«La injusticia que se está cometiendo contra mí es también una injusticia contra el pueblo brasileño»
Elson Concepción Pérez.- En su condición de candidato a la Presidencia de Brasil con el mayor apoyo popular y que todas las encuestas indican como favorito, ¿cómo califica esta persecución y aprisionamiento a los que ha sido sometido?
Lula.– Es un proceso político, una prisión política. El proceso contra mí no logra apuntar un crimen, ni existen pruebas. Tuvieron que irrespetar la Constitución para arrestarme. Lo que está quedando cada vez más transparente para la sociedad brasileña y para el mundo es que ellos quieren sacarme de las elecciones del 2018. El golpe dado en el 2016, con la retirada de una presidenta electa, indica que ellos no admiten que el pueblo vote a quien quiera votar.
Elson Concepción Pérez.- La prisión ha sido, para muchos líderes presos por el simple hecho de luchar por el pueblo, un lugar de reflexión y organización de las ideas para proseguir la lucha. En su caso, ¿cómo encara esos primeros días, ya que se encuentra impedido de entrar en contacto con el pueblo?
Lula.– Estoy leyendo y pensando mucho, es un momento de mucha reflexión sobre Brasil y sobre todo en lo que ha sucedido en los últimos tiempos. Estoy en paz con mi conciencia y dudo que todos aquellos que mintieron contra mí duerman con la tranquilidad con que yo duermo.
«Por supuesto que me gustaría tener libertad y estar haciendo lo que he hecho toda mi vida: dialogar con el pueblo. Pero estoy consciente de que la injusticia que se está cometiendo contra mí es también una injusticia contra el pueblo brasileño».
Elson Concepción Pérez.- ¿Cuán importante es saber que en todos los estados brasileños hay miles de compatriotas a favor de su liberación?
Lula.– La relación que he construido a lo largo de décadas con el pueblo brasileño, con las entidades de los movimientos sociales, es una relación de mucha confianza y es algo que yo aprecio mucho, porque en toda mi trayectoria política siempre insistí en jamás traicionar esa confianza. Y no traicionaría esa confianza por ningún dinero, por apartamento, por nada. Era así antes de ser presidente, durante la presidencia y después de ella. Entonces, para mí, esa solidaridad es algo que me emociona y anima mucho a permanecer firme.
Elson Concepción Pérez.- ¿Cómo definir el concepto de democracia impuesto como patrón de la oligarquía para descartar a los líderes de izquierda y que no lleguen a ocupar el poder?
Lula.– América Latina vivía en las últimas décadas su momento más fuerte de democracia y conquistas sociales. Pero recientemente las élites de la región están tratando de imponer un modelo donde el juego democrático solo vale cuando ellas vencen, lo que, claro, no es democracia. Entonces es un intento de democracia sin pueblo. Cuando no sale de la manera que ellas quieren, entonces cambian las reglas de juego para beneficiar la visión de una pequeña minoría. Eso es muy grave. Y lo estamos viendo, no solo en América Latina, sino en el mundo entero, un aumento de la intolerancia y las persecuciones políticas. Ha ocurrido en Brasil, Argentina, Ecuador y otros países.
Elson Concepción Pérez.- ¿Qué mensaje envía a todos aquellos que, en Brasil y en todo el mundo, son solidarios con usted y exigen su inmediata liberación?
Lula.– Agradezco mucho toda la solidaridad. Es necesario ser solidarios con el pueblo brasileño. El desempleo aumenta, más de un millón de familias han vuelto a cocinar con leña a causa del aumento del precio del gas de cocina, millones que habían salido de la miseria están volviendo a no tener qué comer, e incluso la clase media ha perdido empleo e ingresos.
«Brasil venía en una trayectoria de décadas de avances democráticos, de participación política y junto con ellos avances sociales, que se aceleraron con los gobiernos del PT, que ganaron cuatro elecciones seguidas.
No han dado el golpe solo contra el PT. No me arrestaron solo para perjudicar a Lula. Lo hicieron contra un modelo de desarrollo nacional e inclusión social. Se ha dado el golpe para eliminar los derechos de los trabajadores y jubilados, conquistados en los últimos 60 años. Y el pueblo está percibiendo eso. Y vamos a necesitar mucha organización para volver a tener un gobierno popular, con soberanía, inclusión social y desarrollo económico en Brasil».