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Ahora que el fascismo se asoma en su crudeza en Brasil se observa que los mercados bullen de alegría en formas de subidas espectaculares de la bolsa. El dinero no deja de rondar al país en el ya llamado «efecto Argentina». Nombre dado por ser el país en el que más claro se ven los ciclos económicos unidos a los políticos en una vorágine de rapiña.
Los brokers, fondos de inversión de riesgo, buitres y el propio BCBR, a las órdenes de Wall Street y en concreto del citygroup, responsable del golpe de estado judicial de Temer y la detención del presidente Lula Da Silva, saben mejor que nadie que después del triunfo del fascismo llega una oleada neoliberal, una baterías de medidas que desregulan el mercado y privatizan la economía. Empieza así a rondar el dinero e hincharse la bolsa como cuando triunfó Macri.
Bombazo!
Súbitamente, después de entre 2 a 4 años después, la burbuja se revienta, surge una estampida de capitales 2001, 2011, 2018, que en argentina llegó al 40% del valor nominal en bolsa, y se llama al FMI o Grupos de Inversión Extranjeros a barrer los restos de la fiesta. Estos colocan bómbas de relojería económicas, no su dinero, sino la deuda e intereses, y acabando de privatizar lo que quede de país. Esto fue lo ocurrido este mismo año en Argentina.
Periodo bajista e Izquierdista
Surge así una inestabilidad política y social de entre 5 a 10 años en que se tiene que recuperar la desinversión. Este periodo retorna a los márgenes a la derecha avanzando las izquierdas neoliberales, dando la impresión de producir cambios sociales. Pero lo que realmente sucede es que el país ha vuelto a dejarse preparado para una nueva cosecha.
«Mercados Fascistas»
El ciclo político-económico de creación y destrucción artificial de riqueza generado por los Estados en beneficio de las élites financieras es lo que caracteriza a los «Mercados Fascistas». En estos mercados grandes grupos de inversión tratan a las bolsas como si fueran huertas plantadas que deben dejarse madurar hasta la época de la recogida. Simple pero efectivo. En la calle la desesperanza resurge como brotes de intolerancia que aportan el grado necesario de inestabilidad que necesita el fascismo para resurgir en forma de control violento de las masas embrutecidas.
Quitando que Brasil es gigante esto es lo que le espera año arriba, año abajo al gobierno de Bolsonaro.