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Las sanciones estadounidenses contra la economía venezolana han acelerado el proceso de exclusión del dólar del tejido económico local.
Así fue anunciado el pasado martes 16 de octubre, por la vocería de la vicepresidencia económica del gobierno venezolano, mediante rueda de prensa del ministro Tareck El Aissami. El dólar será excluido para efectos del nuevo sistema cambiario que opera en Venezuela, desde el relanzamiento del sistema de subastas DICOM y la puesta en vigor de una nueva tasa flotante que ha flexibilizado los mecanismos de intercambio de divisas extranjeras en la economía venezolana, en el marco del Plan de Recuperación Económica presentado y puesto en marcha por el ejecutivo.
Entre las razones de este anuncio señaladas por el Ministro, está «el bloqueo financiero impuesto por Estados Unidos», que en sus palabras afecta al sector público y privado venezolano. «Esto es para que vean hasta dónde llega la locura del imperialismo», afirmó.
Las sanciones «bloquean la posibilidad de seguir transando en el mercado cambiario venezolano con el dólar». Es una «prohibición ilegal, arbitraria, contraria al derecho internacional», que ha afectado operaciones del mismo sector privado venezolano, quienes han denunciado el bloqueo de sus operaciones en la banca internacional mediante el uso del dólar como vehículo. Según el funcionario, empresas importadoras de insumos de alimentos y medicinas han denunciado el bloqueo de sus operaciones en la banca extranjera.
La exclusión del dólar del nuevo sistema cambiario venezolano va en perfecta coherencia con los anuncios que efectuara el presidente Nicolás Maduro hace un año, concretamente en septiembre de 2017 ante la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), con la incorporación de una canasta de monedas como nuevas alternativas de referencia cambiaria, y así impulsar con ello la superación del dólar estadounidense como único factor de cambio monetario que ha prevalecido en Venezuela en más de 80 años de economía rentista sostenida en el petrodólar.
Entre las medidas económicas anunciadas este martes, se encuentra de la solicitud de iniciar un nuevo esquema para la corresponsalía bancaria del sistema público, para superar las inercias financieras construidas alrededor del dólar. Aseveró que se han realizado adelantos en el tema de operaciones comerciales con países de Asia y Europa.
Nuevo ciclo del sistema cambiario
En la rueda de prensa que dio junto al presidente del Banco Central de Venezuela, Calixto Ortega, y el ministro de Economía y Finanzas, Simón Zerpa, el vicepresidente económico manifestó la persistencia del dólar paralelo como factor perturbador de la economía venezolana. Señaló que se «siguen pretendiendo imponer tasas de cambio que no corresponden a fórmulas económicas racionales», por lo cual indicó que lo importante en el actual momento económico es sostener el nuevo sistema cambiario.
El Aissami informó que en los 57 días del Programa de Recuperación Económica adelantado por el gobierno venezolano para paliar la crisis, se han hecho transacciones por 60 millones de dólares a través del sistema de subastas DICOM a personas naturales y jurídicas, recursos que han venido de manos de oferentes privados. En ese sentido, el ejecutivo venezolano prevé la revitalización del sistema cambiario venezolano empleando monedas como el euro y el yuan, entre otras.
Tareck El Aissami informó que, debido a un repunte en los precios del petróleo, el Gobierno volverá a ofertar divisas en los meses de noviembre y diciembre. Precisó que serán destinados 2 mil millones de euros al mercado cambiario nacional mediante modalidades y monedas, haciendo efectiva la exclusión del dólar de estos mecanismos de asignación.
«El Presidente ha decidido que 2 mil millones de euros vayan al mercado cambiario nacional, que el Estado va a intervenir en el mercado cambiario nacional, el Gobierno va a hacer ofertas de divisas los meses de noviembre y diciembre para los sectores productivos», apuntó el funcionario.
Zigzaguear al dólar, zigzaguear las sanciones
La medida venezolana de hacer efectiva una sanción (mediante exclusión) al dólar estadounidense de su nuevo sistema cambiario, es una más de las diversas acciones que en esa línea se están replicando en el mundo, ante las diferentes denominaciones negativas de la moneda estadounidense, tanto para efectuar sanciones contra países soberanos como por la propia inestabilidad de esa moneda.
