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El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, lanzó este martes en su discurso de investidura una cruzada de valores conservadores contra la criminalidad, la corrupción y las ideologías de izquierda.

«Convoco a cada uno de los congresistas a ayudarme en la misión de restaurar y volver a erguir a nuestra patria, liberándola definitivamente del yugo de la corrupción, la criminalidad, la irresponsabilidad económica y la sumisión ideológica«, proclamó Bolsonaro, de 63 años, convertido en el 38º presidente de la mayor potencia latinoamericana.

El excapitán del Ejército propuso un «pacto nacional en la búsqueda de nuevos caminos para un nuevo Brasil».

«Vamos a valorar la familia, respetar las religiones y nuestras tradiciones judeo-cristianas, combatir la ideología de género, conservando nuestros valores», proclamó.

Se abstuvo de dar detalles sobre los planes de ajustes y privatizaciones impulsados por su ministro de Economía Paulo Guedes, aunque se comprometió a obrar en nombre «del interés nacional, del libre mercado y de la eficiencia».

Bolsonaro, que durante sus casi tres décadas como diputado tuvo frecuentes exabruptos racistas, misóginos y homófobos, se dijo decidido a «construir una sociedad sin discriminación ni división».

En un discurso posterior ante miles de partidarios reunidos frente al palacio presidencial de Planalto, afirmó que su llegada marca «el día en que el pueblo empezó a liberarse del socialismo, a liberarse de la inversión de valores, del gigantismo estatal y de lo políticamente correcto».

Desplegando una bandera verde-amarela de Brasil junto a su vicepresidente, el general retirado Antonio Hamilton Mourao, proclamó: «Esta es nuestra bandera, que nunca será roja», levantando una ovación de los asistentes, que lo aclamaron al grito de «¡Mito! ¡Mito!».