El gobierno acaba de anunciar que retoman las “negociaciones” con el mundialmente desprestigiado FMI. Esto implica pedirle prestado y luego someterse a sus exigencias, como bajar el ingreso de los y las trabajadoras en dólares mediante una mega-devaluación que nos hunda aún más. Es una clara señal que apunta no solo a ratificar la política de ajuste sobre el salario, jubilaciones, y condiciones de trabajo, sino que incluso se prepara para profundizarla. Y pretende profundizarla porque los grupos económicos están exigiendo cada vez mayores ganancias. En los últimos días el gobierno les entregó a los grandes especuladores financieros 7.000 millones de dólares. Y quieren más. Es un saqueo sistemático que el gobierno mantiene a fuerza de más y más endeudamiento. Así fue que en estos dos años el gobierno de Cambiemos endeudó al país en unos 100.000 millones de dólares de los cuáles la enorme mayoría (unos 80.000 millones aproximadamente) ya se la fugaron. Pero al pueblo le queda esa deuda que el gobierno pretenderá pagar con más ajuste a la población.
Si no nos movilizamos y luchamos este saqueo va a continuar. Es una pelea que está abierta. Mientras la enorme mayoría de la dirigencia política, no solo Cambiemos sino también la pretendida alianza entre el PJ, Massa y el kirchnerismo, está pensando en las elecciones del año que viene, la población trabajadora tiene hoy y ahora el enorme desafío de frenar y derrotar el ajuste de Macri. Se trata de pelear contra los tarifazos, los despidos y contra el techo a las paritarias (para las que vendrán y para reabrir las que ya cerraron con topes del 15%), pero también por plantear la necesidad de un proyecto alternativo que comience desconociendo la Deuda externa -¡no se pueden seguir destinando fortunas a esta estafa que se intensificó en la dictadura y que venimos pagando hace 40 años sin ningún tipo de beneficio para la población!-. Y partiendo de ahí discutir un proyecto donde se prioricen las necesidades populares y no las ganancias empresarias. Por ejemplo, la necesidad de pelear por la propiedad pública de las empresas de servicios administrada por trabajadores y usuarios, así como también de la banca y el comercio exterior para evitar que se sigan fugando nuestras riquezas.
Tenemos que parar esto. Pero ¿cómo lo hacemos? La burocracia gremial es un inmenso obstáculo que tienen los/as trabajadores/as para llevar adelante y a fondo esta pelea. La enorme mayoría de esa dirigencia viene transando y siendo cómplice del ajuste y el saqueo del macrismo. Por eso creemos que la única alternativa es hacerlo desde abajo. Discutir en los lugares de trabajo y estudio, hacer asambleas donde se pueda, para juntar fuerzas en el camino de construir un gran paro general y un plan de lucha que desde arriba la dirigencia gremial nos impide. Una fuerza que necesitamos no solo para derrotar el ajuste sino para construir un proyecto alternativo.