Los casos más emblemáticos vienen de Rusia y China, potencias emergentes atacadas por sanciones estadounidenses. En lo que va del año 2018, el comercio entre los países aumentó cerca de un 30%, y comerciaron cerca de 77 mil millones de dólares. No obstante, la cifra en dólares es apenas una de referencia. Rusia y China han estado utilizando el rublo y el yuan en las operaciones mutuas en detrimento del dólar estadounidense y otras monedas occidentales.
El año pasado, las compañías chinas usaron el rublo para pagar el 9% de las importaciones desde Rusia, mientras que las empresas rusas pagaron en yuanes por el 15% de las operaciones originadas en China. En comparación, hace tres años las proporciones fueron del 2% y el 9%, respectivamente.
Además, Moscú y Pekín han establecido un fondo de inversiones por valor de 68 mil millones de yuanes (casi 10 mil millones de dólares) para desarrollar el comercio, las inversiones y la cooperación científica.
Irán, otra nación emergente sujeta a enormes presiones económicas por parte de Washington, ha venido estructurando un zigzagueo a la moneda norteamericana en su sistema de pagos por exportaciones petroleras. Ahora dio un salto adelante con Irak, antiguo enemigo por designios de la política exterior estadounidense.
El dólar estadounidense ha cedido el paso al dinar iraquí y al rial iraní en las transacciones petroleras entre Irán e Irak, mismas que se estiman (o estimaban) en 8 mil millones de dólares. A partir de la última semana de agosto, los acuerdos financieros entre ambas naciones petroleras son realizados en euros y las dos monedas nacionales que manejan los dos países involucrados, con el fin de fortalecer las economías locales.
Anteriormente, se usaba el dólar como moneda común, pero a partir de ahora, todo cambiará, excepto en «casos especiales» en los que los dos países de Oriente Medio vendan o compren productos a otros clientes. De acuerdo a Yahya Ale Eshaq, presidente de la Cámara de Comercio Irán-Irak, los tratos con algunos comerciales se «mantendrán en su lugar» usando un sistema de intercambio monetario que beneficie a ambas partes, reseña Televisa News.
La nación persa también está concertando un nuevo sistema de pagos con transacciones en euros con la Unión Europea, debido a su déficit energético inherente y que Irán provee a expensas de las sanciones estadounidenses.
Estos son casos recientes, pero en Cuba se practicó una economía financiera de igual cuño, usando el euro en su mecanismo de transacción internacional para completar pagos de deuda, importaciones y exportaciones, debido al embargo que impuso Estados Unidos a la isla caribeña.
Y es que en el fondo, la medida del gobierno venezolano se relaciona con la situación que ha vivido Cuba desde el triunfo de la Revolución: Venezuela se haya en una situación de asedio y embargo de activos materiales y financieros por parte de los poderes corporativos estadounidenses, que impiden un desenvolvimiento regular del Estado en el mercado internacional que afecta a la población local, y por lo tanto se considera, desde el Derecho Internacional, un crimen de lesa humanidad.
Asimismo, y más allá del zigzagueo a las sanciones, la propia inestabilidad del dólar es otro factor que ha venido debilitando su hegemonía. Un ejemplo de ello han sido las coyunturales estampidas de los inversionistas a bienes como el oro y el petróleo, y en los últimos dos años, la migración de grandes y pequeños inversionistas al mundo de las criptomonedas.
Las criptomonedas totalizaron para 2017 un creciente número de operaciones por un monto estimado de 300 mil millones de dólares mediante el uso de diversos criptoactivos. Un mecanismo de resguardo del dinero y para realizar operaciones sin uso de la moneda estadounidense, en muchos casos.
En esa línea, el gobierno del presidente Maduro emitió en 2018 su criptomoneda estatal, el Petro, como un posible instrumento para operar en el sistema financiero internacional sin emplear las alcabalas de la banca internacional alineada en el bloqueo contra Venezuela.
De acuerdo a los usos que dé el directorio económico del Gobierno y a su sincronía con las diversas medidas para crear alternativas monetarias y cambiarias en el país, dependerá el éxito en los objetivos económicos y financieros que necesita Venezuela para reflotar no sólo su industria petrolera, sino también la capacidad adquisitiva de la población, y estabilizar los sectores más críticos de la economía venezolana.