Los siete miembros del Tribunal Superior Electoral (TSE) establecieron una nueva marca de 13 horas en la lectura de las 200 páginas de la defensa de Luiz Inácio Lula da Silva y redactaron sus extensas opiniones, antes de impugnar su candidatura para las elecciones del 7 de octubre.
Una sentencia “express” fulminante contra el líder preso que parece engarzada a otras medidas de este golpe continuado iniciado con la caída de Dilma Rousseff, dos años atrás.
Los abogados lulistas basaron su alegado en la jurisprudencia local por la cual el TSE ya autorizó a cientos de condenados que disputen elecciones y en la recomendación formulada hace dos semanas por el Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas. Según la defensa el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, invocado por el Comité de la ONU, tiene fuerza de ley interna dado que fue rubricado en 2009 por el Parlamento brasileño.
Lula aparece con 39% de la intención de voto de los brasileños, con 20 puntos más que su rival más cercano, el ultraconservador Jair Bolsonaro. El fallo express del TSE contra Lula fue, para el Partido de los Trabajadores, “otro caso de violencia judicial”, mientras el exalcalde de Sao Paulo, Fernando Haddad, ahora vice de la fórmula petista, reiteró que Lula sigue siendo candidato a la presidencia a pesar del fallo de TSE.
Se culminó, de esa manera, el golpe institucional que destituyó exactamente dos años antes a la presidenta constitucional Dilma Rousseff. El cuarto y decisivo voto en el TSE fue el del golpeador de mujeres Admar Gonzaga, nombrado por Michel Temer: hasta su exesposa lo acusó penalmente por agresión, pero sigue como magistrado.
La intención de los golpistas era voltear a Dilma para instalar un régimen tapón, el de Michel Temer, a fin de imposibilitar el retorno de Lula en los comicios presidenciales de octubre próximo. Y por eso lo metieron preso aún sin ninguna prueba de dolo, apostando a que se iría esfumando políticamente y con él el Partido de los Trabajadores, sobre todo tras las pésimas elecciones municipales de octubre de 2016.
Pero la realidad, y las encuestas, muestran que la intención de voto por Lula creció el nueve por ciento y el PT suma 24% de adhesiones, porcentaje superior a la suma de los otros partidos con sueños de victoria electoral. De fallar las apelaciones ante la Justicia, Haddad deberá aprovechar este activo de intenciones para meterse en la segunda vuelta electoral del 28 de octubre, posiblemente contra Jair Bolsonaro
Esa eventual disputa Haddad-Bolsonaro será no sólo entre un candidato de izquierda y otro de extrema derecha, sino que representará un choque entre el retorno a la democracia y la deriva hacia una dictadura encubierta legitimida por los votos, señala el analista Darío Pignotti.
Juraima Almeida, Investigadora brasileña, analista asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la )