LPO-Agencias

A causa de la crisis cambiaria que atravesó el país a lo largo del año pasado, 2018 terminó con valor más alto de «fuga de capitales» -también denominada «formación de activos externos del sector privado no financiero»- desde que el Banco Central comenzó a publicar esta variable del mercado cambiario en 2002. En 2018, llegó a los 27.230 millones de dólares.

En el Banco Central destacan que la tendencia al atesoramiento de dólares se revirtió a partir de julio cuando las compras de dólares para atesoramiento encontraron su pico máximo comenzaron a menguar hasta el mes de noviembre. Similar fue lo que sucedió con las ventas de divisas del sector privado no financiero (SPNF) que tocaron mínimo en julio conforme el Gobierno llegó a un primer acuerdo con el Fondo Monetario Internacional y desde entonces continuaron subiendo. «Muchas empresas que atesoraron dólares en la primera mitad del año, fueron deshaciéndose de ellos en el mercado de cambios en la segunda mitas del año para financiar su capital de trabajo por lo elevado de la tasa de interés», interpretan en el Banco Central.

En diciembre, por una cuestión estacional, la demanda de dólares volvió a trepar y la venta de divisas de parte del SPNF volvió a bajar, lo que arrojó un saldo negativo de 555 millones de dólares, casi un tercio de los 1441 millones de dólares de resultado deficitario de diciembre de 2017.

«Por su parte, los flujos de individuos relacionados con servicios totalizaron egresos netos por US$ 300 millones, destacándose los relacionados con «Viajes y otros pagos con tarjetas», que registraron una salida neta de US$ 313 millones, flujo similar al observado en noviembre y que mostró una caída interanual de 49%», agregó el informe del Banco Central sobre el Mercado de Cambios y el balance cambiario.

En 2018 la fuga de capitales llegó a un récord de 27.230 millones de dólares. En mayo, el primer mes de la corrida cambiaria, alcanzó su valor mensual máximo, con 4.616 millones de dólares.

La formación de activos externos computa la totalidad de recursos que los residentes deciden sacar del circuito de la economía doméstica e incluye el resultado de las compras de billetes para atesoramiento, las inversiones directas (y de otra índole) de los argentinos fuera del país y la compra neta de activos que deben aplicarse a fines normativamente preestablecidos.

En 2018, de estos rubros fue la compra neta de billetes el que mayor relevancia tuvo para el récord de fuga de capitales. En todo el año, la diferencia entre los dólares que los argentinos compraron al resto del mundo y los que se desprendieron fue de 18.019 millones de dólares.

En tanto, las inversiones directas fuera del país ascendieron a 453 millones de dólares. Mientras que las inversiones de otras índoles, como ser las inversiones en fondos o financieras sumaron 8.756 millones de dólares. Y no se registraron compras netas de activos para fines normativamente preestablecidos.

El valor más alto hasta el año pasado se había registrado en 2008 con un resultado negativo de 23.098 millones de dólares. Luego de la devaluación de 2009 esta variable volvió a estabilizarse entorno a los 1.400 millones mensuales para luego acelerarse hasta los 3.251 millones de dólares de octubre de 2011. En noviembre de 2012, para frenar la fuga de divisas, el Gobierno instauró el cepo cambiario que se mantuvo hasta diciembre de 2015.

Desde que se levantó el cepo, la fuga se incrementó año a año. El mayor salto se registró en 2017 (con un aumento de 12.197 millones de dólares) -casi de la magnitud del que se había registrado entre 2007 y 2008 por 14.226 millones de dólares-. Y en mayo de 2018, el primer mes de la corrida cambiaria, alcanzó su valor mensual máximo, con 4.616 millones de dólares. Desde entonces la tendencia muestra un retroceso hasta los 408 millones de dólares fugados en noviembre. En el último mes, repuntó a los 862 millones de dólares.