Página 12
De nada sirvieron los gestos de afinidad que le prodigó el presidente Mauricio Macri a Jair Bolsonaro. El mandatario electo de Brasil no esperó ni un día para empezar a desairar a su par argentino. Primero, el futuro ministro de Hacienda Paulo Guedes tronó: “La Argentina no es una prioridad. El Mercosur tampoco es una prioridad”. Cuando todavía desde el Gobierno estaban recuperándose de ese golpe e intentando mitigar sus efectos, llegó una segunda noticia: Bolsonaro romperá con la tradición que siguieron otros mandatarios de Brasil de hacer su primera visita oficial a la Argentina. Según anunció el futuro jefe de Gabinete de Bolsonaro, el presidente comenzará su gestión con una gira por Chile, Estados Unidos e Israel. En la Cancillería argentina confirmaron que una visita de Bolsonaro todavía no está ni esbozada.
A partir de que tuvo en claro que Bolsonaro era el favorito para ganar, Macri empezó a prodigar señales en su favor. La más notoria, en plena campaña por el ballottage, fue la decisión de aceptar un llamado del candidato. Según contaron en su momento en la Casa Rosada, fue una propuesta del equipo de campaña de Bolsonaro que el canciller Jorge Faurie le transmitió al presidente Macri. Este aceptó de inmediato y tuvieron una conversación “cordial” que no dejó de ser un apoyo en plena campaña. No hubo una comunicación similar con su adversario del PT, Fernando Haddad.
Apenas ganó, ayer Macri salió a felicitarlo en un tuit. “¡Felicitaciones a Jair Bolsonaro por el triunfo en Brasil! Deseo que trabajemos pronto juntos por la relación entre nuestros países y el bienestar de argentinos y brasileños”. Luego comunicó que lo había llamado en la noche del domingo para volver a saludarlo. “El Jefe de Estado argentino le manifestó su compromiso de seguir trabajando juntos para construir un mejor futuro para ambos países”, indicó el comunicado presidencial.
Antes de eso, Faurie había sido el encargado de dejar en clara la mirada sobre Bolsonaro, conocido por sus declaraciones misóginas, homofóbicas y por su reivindicación de la dictadura. Faurie aseguró que para el gobierno argentino se trataba de un candidato “de centroderecha”. Luego de la primera vuelta, afirmó: “Brasil votó mirando al futuro, no al pasado”.
El Gobierno argentino tuvo la misma reciprocidad con el gobierno de Michel Temer: Macri siempre buscó en Brasil un aliado estratégico para avanzar en tratados de libre comercio con la Unión Europea. La llegada de Donald Trump al gobierno de los Estados Unidos le arruinó a Macri su proyecto de avanzar con otro TLC con el gran país del norte, vía el acuerdo transpacífico. Ese sueño quedó enterrado. Y se empieza a ver que la llegada de Bolsonaro podría resultar en el final de otras estrategias internacionales de Macri.
No es prioridad
La primera señal de esto la dio el futuro ministro de Hacienda de Brasil Paulo Guedes. Tras la elección, en una charla con distintos medios internacionales, sostuvo ante las presuntas de una periodista argentina: “No es prioridad la Argentina. El Mercosur tampoco es prioridad. ¿Es eso lo que usted quería oír? Conozco ese estilo. Argentina no es prioridad. Para nosotros, la prioridad es comerciar con todo el mundo”. Guedes señaló sobre el bloque regional que “el Mercosur es muy restrictivo. Brasil quedó prisionero de alianzas ideológicas. Y eso es malo para la economía. El Mercosur cuando fue hecho, resultó totalmente ideológico. Es una prisión cognitiva”. “¿Sólo voy a comercializar con Argentina? No. ¿Solo voy a comerciar con Venezuela, Bolivia y Argentina? No. Nosotros vamos a negociar con el mundo”, insistió Guedes.
En el Gobierno de Macri respiraron hondo ante esas declaraciones, en un momento muy inestable de la economía argentina, y enviaron al embajador argentino en Brasil Carlos Magariños a hacer control de daños. “Yo lo entiendo como parte de la propuesta que está haciendo el partido que ganó las elecciones de reconectar a Brasil y comercian con todos los países del mundo”, hizo lo mejor que pudo el embajador. Insistió en que era una declaración de campaña, dado que Bolsonaro hizo mucho para “diferenciarse del pasado de Brasil en materia comercial. De alguna manera, el Mercosur se vio como una propuesta de integración ideológica del área bolivariana”. “Hay que tomar estas expresiones de una manera constructiva en relación con lo que ha estado ocurriendo en Brasil, que es una campaña electoral. Cuando comience el gobierno y los ministros se sienten en las sillas, vamos a entender mejor cuál es el significado de estas prioridades que se están planteando”, insistió Magariños. En la misma línea, ayer el canciller Faurie aconsejó en el Congreso que “los vayamos conociendo por sus decisiones, ya fuera de la campaña” (ver aparte). En rigor, la declaración no fue durante la campaña, sino después de la victoria.
“No imagino el fin del Mercosur de ninguna manera”, cruzó los dedos Magariños. Está claro que si el embajador argentino en Brasil y el canciller tienen que hacer ese tipo de declaraciones es porque el presidente que llega no trae buenas noticias para la Argentina. El funcionario macrista intentó minimizar esto: “No vería esto con preocupación ni como una amenaza, al contrario, como una oportunidad de llevar al Mercosur a un nuevo nivel de integración”, derrochó optimismo.
Pa’Chile me voy
El gobierno de Macri no se había repuesto de ese primer golpe cuando le llegó otro derechazo. Otro integrante del gabinete de Bolsonaro confirmó que la Argentina no será el primer país que visitará como presidente electo. Tradicionalmente, los presidentes de Brasil solían tener ese gesto como una señal de la búsqueda de una alianza estratégica y de la integración de la región. El futuro jefe de gabinete, Onyx Lorenzoni, confirmó a la agencia Reuters que la primera gira será por Chile, luego seguirá camino a Estados Unidos y finalmente a Israel. “Chile para nosotros es un ejemplo de país que estableció elementos macroeconómicos muy sólidos, que le permitieron ser un país completamente diferente de toda Latinoamérica. Tiene la cuestión de la Presidencia mucho más resuelta que acá; tiene un proyecto educacional de alta calidad, muy diferente de acá. Entonces, Chile es para nosotros un modelo”, afirmó Lorenzoni al diario La Tercera de Chile. Sostuvo que era “un compromiso que había asumido con el presidente (Sebastián) Piñera”. De Argentina, ni hablar.
Este diario consultó a la Cancillería argentina sobre las gestiones para que Bolsonaro viaje a la Argentina. Sostuvieron que los tiempos son lentos para realizar esas tratativas, que todavía no tiene ni un canciller tentativo. A otros países les costó mucho menos. Al parecer, Macri tendrá que seguir enviando mensajes de amor.