Por Nora Veiras y Mario Wainfeld-Página12

Alberto Fernández recibe a PáginaI12 en su departamento de Puerto Madero. Luce sereno, tanto que llama la atención. Se concentra en el reportaje, no toma agua ni café, no desvía la mirada hacia el aparato de televisión encendido aunque silenciado. Acepta tranquilo los módicos pedidos de los fotógrafos. Sonríe, contesta como si no pensara, recurso propio de quien está habituado a los reportajes. Mientras cae la noche del sábado asume fuera de micrófono que durmió poco pero no apura la conversación ni la despedida. Se emociona en algún momento, cuando se le pregunta si se emocionó. Para un espectador distraído parecería más un dirigente que analiza la movida de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner que el candidato que nadie esperaba, ni siquiera él mismo.

-Parece que el orden de los factores altera el producto ¿no?

-Parece que para muchos ha sido así. La realidad ha sido una cosa sorpresiva. Cristina tenía todas las condiciones para llegar a la presidencia y para competir y decidió acompañarme. La verdad que habla muy bien de Cristina.

-¿Por qué habla tan bien de Cristina?

-No siempre en la historia se dan casos de alguien que puede llegar al poder deje ese lugar en este caso en favor mío. La concibo como un hecho generoso para servir al conjunto. Había muchos motivos para que ella siguiera y prefiere dejarle el lugar a otro porque piensa que puede ser mejor para el proceso colectivo.

-¿Lo hubieras hecho en su lugar?

-Francamente no lo sé. Tengo siempre un espíritu constructivo, concibo a la política como un acto de  construcción permanente, siempre me postergué. No hice nada por ser candidato. Cuando empecé toda mi tarea de tratar de unir las partes, me autoimpuse la idea de no ser candidato para poder hablarle a todos de la importancia de la unidad y que nadie piense que quería ser yo. Había muchos motivos por los cuales Cristina podía pensar en volver. Cristina postergó todo y cuando todos le decían y todos me decían ‘esta idea de la Cristina cambiada que vos propones es falsa’. La verdad es que Cristina se cansó de dar pruebas de que hay otra Cristina que no es una Cristina con nuevas convicciones es una Cristina, más madura. Una Cristina a quien las cosas que han ocurrido en los últimos años le fueron templando su espíritu y hoy le permiten tomar distancia muchas veces las decisiones inmediatas y tomar una mejor decisión. No digo que yo haya sido la mejor decisión porque sería muy, muy loco de mi parte. Pero sí digo –como me lo dijo– que creía que en el tiempo que venía yo, que tenía un mejor diálogo con muchos sectores, podía ayudar más que ella al frente de la fórmula. Si ella me hubiera dicho que la acompañe en la fórmula le hubiera dicho que sí encantado, pero nunca me lo planteó. Me lo planteó en estos términos.

-Hace un tiempo decías que sin Cristina no se puede y que con Cristina sola no alcanza que había que buscar algo así como el eslabón perdido entre el peronismo y el kirchnerismo ¿vos sos ese eslabón perdido de alguna forma?

-No lo sé, francamente no lo sé. Lo que vi en este año, que fue una de las cosas que me llamó la atención de Cristina, es que es la única política que en el último año ha crecido sostenidamente día a día en las encuestas. Yo no estaba en competencia y yo creo que la selección tiene que ver con que ella pensó que yo podía ser en esta instancia. Para mí es una inmensa tranquilidad que Cristina esté en la fórmula porque Cristina es el centro de la política argentina. Todas estas ideas de sacarla del escenario político me parecieron delirantes porque nada hubiera sido gobernable sin Cristina en el centro de la decisión también.

-¿Cuando te reeconstraste con ella?

-En diciembre del 2017. Pasaron nueve años sin vernos, casi 10, ese tiempo hizo que el reencuentro haya sido un reencuentro donde recuperamos la amistad que habíamos tenido, el afecto, donde saldamos todo lo que nos cuestionamos, lo que nos permite trabajar con mucha confianza el uno con el otro. Me emocionó mucho, mucho, el ofrecimiento de Cristina. La conocí casi antes que a Néstor y tejí un vínculo de amistad, después el cariño que tuve con Néstor fue inconmensurable. Tanto fue así que los pingüinos me decían que yo era un Cristino. Me pasó lo que le pasa a muchos argentinos, que se pelearon entre amigos porque la política no los ponía de acuerdo. La diferencia es que era una discusión entre una presidente y un jefe de gabinete que eran amigos, pero teníamos los dos esa envergadura institucional. Fue muy cruel lo que nos pasó. Yo no la pasé bien estos casi diez años, pero el reencuentro fue enorme. Todos hicieron la lectura del reencuentro político y nadie hizo la lectura del reencuentro humano. Eso es lo que más valoro y me encantó ayudarla en este tiempo a salir del lugar en la que la estaban poniendo. Hoy (por ayer) volví a hablar con ella después de ver el video y me volví a emocionar y sólo le dije ‘Gracias, gracias por la amistad que pudimos recomponer’. 

