Agencias
Tras el fracaso de las negociaciones del viernes pasado, China pasó a la acción y decidió endurecer su postura, en una nueva escalada de la guerra comercial con Estados Unidos que tiene en vilo al mundo desde hace más de un año.
De acuerdo a lo comunicado por el ministerio de Finanzas, a partir del 1 de junio Beijing subirá los aranceles a productos estadounidenses valuados en 60.000 millones de dólares del 5% al 25%, como respuesta a una medida similar decretada por Trump la semana pasada.
La reacción del mandatario norteamericano no se hizo esperar y anticipó duras consecuencias para el país asiático. «Le digo abiertamente al Presidente Xi y a mis muchos amigos en China que sufrirán mucho si no llegan a un acuerdo, porque las compañías se verán obligadas a abandonar China por otros países», advirtió.
Según dejó trascender el asesor económico de la Casa Blanca Larry Kudlow, las negociaciones podrían continuar en la próxima cumbre del G20 en Japón que tendrá lugar entre el 28 y 29 de junio. La posición de Washington es clara e insiste en reimpulsar el borrador que Beijing descartó a último momento por considerar que representaba una injerencia en su soberanía.
El problema del mismo no residía en una cuestión de balanza comercial, que China reconoce que deberá equilibrar, sino en las leyes de protección de propiedad intelectual y transferencias forzadas de tecnología, que la Casa Blanca considera prioritarias.
En caso de no aceptar estas condiciones, Trump parece decidido a redoblar la apuesta y ya habla de ampliar los aranceles a la totalidad de los productos chinos. Se trata de medidas que generan pánico en los mercados, pero no terminan reflejando un impacto en la economía real que continúa creciendo a un ritmo inédito.
«El inesperado buen primer trimestre en el que el PBI creció un 3,2%, recibió una gran ayuda de las tarifas chinas. Algunas personas simplemente no lo entienden», aseguró Trump, que constantemente sostiene que las subas arancelarias constituyen una buena noticia para su economía.
La opinión del mercado es muy diferente y eso se reflejó en los principales indicadores bursátiles. En Wall Street, el Dow Jones cayó un 2,38% y el Nasdaq un 3,46%. Ya en Europa, las bajas más impactantes se dieron en Francia (-1,22%), Alemania (-1,52%) e Inglaterra (-0,55%), donde las últimas encuestas dar favoritos a los candidatos pro Brexit para las elecciones parlamentarias europeas.