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Un nuevo chat revelado da a conocer cómo armó el magistrado Sergio Moro con los fiscales un comunicado público para opacar el impacto de la declaración de Lula da Silva que conmovió a Brasil. Hoy Sergio Moro es el ministro de Justicia de Jair Bolsonaro tras la maniobra para lograr la derrota del PT en las elecciones. Lo que Moro denominó como un «pequeño espectáculo», refiriéndose al día en que Lula dio su testimonio por el caso del triplex del Guarujá, generó que se movieran los hilos dentro de la Justicia brasileña.

En una estrategia de promoción pública, Moro dio una entrevista el viernes al diario Estadão de Sao Paulo, donde dijo que considera «absolutamente normal» que el juez y los fiscales hablaran entre sí, pero la nueva evidencia muestra que no se trató sólo de un «contacto personal» y «conversaciones» como aseguró el ministro, sino que serían indicaciones con pasos a seguir.

Junto con la extensa evidencia que publicó el periodista Glenn Greenwald la semana pasada, donde Moro y Deltan  Dallagnol conversan respecto a las etapas del Lava Jato, las nuevas operaciones, el asesoramiento estratégico y las pistas informales de investigación, estos hallazgos ahora se consideran una prueba más en contra de lo que Moro asegura que fue un «mínimo contacto» con los fiscales.

A diferencia de lo que afirma la defensa de Moro de que las comunicaciones eran banales y comunes, los chats muestran cómo Moro estaba sugiriendo estrategias para que los fiscales realizaran una campaña pública contra el hombre que él estaba juzgando.

El episodio ocurrió el 10 de mayo de 2017, cuando Moro ya presidía el proceso penal contra el ex presidente. En el momento en que el entonces juez federal le escribió un mensaje a Santos Lima, hombre que investigaba el Lava Jato en el Ministerio Público Federal en Curitiba.

«¿Qué crees?», escribió Moro tras el testimonio del ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva en el proceso en que era acusado -y por el que sería arrestado – de recibir como propina un departamento. En el vídeo, el enfrentamiento entre el juez y el político fue el tema del día en el país.

Santos Lima entonces respondió «me pareció que estuvo muy bien». «Comenzó polarizando con nosotros, lo que me dejó tranquilo. Él cometió muchas pequeñas contradicciones y dejó de responder, lo que no está bien visto por la gente».

«La comunicación es complicada porque la prensa no está muy atenta a los detalles, y algunos esperan algo concluyente», respondió Moro.

Y es entonces cuando el exjuez le da las órdenes. «Tal vez ustedes debieran mañana editar una nota aclarando las contradicciones del testimonio con el resto de las pruebas o con el testimonio anterior de él, porque la defensa ya hizo un «showcito» con eso.

«Podemos hacerlo. Voy a hablar con el personal. No voy a estar acá mañana. Pero lo más importante fue frustrar la idea de que él podría transformar todo en una persecución suya», respondió Santos Lima.

Este nuevo contenido publicado, que es parte del archivo de «los mensajes secretos del Lava Jato», muestran que los fiscales de la causa acataron la sugerencia del actual ministro de Justicia de Jair Bolsonaro, en otra evidencia de que Moro actuaba como una especie de coordinador informal de la acusación en el proceso del triplex.

El domingo pasado, The Intercept reveló chats entre el juez Sergio Moro y el fiscal Deltan Dallagnol donde consta que manipularon la causa judicial del Lava Jato para apuntar hacia Lula da Silva, la figura política más popular de Brasil, e impedir un regreso del Partido de los Trabajadores (PT) al Gobierno. Moro es a Brasil lo que Bonadio a Argentina, el juez encargado de la inquisición judicial contra Lula. Dallagnol es Stornelli, cooequiper de Moro como jefe de los fiscales del caso Lava Jato.