Dmitry Orlov
Observatorio de la crisis
Dentro de la extendida burocracia del Pentágono hay un par de agencias consultoras encargadas de monitorear el estado general del complejo militar-industrial y su capacidad para cumplir con los requisitos de la estrategia de defensa nacional. Se trata de INDPOL, dos oficinas federales acreditadas para elaborar un Informe Anual al Congreso de los Estados Unidos.
Después de un cierto tiempo el documento de INDPOL se hace público y cualquier interesado puede analizarlo. El último informe sorprendió a especialistas militares de otros países incluyendo a los expertos rusos, que habitualmente lo examinan con detención.
Digan lo que digan, hoy los gobernantes de Rusia quieren la paz (El país sufrió en su territorio los devastadores efectos de las dos últimas guerra mundiales). Pero los Estados Unidos, al parecer, quieren la guerra (Sus dirigentes siguen haciendo gestos amenazadores a una larga lista de naciones que se niegan a cumplir sus órdenes o simplemente no comparten sus «valores universales»).
Sin embargo ahora resulta que las amenazas (y las sanciones económicas) son casi lo único que Estados Unidos es capaz de hacer, y esto a pesar de los niveles astronómicos de sus gastos en defensa.
Antes de comentar el informe es importante tener en cuenta que el documento es una auditoría, es decir no tiene como propósito convencer a los legisladores de ningún proyecto determinado. Esta peculiaridad lo hace más valioso que los informes habituales del Pentágono, pues estos documentos siempre han tenido como objetivo obtener dinero, y por lo tanto, están repletos datos exagerados y poco transparentes.
Sin lugar a dudas el secretismo y el engaño juegan un papel importante en los informes de defensa en todo los países, sin embargo en este caso pareciera que las consultoras, al analizar la situación y formular las recomendaciones, no han querido o no han podido esconder la magnitud de los problemas existentes en el complejo militar-industrial.
Los expertos de INDPOL evalúan el complejo militar-industrial de los EEUU, desde una… ¡perspectiva basada en el mercado!
El primer aspecto que llamó la atención a los analistas rusos es que los resultados de la eficacia del complejo militar-industrial de los EEUU, se evalúan en función de su rentabilidad. La sorpresa se debe a que en Rusia el complejo militar-industrial es del Estado y trabaja exclusivamente para defender los intereses de la nación, cualquier otra cosa es considerada traición.
Al contrario, en Estados Unidos (según INDPOL) las industrias militares no solo se debe producir armas para el Pentágono, sino también deben maximizar su ganancias para ofrecer rentabilidad a los inversores privados.
De acuerdo a este criterio, el sistema está funcionando correctamente: en 2017 el margen bruto de ganancia (EBITDA) para los contratistas osciló entre el 15 y el 17 por ciento, y en algunos casos (Transdigm, por ejemplo) obtuvo más de un 42 por ciento de beneficios.
Los especialistas en defensa creen que esta es la clave del “problema” del complejo militar- industrial: los contratistas de defensa están facultados legalmente y forzados por el “mercado” a obtener beneficios para sus accionistas. De hecho el Pentágono se abastece totalmente a través de una extensa cadena suministros de “contratistas privados”, todos los cuales tratar de maximizar ingresos. Es decir, todos trabajan por lucro.
Esto, por cierto, explica el concepto de “guerras lucrativas”, algo que también debería llamarse “corrupción sistémica”.
El “problema” se multiplica para las arcas del estado.
Más de 28.000 compañías están involucradas en el negocio de las armas, pero los contratistas de primer nivel son solo seis: Lockheed Martin, Northrop Grumman, Raytheon, General Dynmics, BAE Systems y Boeing. El resto están organizados en una pirámide de subcontratistas con varios niveles de jerarquía y cada nivel hace todo lo posible por alcanzar al nivel superior.
El “problema” es que el mercado –cuyo requisito básico es la rentabilidad– resulta incompatible con el gasto y las inversiones en defensa, ¿porque? Porque el gasto en defensa es cíclico, con largos y costosos intervalos de investigación y de desarrollo tecnológico.
Para sortear esta dificultad “estructural del gasto» los big six han hecho importantes recortes en las investigaciones militares a favor de una expansión de su producción con fines civiles. Y como en una economía de mercado las compañías crecen o son compradas, el sistema ha precipitado decenas de fusiones y adquisiciones. El resultado ha sido un fuerte debilitamiento de la innovación en un sector con otras potencias altamente especializados.
El informe analiza 17 grandes áreas militares, su conclusión es preocupante. El Pentágono tiene solo una opción de compra en un tercio de estas áreas. Esta limitación está provocando un deterioro de la calidad de los productos y una elevación artificial de los precios, afectando especialmente a la Armada, las fuerzas terrestres, la fuerza aérea, la electrónica, las armas nucleares y la tecnología espacial.