-Además del desacomodamiento y la estupefacción del oficialismo, salió Hernán Lombardi a decir que esto era volver a Cámpora al gobierno Perón al poder, lo cual terminó en la dictadura. Después el presidente Macri consideró que la fórmula de ustedes sería volver a la autodestrucción del país…

-Lo que Macri dice es pueril porque nada es más destructivo para la Argentina que el macrismo en el poder. Lombardi habla con la superficialidad que hablaba cuando era parte del grupo sushi, no le asigno importancia sinceramente. Ni Cristina es Perón ni yo soy Cámpora y además Cristina lo sabe porque un día renuncié y estuve diez años confrontando políticamente. Lo que a muchos les cuesta entender es que dos personas que se aprecian y se valoran y se respetan un día pueden encontrar un punto de acuerdo para trabajar juntos como trabajaron años antes. Que Cristina me acompañe a mí me da mucha fuerza. Estoy seguro que nada de lo que tenga que hacer va a entrar en contradicción con Cristina, nada porque sé cómo piensa, todo lo demás son fantasmas que van a levantar. Soy el mismo Alberto Fernández que elogiaban cuando yo la cuestionaba a Cristina y que ahora que me acerco a Cristina me han convertido en un demonio para ellos pero no es mi problema. Es un problema de ellos que deben resolver con un psicólogo.

-Una vez que Cristina te confirmó, ¿con quién lo hablaste?

-Con nadie porque hicimos un pacto de silencio con Cristina y nos dijimos que la cosa muriera en nosotros dos porque esto ocurrió un miércoles a la tarde y la idea de Cristina era hacerlo, como lo hizo, el sábado. Y teníamos que pasar ese jueves y ese viernes en silencio. Fueron dos días larguísimos para ver además donde me sentía muy mal con muchos amigos y muchos compañeros porque me hablaban y yo les tenía que hablar como si nada iba a pasar y estaban pasando cosas, diría Macri.

-¿Dudaste?

-Yo le contesté en el acto que estaba dispuesto pero le pedí que lo piense, que ella lo pensara. Le dije que estaban dadas todas las condiciones para que ella lo sea. Le dije ‘Hicimos un trabajo durante todo este año y medio que te volvió a poner en carrera’ y tuvo una respuesta que me gustó mucho, me dijo: ‘Es todo ese trabajo que hicimos lo que me da la libertad de hacer lo que estoy haciendo’. Y me dejó un poco sin argumentos pero aún así le dije ‘pensalo’. El jueves nos vimos y le pedí que vuelva a pensar y me dijo: ‘Ya lo hablamos’, como diciendo cuántas veces querés que lo hablemos. Ayer a la noche (por el viernes) me invitó a su casa y me mostró lo que iba a decir.

-A partir del anuncio, Felipe Solá y Agustin Rossi se mostraron satisfechos y bajaron sus precandidaturas, Daniel Scioli sigue en carrera ¿cómo lo analizás?

-Me parece absolutamente legítimo que él quiera hacerlo. Le tengo un gran cariño a Daniel, le tengo mucho respeto y somos amigos más allá de esto. Daniel sabe además que no estaba en mis planes competir con él.

-El que salió muy crítico fue Eduardo Duhalde quien dijo que esto era como el cajón de Herminio Iglesias

-¿Eso dijo? ¡Qué impactante! No importa, yo le tengo un gran aprecio y creo que la historia le tiene un lugar de privilegio por la forma en que apagó el incendio en el año 2002 y seguramente no tendrá una página por lo que acaba de decir.

-¿Quiénes te llamaron para decirte ‘Me alegro mucho’?

-Me llamaron muchos y la verdad es que creo que muchos me hablaron francamente, honestamente, contentos, con alegría. Gente de la prensa, gente de la política. Hablé con José Luis Gioja hablé con Martín Insaurralde hablé con Katopodis. Los gobernadores salieran casi uno tras otro a explicar que estaba bien que querían acompañar la decisión y celebré verlos a Juan Manzur, celebré verlo a Gustavo Bordet, a Rosana Bertone, a Domingo Peppo de Chaco, a Sergio Casas de La Rioja, a Gerardo Zamora de Santiago del Estero. Todos estos dirigentes no estaban con nosotros y hoy están. A mí todo eso me pone muy contento y me da una gran tranquilidad.

-Hablando de recomponer ¿qué va a pasar con Sergio Massa?

