Agencias
Un nuevo estudio publicado en la revista científica Nature demostraría que China ha estado emitiendo gases de efecto invernadero ilegales entre 2014 y 2017. Serían responsables de entre el 40 y el 60 por ciento del aumento global de triclorofluorometano, o CFC-11, un gas que provoca la destrucción de la capa de ozono, reseñó el portal español El Confidencial.
En la investigación han participado tres prestigiosas universidades: la de Bristol, en el Reino Unido; la Kyungpook National University, de Corea del Sur; y el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), de Estados Unidos. Sus científicos han llegado a la conclusión de que esos gases ilegales proceden de dos provincias chinas, Shandong y Hebei, ambas en el este del país.
La CNBC recoge las conclusiones del estudio, según las cuales «el aumento en las emisiones de CFC-11 en la zona oriental de la China continental probablemente sea el resultado de una nueva producción y uso, lo que es inconsistente con el acuerdo del Protocolo de Montreal para eliminar la producción mundial de clorofluorocarbono desde 2010».
El Protocolo de Montreal fue firmado en 1987 por los 197 estados miembros de Naciones Unidas, incluida China, para regular tanto la producción como el consumo de productos químicos que dañan la capa de ozono, es decir, la que ejerce de protectora de la Tierra. La firma del tratado provocó reducir significativamente la emisión de gases nocivos como el CFC-11, lo que ha permitido que esa capa protectora se recuperara.
No es la primera vez en los últimos meses que este tipo de acusaciones recaen sobre China. El Times y el New York Times han publicado diversos reportajes de investigación en los que revelan que el gigante asiático ha hecho caso omiso de los acuerdos firmados en el Protocolo de Montreal y ha seguido produciendo y usando CFC-11.