Prensa YVKE
Caracas, 11 de abril 2018. – A 16 años del golpe de Estado en Venezuela, se rememora uno de los hechos más lamentables de la historia política del país, lapso donde el fascismo a través de los medios de comunicación radicalizó un mensaje de odio y promovió una convocatoria: ¡Todos a Miraflores, Chávez vete!, en ese momento venezolanos inocentes emprendieron un camino trágico, planificado por los cerebros diabólicos de la derecha, quienes inyectaron veneno ideológico en la consciencia de ese sector del pueblo que creyó un su discurso.
Sin embargo, a 16 años también se conmemora la victoria del pueblo, de una población que a pesar de la más infame campaña del fascismo, confió en que la revolución era el camino para consolidar la igualdad y la justicia, por ende, no se dejaría arrebatar ese sendero que lideraba el Comandante Eterno Hugo Chávez Frías.
11 de abril: Arranca el alzamiento golpista
La tarde de aquel 11 de abril de 2002, se convirtió en una de las más horrendas matanzas ocurrida en la historia política del país, hecho que empañó la esperanza de un pueblo libre. Ese día un sector de la cúpula empresarial y comercial se reveló para caldear las calles del país, oponiéndose frontalmente contra un paquete de 49 leyes promulgadas mediante una Ley Habilitante creada por el Presidente, entre las que se encontraban la Ley de Tierras, que facilitaba la lucha en contra del latifundio, así como la Ley de Hidrocarburos que permitía el ejercicio de la soberanía en la actividad petrolera, entre otras.
Aquel día se evidenció el resentimiento de las cúpulas apoderadas de Pdvsa, quienes no le perdonaron al Líder Revolucionario el impulso de la meritocracia en la estatal petrolera.
“Los méritos son una cosa y la manipulación de esa élite para adueñarse de una empresa que es de todos nosotros, es otra cosa”, sentenció el entonces Jefe de Estado durante cadena nacional de radio y televisión, donde anunció la remoción de cargos en la directiva de PDVSA, desencadenando así una serie de hechos violentos comandados por la Central de Trabajadores de Venezuela (CTV) y la Federación de Cámaras y Asociaciones de Comercio y Producción de Venezuela (Fedecámaras), representadas por Carlos Ortega y Carmona Estanga, quienes a través de la firma de un documento titulado «bases para un acuerdo democrático», con la mediación de Luis Ugalde, rector de la Universidad Católica Andrés Bello; se le exigía al gobierno cambiar su gabinete económico, y que abandonara el sectarismo político.
Ante la negativa del presidente Chávez en aceptar dichas exigencias los empresarios, sindicatos y partidos de oposición crearon las alianzas fácticas para confabular un paro indefinido el 09 de abril que se convertiría en Golpe de Estado.
Medios privados, brazos ejecutores de la gesta conspiratoria
Los medios de comunicación privados asumieron en abril de 2002 el papel de los partidos políticos de la derecha y dirigieron el Golpe de Estado, que buscaba arrebatarle al pueblo sus esperanzas de lucha por una tierra libre y justa.
Jugando un papel determinante antes, durante y después de la acción anticonstitucional, se promovió una ola de violencia y de desinformación, montando una matriz mediática internacional contra el Gobierno Bolivariano, acusándolo de represor y violador de los Derechos Humanos.
Unión Radio, RCR, El Nacional, El Universal, El Nuevo País, Venevisión, RCTV, Televén Globovisión, fueron algunos de los medios que articularon acciones de persecución social contra el Gobierno Nacional; se dedicaron a transmitir informaciones en la que referían supuestos ataques por parte del pueblo revolucionario a la marcha opositora que se dirigía a Miraflores, sin enfocar lo que ocurría al sur del Puente Llaguno, en la avenida Baralt.
En medio de una incertidumbre mediática, el 11 de abril de 2002 el presidente Hugo Chávez fue secuestrado a través de una ola de violencia que se desató en el centro de Caracas, signada por informaciones poco claras con las que se intentó hacerle creer a la población que el gobierno había ordenado reprimir al pueblo y se incitaba a usurpar ilegalmente el poder.
Dando inicio a los planes violentos el Contralmirante Molina Tamayo llamó a una marcha que se dirigiera a las inmediaciones de Miraflores, con el objetivo de encontrarse con la manifestación popular que llevaba tres días en los alrededores del palacio en apoyo al proceso de cambio y en rechazo al paro cívico comandado por la patronal Fedecámaras y la CTV.
De este modo, se produjeron los primeros hechos de violencia con disparos a dos manifestantes a quemarropa, y con las pretensiones de callar lo que había pasado entre sus manifestantes, los medios privados omitieron los hechos.
Luego de que se avistaran las pugnas, a las 4:01 p.m se iniciaron abiertamente los disparos al mando del comisario Iván Simonovis, Lázaro Forero y Henry Vivas hacia Puente Llaguno.
Fracturando así la esperanza del pueblo bolivariano por varias horas, en el que se vería atacado por grupos anacrónicos (Fedecámaras, CTV, medios de comunicación privados, trabajadores de Petróleos de Venezuela (PDVSA), en coalición con la Coordinadora Democrática, así como la jerarquía de la iglesia eclesiástica) que confabularon en intento de derrocamiento del Presidente Hugo Chávez.
12 de abril: El fascismo muestra su verdadero rostro con un Gobierno dictatorial fugaz
Aquel día se le vio la verdadera cara al fascismo quien en sus ansias de poder efectuaron cambios desproporcionados e implementando una política neoliberal, significando esto el retorno de la represión contra el pueblo venezolano.
