En los primeros meses de 2018 la economía brasilera daba señales ambiguas. Algunos de estos índices podrían considerarse contradictorios, a pesar que no existiese ni ritmo ni intensidad necesaria para rescatar al país del pozo en que se venía hundiendo a partir de 2014.
El aumento del combustible y la huelga que envolvió a los camioneros –en 2018- e interrumpió el transporte de carretera en el país, el deterioro del escenario internacional y la creciente percepción de dificultad de una candidatura electoral favorable al mercado financiero para las elecciones de octubre de este ano, agregan incerteza a la coyuntura, a la vez que en continuidad revisan para abajo las proyecciones del crecimiento del PIB de 2018.
La “reforma del derecho laboral” aprobada por un gobierno de todas las variedades de políticos corruptos bajo la dirección del capital financiero, quitó múltiples remuneraciones y beneficios al trabajador, produciendo estragos en el campo laboral.
En primer lugar posibilita la formalización de contratos anteriormente considerados fraudulentos como la tercerización de actividades finales, intermitentes o autónomas con exclusividad, o de diversas formas burladas de tercerización bajo contratos de falsas cooperativas, contratos de naturaleza civil, etc.
Es una “reforma” que contiene toda clase de inconsistencias jurídicas y artículos directamente inconstitucionales, desconociendo el salario mínimo con la contratación de funcionarios autónomos y discontinuos en su función.
Veamos algunos indicadores expresivos: la estimación que hace el Instituto Brasileiro de Geografía y Estadística (IBGE) -uno de los pocos organismos gubernamentales confiables que restan- para el trimestre febrero-abril de 2018, es que el número de desocupados alcanza a 13,4 millones lo que corresponde a casi el 13% de la población económicamente activa del país.
De hecho en la comparación interanual fueron destruidos 557 mil empleos con “carteira assinada” -es decir con todos los derechos que tenían los trabajadores hasta la aprobación de esa reforma de cuño neoliberal, luego del golpe de Michel Temer y un Congreso regido por delincuentes.
Por un lado, mientras se crearon 647 mil empleos “sin carteira assinada” por tanto sin los derechos esenciales del trabajador, a la vez hubo un aumento de 747 mil puestos de trabajo por “cuenta propia”, es decir quienes perdieron su empleo y salieron a hacer cualquier tipo de actividad eventual que les permitiera sobrevivir. Comparando, con igual trimestre de 2014, en esa fecha había casi 4 millones más de empleos formales en el sector privado.
Al mismo tiempo existe una fuerte caída del número de acuerdos colectivos alcanzados en 2018, en relación a años anteriores. Lo que determinó que la Organización Mundial del Trabajo incluyó a Brasil en su lista de países bajo sospecha de cometer violaciones de derechos laborales.
Respecto a negociaciones colectivas se comprueba una caída de acciones laborales ingresadas en la justicia en busca de reparación de derechos violados: la reforma laboral impuso una verdadera barrera infranqueable de acceso a la justica por parte de los trabajadores en busca de reparación por derechos vulnerados.
Los datos iniciales que brinda la “reforma laboral” es que el mayor impacto negativo fue producido en los sectores de bajos salarios y alta precariedad -como el comercio, construcción civil y limpieza- relegando a los empleados de esos sectores a una situación más aguda de inseguridad. Desde su aprobación, se sabía que el objetivo buscado era aumentar la desigualdad social, aspiración prioritaria e ineludible del neoliberalismo salvaje brasileño.
De igual forma la afirmación neoliberal de que “flexibilizar” el mercado de trabajo generaría mayor cantidad de empleos, vuelve a demostrarse sólo como una reiterada y persistente engañifa patronal.
…y el festejo de la farra empresarial crece
Un mandato judicial -“liminar”- logró impedir hasta ahora, que se divulgaran, los ingresos mensuales de los principales ejecutivos brasileros de empresas, con el argumento que representaba una violación de su “privacidad”, a la vez que representaba un riesgo a la seguridad de ellos y su familia.
No obstante una nueva decisión judicial -26 06 2018-argumentando sobre la necesidad de transparencia de las empresas derribó el “mandato” exclusivo de privacidad de los ilustres empresarios brasileños.
