(Sputnik) — El Gobierno de Nicaragua pidió la renuncia del secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, por considerarlo una «amenaza a la paz y a la seguridad internacional», afirman medios de prensa locales.

«Las declaraciones del señor Almagro, en su condición de secretario general de la OEA, constituyen una grave amenaza a la paz y seguridad internacionales y una gravísima violación de los principios más fundamentales del Derecho Internacional», se afirma en el comunicado de prensa presentado por el Gobierno, según consignan el Canal 2 y el diario La Prensa.

El 15 de septiembre, Almagro dijo no descartaba ninguna opción para sacar del Gobierno al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ni siquiera una intervención militar.»En cuanto a (una) intervención militar para derrocar el régimen de Nicolás Maduro, creo que no debemos descartar ninguna opción», dijo el secretario general de la OEA durante una visita a la localidad colombiana de Cúcuta, fronteriza con Venezuela.

El Gobierno nicaragüense sostuvo que «condena» las declaraciones de Almagro, señalando además que el secretario general de la OEA dijo que la comunidad internacional tiene que dar una respuesta «para asfixiar la dictadura que se viene instalando en Nicaragua».

Asimismo, el Gobierno nicaragüense recuerda que «la carta de la ONU y de la OEA prohíben y proscriben expresamente los actos que atenten contra la integridad territorial, la soberanía y la independencia política de los Estados».

Esta es la segunda vez que el Gobierno de Daniel Ortega pide la renuncia de Almagro, acusándolo de injerencista, sostiene el medio La Prensa.

Nicaragua vive desde hace cuatro meses una crisis originada por una serie de protestas opositoras que derivaron en duros enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad.

El Gobierno reconoce que desde abril fallecieron unas 200 personas y asegura que la violencia es promovida por sectores adversos que buscan realizar un «golpe blando» contra el presidente Ortega.

Por su parte, la oposición y organizaciones independientes afirman que los fallecidos son más de 400 y denuncian una cruenta represión.