El crecimiento de China se ha desacelerado a su ritmo más débil en los últimos 27 años en el segundo trimestre, con la guerra comercial entre Estados Unidos y China y el debilitamiento de la demanda global que pesa sobre la segunda economía del mundo, como grandes telones de fondo.
La segunda economía más grande del mundo se expandió un 6,2% en el segundo trimestre en comparación con el año pasado, la lectura más débil desde principios de 1992, cuando comenzaron los registros trimestrales.
La demanda de exportaciones chinas se ha debilitado ante la creciente presión comercial estadounidense. Washington aumentó drásticamente los aranceles sobre los productos chinos en mayo y, aunque desde entonces ambas partes han acordado posponer la adopción de nuevas medidas punitivas y reanudar las conversaciones comerciales, siguen estando en desacuerdo sobre cuestiones clave.
Hay datos económicos especialmente significativos en China. La producción industrial aumentó un 6,3% en junio con respecto al año anterior, el nivel más bajo de los últimos 17 años y la producción diaria de acero bruto y aluminio cayó a niveles sin precedentes.
Reducción de expectativas de crecimiento para China
El Fondo Monetario Internacional (FMI), en su última revisión, redujo su pronóstico de crecimiento económico para China en 2019 a un 6,2%, debido al aumento de la incertidumbre en torno a las fricciones comerciales, y dijo que se justificaría una mayor flexibilización de las políticas en caso de que la guerra comercial entre China y Estados Unidos se intensificara.
El descenso se produjo solo dos meses después de que el FMI elevara su pronóstico sobre China del 6,2% al 6,3%, en parte debido a las perspectivas de un acuerdo comercial con los Estados Unidos. También redujo el crecimiento previsto para 2020 del 6,1% al 6%.
Una repentina escalada en la guerra comercial del mes pasado subrayó los riesgos para la segunda economía más grande del mundo por el aumento de los aranceles estadounidenses sobre miles de millones de dólares de productos chinos.
Estados Unidos ha aplicado aranceles más altos a un total de 250.000 millones de dólares de importaciones chinas desde mediados de 2018, acusando a China de transferencia forzada de tecnología y robo de propiedad intelectual. China, que niega las acusaciones, ha tomado represalias con aranceles sobre unos 110.000 millones de dólares de bienes estadounidenses.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha amenazado con aranceles de hasta un 25% en una lista adicional de importaciones chinas por valor de unos 300.000 millones de dólares.
La guerra comercial ya ha dado un vuelco a las cadenas mundiales de suministro y ha perjudicado el crecimiento mundial. Los aranceles frenarán el crecimiento en Estados Unidos y China, y los mercados financieros temen que una disputa prolongada pueda llevar a la economía mundial a una recesión.
Deuda deuda y más deuda
La carga total de la deuda de China aumentó fuertemente en el primer trimestre de 2019, ya que Pekín permitió más préstamos y la emisión de bonos del gobierno local para ayudar a apuntalar la desaceleración de la economía.
La ratio del total de deuda china sobre el PIB se situó en casi el 304% en los tres primeros meses del año, frente al 297% del año anterior. Como vemos en el siguiente gráfico, el cambio de modelo económico, fomentando la demanda interna, ha sido a través del auge de la deuda corporativa.
El gobierno chino ha intentado frenar la deuda corporativa restringiendo el endeudamiento a través de canales informales, conocidos como banca en la sombra. Si bien las restricciones han provocado una reducción de la deuda corporativa en los sectores no financieros, el endeudamiento neto en otros sectores ha aumentado, elevando la deuda total a más de 40 billones de dólares (más de 45 billones de euros), alrededor del 15% de la deuda global total.
Utilizando la política monetaria para no hundir el crédito
La expectativa actual es que China hará un uso oportuno de los recortes en el coeficiente de reservas obligatorias y otras herramientas de financiación para apoyar a las pequeñas empresas, al tiempo que repite su promesa de no utilizar estímulos estilo BCE o BoJ.
El banco central podría centrarse en reducir las el coeficiente de reservas para estimular los préstamos, aunque debería ser cauteloso a la hora de recortar los tipos de interés de referencia en su intento de reformar el régimen de tipos del país.
El banco central ha reducido la cantidad de efectivo que los bancos deben mantener en reserva seis veces desde principios de 2018 para estimular el crecimiento del crédito, y se esperan más recortes en en el coeficiente de reservas obligatorias en los próximos meses.
China también ha ha buscado bajar impuestos. Medidas recientes como recortes de impuestos por valor de casi 2 billones de yuanes y una cuota de 2.150.000 millones de yuanes para la emisión de bonos especiales nacionales para buscar dar un plus de crecimiento económico.