A pesar de su extraordinario poder industrial y financiero, el Pentágono ha encontrado más de un problema insoluble. Concretamente hoy los Estados Unidos tienen sólo un astillero que sea capaz de construir portaaviones nucleares. (está ubicado Virginia y es de propiedad de “Northrop Grumman Newport” y de “News Shipbuilding Newport”).
En teoría podrían funcionar tres astilleros en paralelo, pero dos están ocupados por los portaaviones que requieren mantenimiento. Pero esta no es el la única dificultad: el número de astilleros capaces de construir submarinos nucleares, destructores y otros tipos de embarcaciones militares también es exactamente uno.
La situación es algo mejor con respecto a la fabricación de aviones. Las plantas que existen pueden producir 40 aviones al mes y podrían producir 130 mensualmente en caso de conflicto.
Estados Unidos no ha construido un tanque nuevo desde hace 15 años
Por otro lado, la situación con los tanques y la artillería es absolutamente sombría. Según el informe, la industria militar ha perdido por completo la competencia para construir una nueva generación de tanques. En los últimos 15 años los estadounidenses no han producido ni un solo tanque de nueva generación, aunque siguen modernizando los antiguos, pero a una tasa que no supera los 100 al año.
En ese caso no se trata de plantas. Los actuales ingenieros del complejo militar-industrial nunca han diseñado un tanque. No tienen de quien aprender. Sólo conocen los tanques modernos en películas y en videojuegos. En cuanto a la artillería, solo queda una instalación para producir barriles de más de 40 mm.
Para los auditores la situación es similar en todas las áreas de defensa, aunque es mejor en las tecnologías de origen civil y significativamente peor en las especializadas del área militar.
El costo unitario para el equipamiento militar aumenta año tras año, mientras tanto se adquieren cada vez menos equipos por razones presupuestarias. Debido a esta tendencia la industria de la defensa esta perdiendo no sólo a su personal cualificado, sino también la capacidad de realizar el trabajo.
Los expertos de INDPOL estiman que el déficit en máquinas-herramientas ha alcanzado el 27 por ciento durante el último cuarto de siglo. En este periodo los Estados Unidos han dejado de fabricar una amplia variedad de equipos. Solo la mitad de estas herramientas pueden importarse de aliados o naciones amigas, para el resto del armamento solo hay una fuente: China.
Analizando las cadenas de suministro de las 600 tipos de armas importantes, el informe señala que un tercio son relativamente inútiles mientras que otro tercio se ha comprobado que son inservibles. La clave de este desastre es que en la pirámide de subcontratistas los fabricantes de componentes casi siempre están relegados al nivel más bajo.
A pesar de todo Estados Unidos todavía es capaz de hacer armas (y compensar las pérdidas) en conflictos localizados y de baja intensidad… pero en caso de un conflicto serio (con cualquier nación bien armada) el Pentágono debería recurrir a sus reservas de artillería y piezas de repuesto.
Jaqueados también en armamento estratégico
Una situación similar impera en el área de elementos militares producidos con “tierras raras” y con otros materiales para productos electrónicos. A la tasa actual de consumo estadounidense la reserva acumulada de estos suministros (obligatorios para producir misiles y tecnología espacial, incluyendo los satélites) es suficiente sólo para los próximos cinco años.
El informe señala específicamente la grave situación en el área de las armas nucleares estratégicas. Casi toda la tecnología para comunicaciones, objetivos, cálculos de trayectoria y armado de ojivas ICBM se desarrolló en los años sesenta y setenta.
Hasta el día de hoy los datos se cargan desde disqueteras de 5 pulgadas, que se produjeron por última vez hace 15 años. No hay reemplazos para estos dispositivos y las personas que los diseñaron están jubiladas, “cuidando margaritas”. La elección es entre comprar pequeñas tiradas de producción a un costo extravagante o desarrollar desde cero todo los componentes de la tríada estratégica a un costo que se acerca a tres presupuestos anuales del Pentágono.
Hay muchos problemas específicos en cada área descrita en el informe, pero el principal es la pérdida de competencia de personal técnico y de ingeniería debido al bajo nivel de pedidos y a la falta de nuevos productos.
La situación es tal que el Pentágono no ha podido realizar los nuevos productos provenientes de centros de investigación como DARPA. Para una serie de especializaciones primordiales hay menos de tres docenas de especialistas capacitados y con experiencia.
Se espera que esta situación continúe deteriorándose, ya que la cantidad de personal empleado en el sector disminuirá entre un 11 y 16 por ciento en la próxima década, principalmente debido a la escasez de jóvenes cualificados capaces de reemplazar a los que se han jubilado.