-Tengo muy buen trato con Sergio y le tengo afecto. La decisión es de Sergio, le hemos abierto todas las puertas para que venga, para que participe, para que si quiere unas PASO, venga y tengo el íntimo deseo de que eso ocurra. Nos intercambiamos unos whatsapp pero porque mi teléfono no paraba. Espero poder hablar mañana (por hoy).

-¿Y Roberto Lavagna?

-Con Lavagna hace muchos años que no hablo. Me da la sensación que ése es un no espacio. El crecimiento de Cristina está directamente relacionado a que la gente está decidiendo si seguir con Macri o generar una oposición. Y la opositora es Cristina, como es una cosa bipartida los espacios del medio desaparecen. Me parece que a Lavagna que es un hombre muy preparado, muy capaz, le va a costar muchísimo poder llegar.

-¿Juan Schiaretti podría llegar a estar en este espacio?

-Pero quien razonablemente no quiere que el peronismo cordobés no esté con nosotros.

-Y… hay varios.

Sería un enorme error político. Schiaretti ganó la elección de manera enorme, una elección que él se ocupó de provincializar, hay muchos votantes de Cristina que lo votaron, básicamente porque es un muy buen gobernador. Tengo amistad con muchos de los cordobeses que han hecho este peronismo cordobecista, hay mucha experiencia, hay mucho para aportar, quién no quisiera que el Gringo y su gente formara parte de este proyecto, representando lo que representan. Me parece que estamos en un tiempo en el que si no nos convencemos que la suma de las partes hacen el todo que necesitamos, vamos a tener un problema. La que mejor lo entendió fue Cristina. Lamento que a otros les cueste entenderlo. Siempre digo que a este espacio de la unidad se viene por convicción o por resignación.

-¿La resignación en qué consiste?

-Muchos tienen aspiraciones. A mí me decían ‘nosotros vamos pero si Cristina no es candidata’, Cristina no es candidata pero tiene sus votos. En realidad, lo que querían es que ella abandone sus votos. Yo siempre les decía es como ir a jugar un partido con el Barcelona y decir pero no pongan a Messi, planteaba la necesidad de que aceptaran que no se puede hacer esto sin Cristina. No lo entendieron pero mientras se encerraban en esa discusión, Cristina crecía, crecía.

-Aparecen en el campo propio sectores que piensan que Alberto Fernández no expresa toda la firmeza de kirchnerismo, toda la radicalidad de Cristina ¿qué les decís?

–Que tengan confianza porque en los grandes postulados no tenemos diferencias. En todo caso yo he sido muy crítico de cosas que ocurrieron en la gestión de Cristina, que ella además creyó que podía ser yo la persona

conociendo mis críticas que las sostengo hasta el día de hoy. Me parece que nosotros tenemos que ir buscando síntesis en este espacio. Las lecturas son muchas, están los que hablan que viene una etapa del Nestorismo, los que dicen ganó el kirchnerismo moderado, lo único que tiene que ganar para adelante es el compromiso de sacar adelante las cosas como lo hicimos en el año 2003 con Néstor. Dejar de lado un poco lo dogmático que no necesariamente es cierto.

-¿Pensás que la competencia va a ser con Macri?

–Si. Creo que están encerrados: si Macri no es candidato, quien lo suceda va a tener que explicarle a todos el fracaso de Macri que no pudo renovar. Pero lo que menos me preocupa es a quién tengo enfrente, lo  que más me preocupa es que nosotros sepamos qué es lo que tenemos que hacer. 

-¿Cómo imaginás la relación con el grupo de comunicación dominante en la Argentina, Clarín, teniendo en cuenta lo que han sido sólo estos últimos cuatro años?

-A mí me parece que lo que alguna vez Julio Blanck llamó ‘Periodismo de guerra’, es algo que en Clarín aún hoy se sigue practicando. Ellos no hablan con Cristina, hace mucho que no hablan conmigo porque desde que estoy cerca de Cristina se enojaron conmigo también. A esta altura parecen esos japoneses que en una isla no se enteraron que la Segunda Guerra terminó. Y la verdad sería bueno que dejen de hacer periodismo de guerra y se ocupen de volver a hacer periodismo. Y ellos ya que tienen esta condición de multimedio dominante tienen la doble obligación de no hacer una cosa así. Confío que poco a poco podamos ir limando asperezas no para que ellos escriban lo que nosotros queremos sino para que entiendan que la Argentina también necesita un cambio de ellos.

-¿Te llamó Héctor Magnetto?

-Yo con Magnetto no hablo desde el día que renuncié como jefe de Gabinete.

Todo lo demás es una fantasía. Si me llamara, hablaría y le diría lo que les estoy diciendo a ustedes. Aspiro a que todos entendamos que el tiempo que se avecina tiene que ser distinto. Hay que parar la locura que se sembró en estos años