Por Felipe Yapur
El reencuentro entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner ya lleva tiempo y, tal vez, la mayor expresión de esa reconciliación fue la propuesta que le hiciera a la ex presidenta de escribir Sinceramente, su primer y exitoso libro que presentó el jueves en la Feria del Libro. En diálogo con PáginaI12 y concentrado ya en lo político, Fernández es contundente en cuanto a lo que debe ocurrir en el proceso electoral que se avecina: “Creo que Cristina debería ser candidata”.
–CFK presentó su libro pero también fue un hecho político.
–Eso es porque todo lo que hace Cristina tiene un condimento político. Ella es el centro de la política argentina y, desde hace muchos años, la política gira alrededor suyo. La política se divide entre los que están más lejos y los que están más cerca.
–Por eso, en este contexto, todo lo que diga o haga tiene otro peso.
–Porque estamos en vísperas de definiciones electorales. Todos esperamos saber si ella será o no candidata. Porque crece una suerte de reclamo social de que aparezca una oposición que reemplace a Macri y ella representa la oposición más firme al actual gobierno.
–¿Y qué cree que hará? ¿Será candidata?
–No sé qué va a hacer finalmente pero si veo de manera objetiva los datos y creo que Cristina debería ser candidata porque no hay nadie que se acerque a las condiciones que ella tiene. Ella tiene alrededor de 36 puntos y el opositor más cercano concentra la sexta parte de esos votos. Entonces me parece que no hay mucho para dudar. Cristina es hoy una dirigenta política que está en condiciones de ganar una elección. Si ella quiere o no asumir ese desafío es una decisión básicamente de Cristina. Eso depende de su voluntad y también de la forma en que lo haga.
–El desafío incluye un acuerdo o un pacto social muy amplio.
–Exactamente. Creo que si Cristina entiende, creo que lo está entendiendo, que ella debe generar un proceso más abierto y más amplio, convocar a otros sectores, sumar otras voces, respetar la individualidad en la pluralidad, Si eso pasa entonces me parece que las posibilidades de ganar son muchas.
–Imagino que eso se buscó representar en la diversidad de dirigentes políticos que fueron a la presentación del libro. Pero parece que faltan algunos actores como Sergio Massa…
–Sí, faltan todos los que no están. Acá todos son importantes y todos pueden sumar pero hay muchos no se están sumando porque dudan. Porque tienen además sus propias aspiraciones, que son legítimas. De ese grupo opositor, Sergio es el que tiene más para aportar. Puede tener muchos o pocos votos pero lo cierto es que el massismo existe y tiene para aportar acá.
–¿Hay contacto? ¿Hay conversaciones para que Massa se sume?
–Yo hablo con Sergio pero también lo hago por el vínculo personal que tengo con él. Pero hablo y la verdad que me encantaría que Sergio tomé finalmente la decisión de sumarse porque creo que tiene mucho para dar y no quisiera que malogre su carrera política en la soledad del camino del medio. Es un hombre que se ha preparado y tiene mucho para ofrecer. Ojalá tome la decisión correcta y ayude a construir un gran frente.
–¿Ese es el espacio nuevo que Cristina planteó?
–Sí, claro. Muchos no prestaron atención a eso. Los medios quieren ver a una Cristina cerrada en sus lógicas, sin sumar gente y la verdad que la sumatoria que se vio en el último acto es lo que se pretende porque muchos de ellos fuimos, porque me incluyo, muy críticos de Cristina. Me refiero a Felipe Solá, Pino Solanas, Vicky Donda y Claudio Lozano. Son todos casos de gente que quiere aportar a este proyecto y que fueron críticos de Cristina.
–Hugo Moyano dijo al día siguiente que él y su sindicato apoyan a Cristina como candidata presidencial. Es como que todos los caminos conducen a ella.
–Sí, porque todos ven lo que veo yo. No es que sea un gran analista sino que todos ven que en el último año la única que creció fue Cristina y es la única que hoy sigue creciendo. Entonces todo conduce a este punto.
–¿Cuáles cree usted que deberían ser los pilares de ese contrato social?
–No soy un exégeta de Cristina pero ella propuso que el libro sea un disparador de ese debate donde todos analicemos la responsabilidad que nos cabe en el contexto que hoy tenemos. La responsabilidad en términos sociales y ciudadanos. Ese nuevo contrato social tiene el propósito de decir que cada uno tiene que hacer un aporte en la reconstrucción del país. Ella lo plantea como un nuevo contrato con los ciudadanos porque tienen derechos y obligaciones y lo que intenta es fijar un nuevo orden hacia adelante. Uno podría pensarlo como un mecanismo para salir de esta maldita grieta. Redefinir objetivos y encaminarnos hacia ellos olvidando disputas y cada uno haciendo lo que le corresponde. Así lo interpreté.