Para entender el carácter específico de la industria militar este ejemplo puede servir: el F-35 está casi terminado y teóricamente no habría necesidad de desarrollar un nuevo caza a reacción hasta el 2035-2040. ¿Que pasará con el personal cualificado de aquí al 2040? Bueno, si no se les destina a otra área similar estará inactivo y lógicamente su nivel de competencia se deteriorará. ¿Que empresa privada esta dispuesta a sobrellevar estas perdidas? Pues ninguna.
Aunque en este momento los Estados Unidos siguen liderando el gasto en defensa (aproximadamente el 36% del gasto militar de todo el mundo), su economía ya no es capaz de respaldar el crecimiento tecnológico.
En un tiempo de “paz relativa”, los Estados Unidos aparecen como el líder en tecnología militar, sin embargo ya no cabe ninguna duda que los cimientos de su supremacía se ha erosionado gravemente. Los resultados están a la vista :
• Los EEUU amenazaron a Corea del Norte con una acción militar. Luego se vieron forzados a retractarse porque el Pentágono advirtió que, por el momento, no tiene capacidad de hacer una guerra contra Corea.
• Los EEUU amenazaron a Irán con una acción militar. Ahora se han visto obligados a retractarse y están apostando (silenciosamente) por la vía diplomática.
• Los Estados Unidos han perdido la guerra en Afganistán contra los talibanes… Pero cuando el conflicto militar más largo en su historia haya terminado, la situación política volverá al statu quo anterior a la guerra. Los talibanes ya controlan más de dos tercios del país y seguramente volverán a estar en el poder.
• Los países subalternos en el Golfo Pérsico (Arabia Saudita entre otros) agredieron brutalmente a Yemen produciendo un desastre humanitario. Pero no han podido ganar la guerra pese a las armas y a la asesoría norteamericana.
• Las acciones de EEUU en Siria han resultado infructuosas. Finalmente se ha consolidado en el poder el Gobierno sirio y la influencia Rusia, Irán y Turquía en la región ha mejorado de manera considerable.
• Turquía, el segundo país con mayor poder militar de la OTAN, ha comprado a Rusia el sistema de defensa antiaéreo S-400. La alternativa ofrecida por Estados Unidos es el sistema Patriot, que es el doble de caro y realmente no funciona.
Todo esto apunta a un hecho: Los Estados Unidos ya no son “la potencia militar dominante y sin competencia”. Y… esta es una buena noticia para el mundo, por lo menos por las siguientes razones.
Primero, los Estados Unidos son, con mucho, el país más beligerante de la Tierra. Han invadido a decenas de naciones y siguen ocupando muchas de ellas. Si sus capacidades militares se debilitan las oportunidades de consolidar la paz aumentaran.
En segundo lugar el Pentágono no es más que un retrete repleto de fondos públicos y de corrupción, por tanto un gobierno razonable debería tarde o temprano restringir su financiamiento.
En ese circunstancia –hipotética- la ciudadanía estadounidense podría exigir que el dinero que actualmente engorda a los corruptos y especuladores de la guerra se debería destinar a la construcción de carreteras, puentes, escuelas y al gasto social (claro que lo más probable es que ese dinero se dedique a pagar los intereses de la descomunal deuda estadounidense con… China).
En tercer lugar, y no menos importante, si ocurre todo lo anterior los políticos estadounidenses perderán la capacidad de manipular a una población que mantienen en un estado de ansiedad permanente por la «seguridad nacional».
Me explico: los Estados Unidos gozan de una «seguridad natural» (están cubiertos por dos océanos) y no necesitan ninguna defensa excepcional. Por el norte los canadienses no los van a invadir. Quizás en el sur se requiera algo de vigilancia, pero esta puede ser cubierta a nivel federal o por algunos de los “chicos buenos” que siempre tienen el gatillo fácil para con los “no blancos”.
Una vez que el primate de la «defensa nacional» deje de despilfarrar la friolera de 1,7 trillones de dólares en gasto militar innecesario, los estadounidenses podrán trabajar menos, divertirse más y sentirse menos agresivos, ansiosos, deprimidos y paranoicos.
Por último, sería maravilloso ver a los especuladores de la guerra reducidos a raspar sus bolsillo para obtener unas cuantas monedas.
Todo lo que el Pentágono ha producido durante mucho tiempo es miseria, cuyo término técnico es «desastre humanitario».
Miremos –con ojos desprovistos de intoxicación mediática– las consecuencias de las guerras de Estados Unidos en Serbia/Kosovo, Afganistán, Irak, Libia, Siria y Yemen.
Solo veremos miseria. Miseria para la población local y miseria para los estadounidenses que perdieron a sus familiares o que los vieron regresar sin extremidades y con trastorno de estrés postraumático.
Sería de justicia que la terrible y destructiva miseria provocada por los halcones de la guerra se volviera contra los que se han beneficiado de ella.
Dmitry Orlov es ingeniero en informática y escritor. Nació en Rusia, actualmente vive en Estados Unidos y tiene nacionalidad estadounidense.