. De acuerdo con estas estadísticas, la exposición de la banca española a la economía argentina superaba los u$s22.000 millones en el primer trimestre del año. Mientras que la exposición de la banca española al sector bancario local no superaba los u$s700 millones, mientras que el riesgo relacionado con el sector público era cercano a los u$s10.000 millones y de u$s11.600 millones con el sector privado no bancario. En este inquietante ránking le siguen a España los bancos norteamericanos con una exposición cercana a los u$s8.500 millones y los ingleses con u$s6.500 millones como los que mayores riesgos asumieron en la Argentina.

Para entender la mirada de afuera vale señalar que, de acuerdo con datos del IIF, en el primer trimestre de 2018 los inversores extranjeros tenían u$s165.000 millones en Argentina (principalmente bonos). Según el economista jefe del IIF, Robin Brooks, esta masa de dinero se redujo a u$s 112.000 millones un año después, debido a pérdidas de valuación ya que los inversores extranjeros no han podido aún vender. “¡Las pérdidas por valoración ahora se están acumulando nuevamente y pueden tener efectos secundarios importantes (contagio)!”, advierte Brooks quien estima que la reciente megadepreciación del peso los inversores extranjeros pueden haber perdido hasta el 40% de esos u$s165.000 millones en activos. “La principal dificultad ahora será atraer nuevas entradas de capital extranjero dado qué han sido tan grandes las pérdidas por valoración”, explicó.

Para dimensionar la devaluación argentina acaecida días atrás, desde el IIF reconocen que hay muy pocos episodios históricos que se acerquen al reciente caso criollo: “Buscamos casos con una devaluación real permanente del 30% y solo encontramos 9 instancias desde 1970 entre emergentes. La devaluación promedio es del 30% mientras la de Argentina ahora está en el 40% desde 2017”. Ahora bien, a pesar de los niveles de riesgo que alcanzó la deuda argentina donde los bancos de inversión internacionales estiman una probabilidad de entre 60% y 80% de default, los analistas se animan a decir que Argentina pagará la deuda externa, pero renegociará el préstamo del FMI. Estos analistas destacan el carácter pragmático de Alberto Fernández, aunque temen la influencia en lo económico que tendrá su compañera de fórmula, Cristina Fernández de Kirchner, si en octubre se confirma la vuelta del peronismo. Por ejemplo,Andressa Tezine, analista senior de deuda soberana en Fidelity Global, aseguró que el resultado de las Primarias podría revertir las políticas pro-mercado. Desde Fidelity y otros fondos de inversión creen que es probable que un potencial gobierno peronista acuda al FMI con la intención de reestructurar la deuda del país. Mientras que los expertos de Oxford Economics señalan que los mercados ahora están descontando una administración de Fernández. Pero si bien la reestructuración de la deuda es muy probable en 2020, no esperamos un incumplimiento de deuda desordenado” como en 2001.

“Esperamos que los mercados se centren en cuándo y cómo un posible gobierno de Fernández-Kirchner anuncie controvertidas nuevas medidas, revirtiendo las reformas de Macri. Independientemente de la fecha de cualquier anuncio oficial, los mercados valorarán esto antes de las elecciones del 27 de octubre. Como resultado, los inversores deben vigilar de cerca cualquier desarrollo político en los próximos meses y considerar si pueden soportar las consecuencias y riesgos asociados”, escribió Tezine, que agregó: “Si las preocupaciones en torno de Argentina se extienden a toda clase de activos emergentes en general, esto podría crear oportunidades para inversores ágiles en países sin conexión con este proceso o resultado electoral”.