Hemos seleccionado algunos de los mayores ingresos mensuales de ejecutivos, porque con ellos se permite dar un pantallazo sobre el nivel de infame desigualdad social que el empresariado neoliberal brasilero impuso y considera “aceptable” para su país.
Los ingresos mensuales y anuales que Itaú, Vale, Bradesco, Tim, Iguatemi, Alpargatas y Vivo [1] pagaron en 2017 a sus ejecutivos y consideran normales:
Presidente de Itaú recibe: R$ 40.918.000,00 anuales (US 10,5 millones anuales) (R$ 3.409.833,33 por mes) (US 875mil mensuales aprox.)
Vale: R$ 19.046.168,46 anuales (US 4,88 millones anuales) (R$ 1.587.280,70 por mes) (US 407 mil mensuales aprox.)
Bradesco: R$ 15.952.500,00 anuales (US 4,09 millones anuales) (R$ 1.329.375,00 por mes) (US 341 mil mensuales aprox.)
TIM: R$ 8.173.653,71 anuales (US 2,09 millones anuales) (R$ 681.137,80 por mes) (US 174 mil mensuales aprox.)
Iguatemi: R$ 8.086.564,48 anuales (US, 2,075 millones anuales (R$ 673.880,37 por mes) (US 173 mil mensuales aprox)
Alpargatas: R$ 7.336.200,00 anuales (US 1,883 millones anuales) (R$ 611.350,00 por mes) (US 157 mil mensuales aprox.)
Vivo: R$ 6.719.912,45 anuales (US 1 millón 700 mil anuales) (R$ 559.992,70 por mes) (US 144 mil mensuales aprox.)
Es oportuno recordar que la familia que controla Itaú el mayor banco privado de Brasil promovió –y financió- la candidatura a la presidencia de Marina Silva contra Dilma Rousseff. Ahora con mejores posibilidades en una segunda vuelta contra Jair Bolsonaro, el candidato fascista.
Es interesante remarcar también que tanto Vale, como las empresas que prestan un pésimo y carísimo servicio informático y de conexión a Internet (TIM y Vivo y otras que no mencionamos) son privadas como resultado de la campaña de privatizaciones realizada por el presidente neoliberal Fernando Henrique Cardoso en mediados de la década del 90.
No olvidemos tampoco que el “lulismo” en cuatro gobiernos posteriores a Cardoso no realizó ningún esfuerzo para recuperar las empresas fraudulentamente privatizadas por él.
En la actualidad una nueva campaña de privatizaciones está centrada en los yacimientos petroleros del presal, sus instalaciones y tecnología correspondiente desarrollada por Petrobras. Los están comprando empresas estadounidenses y europeas.
El último gran fraude es la privatización de Embraer. Boeing en estos días compro el 80 % de una empresa aérea que le había sacado ventaja en la proyección estratégica de la aviación comercial.
Es la vergonzosa historia brasilera repitiéndose dos décadas después, bajo la conducción de la financierización económica de un Congreso brasileño esencialmente delictivo.
Referencias
Boletim de Conjuntura – número 15 – Junho/julho de 2018 – DIEESE Departamento Intersindical de Estatística e Estudos Socioeconômicos – https://www.dieese.org.br/
A “Reforma Trabalhista” já castiga os mais pobres. 26 de Junho-2018, por Barbara Vallejos Vazquez, Euzebio Jorge Silveira de Sousa e Ana Luíza Matos de Oliveira, Outras Palavras. https://outraspalavras.net/
Notas
[1] Valores de ingresos en reales referentes a 2017. Corresponden a la suma de todos los salarios del año además de otras ventajas y beneficios que no se especifican. (US = valores aproximados en dólares estadounidenses a la cotización del dólar comercial el 03 de julio de 2018 en San Paulo)
Recordemos que la privatización de Vale -antiguamente denominada Vale do Rio Doce- se licitó por el 3% de su valor real. Ocupando un área de 900.000 km2. Se vendió por el valor de un porcentaje de las acciones preferenciales. Sin pagar las inmensas reservas minerales de hierro, bauxita, niobio, aluminio, cobre carbón, manganeso, oro, uranio y otros, así como tampoco la estructura logística que operaba en 14 estados del país, englobando 9 mil kilómetros de malla, ferroviaria, puertos, usinas y terminales marítimos. Recordemos también que en el primer año de Vale S.A. exportó hierro por el doble de lo que había pagado por la empresa.