Laura Olías
El diario
– Un estudio encargado por la Comisión Europea apunta que la demanda de empleados muy cualificados debido a la digitalización no está acompañada por la extensión de estos conocimientos entre los trabajadores.
– Con pocos trabajadores muy formados y una pérdida de puestos de cualificación media, más susceptibles de ser automatizados, una gran cantidad de personas queda disponible para puestos de menor cualificación.
– Este contexto conduce a una mayor desigualdad salarial: los puestos más cualificados aumentan sus retribuciones, mientras que los que requieren menos formación se quedan estacados con bajos salarios.
Presentación del robot «OSA» en la Feria de Hannover Messe, Alemania. EFE
La pérdida de puestos de trabajo debido a la automatización y el despliegue de las nuevas tecnologías acarrea muchas consecuencias. La polarización del mercado de trabajo es una de ellas: el aumento de la desigualdad salarial entre un grupo reducido de trabajadores muy cualificados y una cantidad creciente de personas disponibles para ocupar puestos que requieren poca formación. Así lo indica un estudio encargado por la Comisión Europea sobre el impacto de la digitalización en el mercado laboral.
La investigación fue publicada el pasado 8 de febrero, coincidiendo con la Conferencia de Alto Nivel sobre el Futuro del Trabajo organizada por el Ejecutivo comunitario en Bruselas. Un grupo de diez expertos, dirigidos por el profesor de la Universidad de Utrech Maarten Goos, elaboraron el estudio El impacto de la transformación digital en los mercado laborales de la UE (pdf en inglés) para conocer el alcance de esta nueva revolución tecnológica. Y, sobre todo, para guiar los pasos de los países miembros en los ajustes que serán necesarios en sus regulaciones nacionales para «no dejar a nadie atrás», la premisa de la Comisión Europea para encarar el avance de la digitalización.
«No es suficiente decirle a la gente que cambie», subrayó la Comisaria europea de Empleo, Asuntos sociales e Inclusión, Marianne Thyssen, en su discurso en la Conferencia de Alto Nivel, en la que advirtió de que los gobiernos e instituciones deben apoyar a los ciudadanos para afrontar esta transición a un mercado laboral con más presencia de las nuevas tecnologías, puestos de trabajo que desaparecerán y otros que surgirán y con más peso de formas de trabajo hasta ahora consideradas «informales» o no tradicionales. «El trabajo para toda la vida está dando paso a una vida de diferentes trabajos», sostuvo Thyssen.
El informe recoge que las nuevas formas de trabajo abiertas por la digitalización podrían generar ganadores y perdedores, así como «una profundización de la polarización del mercado laboral, a menos que se adopten respuestas políticas adecuadas».
Una formación lenta para la digitalización
Ese empuje hacia una mayor desigualdad salarial se explica porque la digitalización conduce a una demanda creciente de trabajadores con altas capacidades, pero estos conocimientos no se están extendiendo al mismo ritmo entre los trabajadores, según los expertos.
Además, la automatización de puestos de trabajo, en los que las máquinas sustituirán a personas en el ejercicio de ciertas labores, se concentran especialmente en los trabajos que hoy en día requieren una cualificación media. La investigación no concreta una estimación del número de puestos que se destruirán o modificarán, aunque sitúa en este grupo las ocupaciones más susceptibles de ser afectadas por estos cambios. Por otro lado, en muchos otros puestos de baja cualificación seguirá siendo necesario el trato directo por personas.
La conexión de estas variables conduce a un mercado laboral en el que se van estrechando las ocupaciones medias, mientras que se ensanchan las de alta y baja cualificación. Con una diferencia: para las primeras habrá un número reducido de candidatos, por lo que experimentarán el crecimiento de sus salarios, mientras que muchas personas estarán compitiendo por los trabajos sin grandes exigencias formativas, lo que estancará o incluso devaluará las remuneraciones en estos puestos.
No solo hay que formar en matemáticas
Aunque el grupo de expertos destaca que «hay importantes diferencias en el nivel y la evolución de la desigualdad salarial y de ingresos entre los países» de la UE, por lo que queda reflejado que las políticas y las instituciones nacionales pueden mediar en las consecuencias de la digitalización en el mercado laboral. Entre las medidas que identifican los especialistas que pueden «obstaculizar la creación de un sector de salarios bajos» figuran la existencia de sindicatos fuertes, unos salarios mínimos elevados y prestaciones por desempleo generosas.
El informe también recoge recomendaciones para adaptar la formación de los trabajadores a las necesidades de los mercados laborales más marcados por la digitalización, como implantar cuentas individuales con fondos para la formación de las personas a lo largo de toda su vida laboral.
La comisaria Thyssen también subrayó que, «en una era de automatización, hay un premio en creatividad y humanidad». La alta cualificación no se medirá solo por un alto grado de conocimiento de las llamadas STEM (el acrónimo en inglés de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) sino que otras habilidades propias de los humanos –como la creatividad, la humanidad y la improvisación para resolver problemas– tendrán cada vez más valor.
Valorar estas otras capacidades y modificar los sistemas educativos para impulsarlas es otro de los principales retos de la UE en los próximos años, según señaló en la conferencia Michel Servoz, asesor de la Comisión Europea en Robótica e Inteligencia Artificial. En un futuro en el que las máquinas podrán facilitar mucha información y tratar datos, el especialista sostuvo que será más valioso «enseñar a pensar» más que conocer información que se podrá encontrar a golpe de clic. «El pensamiento crítico, la resolución de problemas y la actuación ante circunstancias cambiantes», en cambio, diferencian por el momento a los trabajadores de los robots.
La Comisión Europea ha pedido a los Estados de la UE que comiencen a actuar ya ante el reto tecnológico, que requiere también modificaciones en los sistemas de protección social. Estos fueron configurados para trabajos estables a lo largo de la vida y no para las carreras interrumpidas y con un aumento del trabajo autónomos que ganan peso de la mano de la digitalización. El riesgo de no actuar, subrayó la comisaria Thyssen, es la desprotección de los ciudadanos y su confianza en «movimientos nacionalistas y populistas», que proclaman soluciones simples a problemas complejos.