Ernesto J. Navarro
Economistas sugieren al presidente Maduro que una medida de ese tipo ayudaría a evitar la manipulación artificial del tipo de cambio.
Un total de 17 nuevas toneladas de oro han ingresado el último año a las arcas del Banco Central de Venezuela (BCV) anunció el ministro de Desarrollo Minero Ecológico del país, Víctor Cano, a la emisora Unión Radio.
La cifra supone un incremento de 282 % con respecto al año 2017, cuando fueron consignadas 8,5 toneladas de oro.
El mineral viene tomando relevancia en este país desde que a mediados de marzo el Gobierno informó que poseía la cuarta mina de oro más grande del planeta, al certificar 1.480 toneladas del mineral, que representan 54.300 millones de euros.
El vicepresidente de Comunicación, Cultura y Turismo, Jorge Rodríguez, señaló en esa oportunidad que en la zona denominada el Arco Minero del Orinoco se infiere la existencia más de 8 mil toneladas de oro, lo que representaría un aproximado de 234 mil millones de euros, sin incluir las reservas de cobre, diamantes y coltán.
Fuente de divisas
El Arco Minero, activado por el presidente Nicolás Maduro en febrero de 2016, retoma una idea que Hugo Chávez hizo el año 2011.
Aquel año, el fallecido mandatario propuso desarrollar un plan de aprovechamiento de las riquezas minerales del sur de Venezuela, implementar un modelo de ‘minería ecológica’ y superar la dependencia de la monoproducción petrolera para generar así una nueva fuente de divisas.
Caracas urge recuperar sus reservas internacionales que, según cifras del BCV, cayeron de 22.080 millones de dólares en 2014 a los 8.870 millones de junio de 2018.
Dependencia petrolera
Por décadas, el petróleo ha constituido la principal fuente de recursos en divisas para el país, al punto de que por cada 100 dólares que ingresan a las cuentas de Venezuela, un promedio de 95 corresponden a la venta del crudo en el mercado internacional. Otro 4 % las obtiene también el Estado por la exportación de materias primas como el hierro, y apenas el 1 % de las divisas son captadas por las empresas privadas.
Actualmente, cuando esta nación atraviesa una crisis económica, acentuada por medidas externas como las sanciones y el bloqueo financiero impuestos por Estados Unidos, la minería es presentada como una fuente capaz de generar divisas de forma casi inmediata y que puede ayudar a equilibrar los ingresos.
Bolívar dorado
El aumento de las reservas auríferas impulsó a un grupo de economistas a sugerir al Gobierno la creación del bolívar-oro como herramienta para fortalecer la divisa nacional.
«Proponemos que el valor del ‘Bolívar Soberano‘ (que resultará de la reconversión monetaria) se fije en función de la cantidad de oro que la nación tiene en las bóvedas», explicó la economista Pasqualina Curcio, docente de la Universidad Simón Bolívar.
Sería «una respuesta» a la actual la manipulación que se hace del tipo de cambio (dólar paralelo) y que, en opinión de la académica, «ha sido el arma más potente empleada contra el país en el marco de la guerra económica».
A manera de ejemplo, señaló que potencias internacionales han realizado procesos similares al que proponen a Caracas.
«Rusia está comprando oro, y también recientemente Estados Unidos introdujo una ley para respaldar el dólar con oro».
Moneda y guerra económica
Refiriéndose a la manipulación del tipo de cambio, Curcio precisa que tiene una «incidencia directa» en todos varios aspectos de la economía, como los precios internos, el sistema de información de precios, la escasez de dinero en efectivo e, incluso, en los niveles de producción.
Consideró «inexplicable» que la moneda local (bolívar) se haya depreciado alrededor del 26.000.000% desde el año 2012, cuando comenzaron los ataques económicos.
Por esa razón, el bolívar-oro, «evitaría que terceros manipulen el valor de la moneda».
La economista venezolana estima que la gran fortaleza de fijar el valor del bolívar a un bien como el oro es que «dependerá de solo dos variables: la cantidad del mineral en las bóvedas y el precio en el mercado internacional».
La propuesta presentada por Curcio tiene como condición «la necesidad de no vender el oro, sino aumentarlo en las arcas nacionales».