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En esta nueva edición de ‘Conversando con Correa’, el expresidente de Ecuador dialoga con Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, que cuenta con amplia y profunda experiencia en activismo social y en defensa de colectivos como los afectados por la hipoteca durante la crisis financiera española. En la conversación ambos profundizan en la cuestión de los movimientos sociales y de su importancia efectiva en el escenario político contemporáneo.
La conversación entre Rafael Correa y la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, arranca con una reflexión de la política catalana, sobre los movimientos sociales, que considera «esenciales para el avance de las libertades y los derechos». En este sentido, Colau asegura que «la historia de la humanidad ha avanzado cuando ha habido ciudadanía organizada y comprometida que ha aspirado a más y no se ha resignado a tener lo que tenía».
Correa, por su parte, hace un apunte incisivo: «En América Latina la sociedad civil tiene su límite, y si realmente quieres cambiar las estructuras tienes que pasar a la acción política, captar el poder político», si bien recalca que «ganar elecciones en América Latina no es captar el poder político: los poderes fácticos siguen intactos«. «Aquí es igual», reconoce la alcaldesa de Barcelona con una sonrisa irónica, refiriéndose a España.
En este contexto, el expresidente de Ecuador insiste en la necesidad de «cambiar esas relaciones de poder en favor del bien común desde el poder político».
La «política económica tonta»: el capital y los poderes fácticos.
Rafael Correa afirma en el transcurso de la charla que «es claro que al mundo lo domina el capital y, sobre todo, el capital financiero» y que «las leyes están en función del capital».
A modo de ejemplo, evoca el estallido de la burbuja inmobiliaria en España, que provocó el terrible endeudamiento de multitud de familias y oleadas de desahucios. «Era una economía mala —lamenta el exmandatario ecuatoriano—, una política económica tonta. Íbamos hacia el peor de los mundos. Familias que necesitaban casas y no tenían casas; y bancos, que no necesitaban casas, repletos de casas». Correa puntualiza en este sentido que «no se trataba de un problema de escasez de recursos», sino de «un problema de coordinación, y eso solo se resuelve con política».
En este sentido, Ada Colau recuerda que «en España sigue gobernando el Partido Popular, que tiene unas relaciones de afinidad clarísimas y evidentes con el poder financiero«. La alcaldesa catalana reconoce que en su país «se han hecho pequeños cambios, pero el gran cambio de fondo todavía no se ha conseguido».
«Cuando gobierna un partido que tiene unas determinadas relaciones de dependencia —continúa Colau—, de puertas giratorias, de complicidades (unas confiables y otras inconfesables) con el poder financiero, es evidente que no es un gobierno libre, que no es un gobierno que pueda defender el interés de la mayoría de la población, y por eso es importante que gente como nosotros entremos en política».
La alcaldesa de Barcelona reconoce que nunca se había planteado entrar en las instituciones. «Fue a través de la experiencia del activismo cuando muchas personas nos dimos cuenta de que teníamos que entrar en política para recuperar lo que es de todos y ponerlo al servicio de todos, para hacer que la institución se parezca a la mayoría», explica.
En este punto de la conversación, Correa introduce un matiz significativo: «¿Hasta dónde los movimientos sociales?», se pregunta. «Hay muchas personas que desde la sociedad civil quieren reemplazar al Estado, quieren gobernar sin legitimidad democrática», señala el expresidente de Ecuador, advirtiendo que «eso también es un problema para la democracia: nada más riesgoso que los actores políticos sin responsabilidad política«.
La corrupción y el debilitamiento de las instituciones
Correa también denuncia el problema de la «satanización de la política«, en lo que se refiere a fomentar la desconfianza hacia los cargos públicos, que entiende como «una estrategia para evitar cualquier cambio».
«Y para debilitar las instituciones democráticas«, conviene Ada Colau. «Aquí lo estamos comprobando en primera persona. Desde los partidos de derechas se nos intenta difamar a nosotros, que hemos entrado en política con un código ético como no había existido nunca», afirma la alcaldesa catalana.
Colau denuncia que la derecha política española intenta «generar rumores y difamaciones para lanzar esa idea a la población de que todos somos iguales, de que todo el que llega al poder es corrupto, porque eso, precisamente, le interesa a esos poderes, a esas élites que han gobernado siempre, para que, efectivamente, la ciudadanía no confíe en las instituciones y quienes quieren mover los hilos desde las sombras lo tengan mucho más fácil porque encuentran unas instituciones debilitadas».
Frente a eso Ada Colau propone una forma de hacer política que resume con una sencilla y potente reflexión: «Las políticas tienen más éxito si se hacen no solo en nombre de la gente, sino con la gente».
La perspectiva social de la política y la catástrofe humana del consumismo.
Nuestra invitada a esta edición del programa opina que «los movimientos sociales más interesantes y que más ayudan a avanzar a la humanidad son los que interpelan al conjunto de la sociedad«. En este sentido, Colau sostiene que «interpelar solo a la Administración Pública no deja de ser una postura paternalista desde la que se le pide a ‘papá Estado’ que resuelva los problemas».
La alcaldesa de Barcelona pone como ejemplo de movimiento social «transformador» el feminismo contemporáneo, que «está interpelando al poder político y a la estructura económica» y «cuestiona las formas de vida» no ante las instituciones públicas, «sino frente al conjunto de la sociedad».
Correa asegura, por su parte, que «todos debemos entender que tenemos la responsabilidad de sacar adelante la sociedad y esa representación institucionalizada de la sociedad que se llama Estado«, lamentando que «muchas veces nos piden que los dirigentes políticos seamos no solo hacedores de políticas públicas o que tratemos de defender derechos o igualdad de oportunidades, sino que seamos líderes religiosos, que hagamos que la gente empiece a ser desprendida y menos materialista…». «Y no podemos hacer todo eso», admite.
El desafío prioritario de las organizaciones sociales, según Colau, pasa por «construir ciudadanía» en un contexto neoliberal en el que existe «un imaginario del ‘self-made man’ [hombre hecho a sí mismo]», según el cual «cada uno tiene que labrarse su propio futuro» y no va a recibir ayuda… y que ha generado esa sociedad consumista que Pepe Mujica critica tan bien. Eso «nos ha llevado a una sociedad muy desigual; una sociedad de muchos individuos solos, en realidad, a esa sociedad de ganadores y perdedores donde, en el fondo, al final todos somos perdedores de una manera o de otra y donde por mucha riqueza material que haya, al final aumenta la infelicidad«.
«Tomar conciencia del poder que tenemos —concluye la alcaldesa de Barcelona— es construir ciudadanía». «Juntos construiremos el futuro de nuestros hijos y nuestras hijas: en nuestras manos está», concluye.
Durante su conversación Rafael Correa y Ada Colau también profundizan en otras cuestiones de actualidad y de gran interés, que podrán ver en el video del programa que les ofrecemos aquí en su totalidad.