–¿No está quedando poco tiempo para el armado nuevo que planteó CFK?
–Esa propuesta debe hacerse sobre bases sólidas y el tiempo es corto. El tiempo apremia y las bases sólidas tienen que ver con los objetivos y el respeto. Para mí eso es central porque creo que una de las cosas que nos pasó en el kirchnerismo es que nosotros comenzamos a mimetizar a los que se acercaban con nosotros. Los obligamos a que sean iguales a nosotros y cuando a un radical lo volvés peronista ya no es más radical y no te suma nada. Acá lo que se necesita es que cada uno sume desde su identidad que debe ser respetada. Y el compromiso es el horizonte de proyección que nos planteamos para que todos vayamos hacia ese destino desde nuestras particularidades e identidades.
–Desde el gobierno advierten que un gobierno de Cristina contará con un ministerio de la venganza.
–(Ríe) La verdad es que ese ministerio lo creó Macri que cuenta con la presencia de los D’Alessio. Mire, cuando Macri asumió su primera medida fue volver secretos los gastos de la AFI que Cristina había transparentado. Allí Macri construyó las operaciones judiciales, manejando los recursos del Estado utilizándolos malamente contra los adversarios. Tuvo su gran centro de operaciones en la AFI. Nosotros tenemos que terminar con la grieta que Macri la promovió, incentivó y aprovechó. También algún día deberemos plantearnos la responsabilidad que le cabe a Durán Barba que no hace comunicación política sino manipulación social.
–Después de la presentación del libro, los contradictores de CFK aseguran que ella no cambió.
–No es así y es preciso saber que a cualquier ser humano la experiencia lo modifica. Cristina fue una militante, cuatro años primera dama, ocho años de presidenta y cuatro de perseguida y eso cambia el ánimo de cualquier persona. Yo siento que ella está más reflexiva porque en su vida ocurrieron cosas determinantes.
–El próximo gobierno tendrá un difícil escenario.
–Lo que se viene es un proceso de recuperación de un Estado y economía destruida. Pero no sólo es un problema del Estado sino de todo. Yo creo que el trabajo, el desarrollo estructural se genera por la inversión privada donde le Estado debe ser un impulsor y un árbitro pero nosotros debemos también darnos una política para promover la inversión. La Argentina es un país donde se consume el 75 por ciento de lo que produce. Si se baja el consumo, se restringe la producción que reduce el empleo y crece la pobreza. Esto lo vivimos con Macri. Salir de esa lógica es el secreto.
–¿Es imposible que CFK participe del diálogo que propuso Macri?
–No hay problema con dialogar pero Macri no ofreció un diálogo sino que quiso hacer una picardía que, como todo lo que hace el gobierno, improvisó y le salió mal. En esa carta no habla de diálogo ni encuentro. Ahora, se puede dialogar siempre pero no se puede avalar esto porque lo que Macri pide es que se respalde la causa de todo lo que nos está pasando.
–Volviendo a la construcción de lo nuevo. ¿Sería como una nueva transversalidad?
–La transversalidad fue una gran experiencia que determinó el triunfo de Cristina en 2007 pero después del efecto Cobos se comenzó a plantear que todos sean kirchnerista y el efecto pluralidad se perdió.
–Pero en 2011 ganaron…
–Sí, pero con otra fisonomía política. La verdad es que el problema que tenemos es que los partidos no dividen a la sociedad de un modo exacto. Cuando uno escucha hablar a Emilio Monzó y Marcos Peña piensa que están en partidos distintos. Lo mismo ocurre con Urtubey y Cristina o con Mario Negri y Ricardo Alfonsín. Entonces los partidos políticos no representan lo que dicen representar y entonces las fuerzas políticas se comienzan a construir detrás de intereses: de los que menos tienen y de los poderosos. Si quieren nuclearse detrás de los poderosos, tienen que estar con Macri. Pero si quieren estar con los más desposeídos tendrán que nuclearse con lo que representa Cristina. Ahora, esto no es un acto de resignación sino de convicción. Así debemos construir el futuro y este espacio. Por eso insisto en que tenemos que respetarnos y entender que todos valemos uno. Eso lo aprendí de Néstor. No es que los míos votan y entonces valen doble. Vale uno igual que todos. Entonces los votos de todos valen e importan.