Primicia AP
Algunos reservistas y reclutas del Ejército de Estados Unidos que se enrolaron por la posibilidad de naturalizarse estadounidenses, están siendo dados de baja abruptamente, de acuerdo con información obtenida por The Associated Press.
La AP no pudo determinar cuántos hombres y mujeres que se enrolaron través del programa de reclutamiento especial han sido dados de baja del Ejército, pero abogados de inmigración dijeron que conocen a más de 40 que han sido dados de baja o cuyo estatus se ha vuelto cuestionable, lo que pone en riesgo su futuro.
“Era mi sueño servir en el ejército”, dijo el reservista Lucas Calixto, un inmigrante brasileño que interpuso una demanda contra el Ejército la semana pasada. “Dado que este país ha sido muy bueno conmigo, pensé que era lo menos que podía hacer para devolver algo al país que adopté”.
Algunos de los miembros del Ejército dijeron que no les notificaron la razón por la que habían sido dados de baja. Otros que exigieron respuestas afirmaron que les informaron que habían sido catalogados como riesgos de seguridad debido a que tenían familiares en el extranjero, o porque el Departamento de Defensa no había completado sus revisiones de antecedentes.
Portavoces del Pentágono y del Ejército señalaron que, debido al litigio en curso, no podían explicar las bajas ni responder a preguntas sobre si había cambios en las políticas de alguna de las fuerzas armadas.
A los inmigrantes elegibles se les pide tener un estatus legal en Estados Unidos, como una visa de estudiante, para poder enrolarse. Más de 5.000 inmigrantes se enrolaron al programa en 2016 y un estimado de 10.000 sirve hoy en día en las fuerzas armadas. La mayoría se va al Ejército, pero algunos también van a otras ramas militares.
Para naturalizarse estadounidenses, los miembros de las fuerzas armadas necesitan una designación de servicio honorable, la cual pueden obtener incluso después de sólo unos días en el campo de entrenamiento. Sin embargo, a los miembros que fueron dados de baja recientemente, les habían aplazado su entrenamiento básico para que no pudieran naturalizarse.
Margaret Stock, abogada de inmigración con sede en Alaska y una teniente coronel retirada de las Reservas del Ejército que ayudó a crear el programa de reclutamiento de inmigrantes, dijo que en los últimos días se ha visto abrumada por reclutas que han sido dados de baja repentinamente.
Todos tienen contratos firmados de reclutamiento y prestaron el juramento del Ejército, indicó Stock. Muchos eran reservistas que habían asistido a simulacros, recibido un salario y capacitación, mientras que otros habían estado en un programa de “ingreso aplazado”, agregó.
“Los inmigrantes han servido al Ejército desde 1775”, puntualizó Stock. “No habríamos ganado la revolución sin ellos y no vamos a ganar la guerra mundial contra el terrorismo hoy sin inmigrantes”.
Según Stock, en los casos que conoció, el Departamento de Defensa dijo que no pudo someter a los soldados a las exhaustivas comprobaciones de antecedentes, que incluyen revisiones de la CIA, el FBI y la Agencia Nacional de Inteligencia, además de entrevistas de contrainteligencia. Por ello, por defecto, no cumplen con los requisitos de antecedentes exigidos.
“Es un círculo vicioso”, dijo.
La AP entrevistó a Calixto y a reclutas de Pakistán e Irán, y todos ellos se mostraron devastados por sus inesperadas bajas.
“Ahora, la gran sensación que tenía cuando me alisté se ha esfumado”, declaró Calixto, de 28 años. “No entiendo por qué está ocurriendo esto”.
Con la esperanza de revertir la decisión, la semana pasada presentó una demanda en Washington D.C. alegando que el Departamento de Defensa no le dio oportunidad de defenderse ni de recurrir el fallo. Agregó que no recibió otro motivo concreto más allá de “seguridad personal”.
Calixto, que reside en Massachusetts y llegó a Estados Unidos cuando tenía 12 años, señaló en una entrevista por correo electrónico acordada a través de su abogado, que se unió al Ejército por patriotismo.
En la demanda, Calixto dijo que se enteró de su salida del cuerpo poco después de ser ascendido a soldado de segundo rango.
El paquistaní que habló con AP dijo que le comunicaron su expulsión en una llamada telefónica a unas semanas del que habría sido el final de su carrera militar.
“Había tantas lágrimas en mis ojos que mis manos no podían moverse lo suficientemente rápido para limpiarlas todas”, dijo. “Estaba desolado, porque amo Estados Unidos y estaba muy honrado de poder servir a este gran país”.
El soldado pidió que su identidad quedase en el anonimato porque teme ser obligado a regresar a Pakistán, donde podría tener problemas por haber formado parte del ejército estadounidense.
Partes del expediente militar del joven de 22 años revisadas por AP señalaron que era tan leal a Estados Unidos que la relación con su familia y su prometida en Pakistán no lo convertían en una amenaza de seguridad. Sin embargo, los documentos muestran que el Ejército alegó que esos vínculos con el extranjero eran preocupantes.
Un ciudadano iraní que viajó a Estados Unidos para estudiar un título de posgrado en ingeniería contó a la AP que se alistó en el programa con el objetivo de lograr formación médica. Dijo que se sentía orgulloso de “hacerlo todo de forma legal y vivir una vida honrada”. Se enteró de su salida del ejército hace unas semanas.
“Es terrible porque puse mu vida en peligro por este país, pero siento que me están tratando como si fuera basura”, dijo hablando bajo condición de anonimato por temor a su seguridad.