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Este domingo, el periodista Robert J. Samuelson firmó su columna en The Washington Post con el título «Por qué importa la crisis en Argentina», en la cual repasó los últimos acontecimientos en el país y sostiene que «el mundo no está listo para otra crisis financiera, pero otra crisis financiera puede estar lista para el mundo».
Para Samuelson hubo una «repentina pérdida de confianza» de los inversores en la Argentina y destaca que «desde mediados de abril, el peso ha perdido alrededor del 12% de su valor frente al dólar». «Para frenar este pánico, es decir, persuadir a los inversores de no vender pesos por dólares, el Banco Central elevó las tasas de interés en pesos al 40%», recuerda.
Al analizar la situación, el columnista aclaró que «estas medidas no han estabilizado completamente los mercados financieros» por lo que tuvo que Argentina tuvo que pedir un «rescate» al FMI, «una agencia global que otorga préstamos a países financieramente frágiles».
«La pregunta crucial es si todo esto es solo un problema de Argentina o un presagio de un crack financiero más amplio», se pregunta Samuelson.
El Post, remarca el comentario de la economista Mónica de Bolle, del Instituto Peterson de Economía Internacional, quien señala que el presidente Mauricio Macri «heredó un triste legado de mala gestión» de parte del kirchnerismo y que a pesar de eso logró generar «una sensación de optimismo» y de que «las cosas se movían en la dirección correcta»
«Pero el ritmo ha sido deliberadamente ‘gradual’, dejando a la economía vulnerable a desarrollos adversos», plantea. Y agrega: «Las tasas de interés estadounidenses han subido, reduciendo el atractivo de la deuda argentina; las políticas comerciales de Trump amenazan las exportaciones de Argentina, y el dólar se ha apreciado, por lo que es más costoso pagar deudas en dólares».
Todo esto hace que crecer sea «más difícil» para nuestro país, «lo que lleva a los inversionistas ansioso a perder pesos».
«Durante los últimos dos años más o menos, los inversores internacionales han invertido dinero en países de ‘mercados emergentes’, como Argentina, Brasil, México, India, China e Indonesia. En 2017, las entradas a 25 de estos países totalizaron $ 1,2 billones», explica.
«Si estos flujos se redujeran significativamente -o se detuvieran por completo-, habría consecuencias negativas para la economía mundial en general», dice el periodista y concluye: «Puede que estemos o no al borde de otra crisis financiera, pero independientemente de lo que piense, hay mucho espacio para la duda. De una u otra manera, Argentina importa».