Tras publicar una supuesta carta de renuncia del presidente Chávez, se intentó menguar la acción violatoria perpetrada contra la Constitución de la República, en tal sentido, todos los medios de prensa escrita, se encargaron dejar bien claro que el Jefe de Estado había renunciado, solo se escapó un detalle faltaba la confirmación del propio comandante Chávez, de viva voz, pero esa voz estaba vetada.
El hoy ministro de Cultura, Ernesto Villegas, en su libro Abril, Golpe Adentro, narra cómo ese 12 de abril comenzó el juego macabro, el cual fue liderado por las cúpulas oligárquicas que hacían vida en Venezuela.
A las 5:00 a.m., el general Efraín Vásquez Velazco, comandante general del Ejército, presentó ante los medios a Pedro Carmona Estanga como la cabeza del nuevo Gobierno de Transición, donde hasta entonces se hablaba de una Junta de Gobierno, para la cual sobraban nombres.
“Nadie explicó cuándo, cómo y por qué aquella hipotética junta dio paso a la idea de un poder unipersonal, ni cómo Carmona fue escogido para encarnarlo”, exaltó Villegas en su libro.
Hasta las 9:00 de la mañana, el Gobierno de facto solo eran tres personas: Carmona, Carlos Molina Tamayo y el coronel Díaz Vivas, pero que horas más tarde aparecerían las presiones por estrellas y cargos de manera desesperada, mostrando el verdadero interés de diversos sectores de la oligarquía nacional.
«A partir de ese momento comienzan a arribar al Palacio cualquier cantidad de militares, entre ellos el general del Ejército Henry Lugo Peña, y el coronel y abogado Julio Rodríguez Salas, también del Ejército, quienes llegaron exigiendo en forma inmediata que le pusieran el segundo sol a Lugo Peña —correspondiente a general de división— y lo nombraran Comandante General del Ejército porque él se había jugado la vida. Además, era el primero de su promoción en ascenso a general», narra Carmona en su libro Mi testimonio ante la historia, donde también hace alusión de un sin fin de acontecimientos ocurridos ese 12 de abril del 2002.
«Siguieron llegando progresivamente militares y civiles pidiendo prebendas y cargos. Tuve oportunidad de ver discusiones entre auto-postulados a cargos de ministro y de embajador. Daba la sensación de que eso era una verbena, una rebatiña de gente. Llegó el general Guaicaipuro Lameda, quien se ofreció para dirigir PDVSA».
Inicio de un fugaz gobierno de facto «El Carmonazo»
Fue hasta las 4:00 de la tarde cuando se observó el verdadero rostro de una derecha fascista y se llevó a cabo la auto juramentación, a través de una sesión que se desarrolló en el salón Simón Bolívar, del Palacio de Miraflores, en donde además demostraron su repudio a la historia venezolana, quitando el cuadro del Libertador Simón Bolívar.
Ese día llevaron adelante uno de los hechos más lamentables de la historia del país, proclamando los siguientes cambios y medidas:
– La disolución del Parlamento (Asamblea Nacional), el Tribunal Supremo de Justicia, el Consejo Nacional Electoral, de todos los gobernadores, alcaldes y concejales, la remoción del Fiscal General, del contralor, y del Defensor del Pueblo, de todos los embajadores, cónsules y vicecónsules, Misiones Permanentes Diplomáticas.
– Fueron eliminadas las 48 leyes habilitantes, entre ellas la ley de Hidrocarburos, que garantizó el rescate de los recursos petroleros la plena soberanía de la industria nacional PDVSA, y la ley de Tierras y Desarrollo Agrario que inició la guerra contra el latifundio y el impulso de la producción agrícola.
– Fue derogada la Constitución que había sido aprobada por el voto popular de manera contundente en diciembre de 1999, con lo cual se reponía el nombre de la nación como: República de Venezuela, quitándole la condición de Bolivariana.
13 de abril: El pueblo pulveriza el Golpe de Estado
La mañana del 13 de abril, el Poder Popular se apostó en las calles de Caracas para exigir el regreso del líder de la Revolución.
«Chávez, amigo, el pueblo está contigo (…) Chávez no renunció, lo tienen secuestrado (…) Liberen a Chávez”, eran algunas de las frases que exclamaba el pueblo enardecido mientras bajaba de los barrios para llenar los alrededores del Palacio de Miraflores, la unión cívico – militar hizo temblar al Gobierno de facto de Carmona Estanga y a las cúpulas oligárquicas.
Una carta desmintió todo
Tras ser aconsejado por el cabo Juan Bautista Rodríguez mientras estaba secuestrado, el Comandente Chávez decidió plasmar la verdad en una de las hojas que le dieron para que redactara su renuncia.
“Yo, Hugo Chávez Frías, venezolano, presidente de la República Bolivariana de Venezuela, declaro: No he renunciado al poder legítimo que el pueblo venezolano me dio. ¡¡Para siempre!! Hugo Chávez Frías”, escribió en el papel que fue llevado más tarde por Rodríguez hasta la Brigada de Paracaidistas de Maracay, para informar al pueblo venezolano lo que en realidad estaba sucediendo con el líder de la Revolución.
Operación Rescate de la Dignidad Nacional
Así se denominó la acción para regresar a Chávez, la cual fue liderada por el general Alí Uzcátegui Duques, quien tras descartar múltiples opciones para arribar a La Orchila, organizó tres grupos de seguridad y a bordo de tres helicópteros Súper Puma partieron a rescatarlo; al mismo tiempo, en Miraflores, el entonces Coronel Jesús Morao Gardona se ocupaba de mantener el control del Palacio de Gobierno por parte de las tropas leales al Gobierno de Chávez.
Luego de casi dos horas de recorrido, las aeronaves aterrizaron en la Base Naval, la suerte del Comandante dependía del victorioso regreso a Miraflores.
Fue entonces cuando El Palacio y Caracas se estremecieron ante la noticia de que Chávez había sido rescatado y fue hasta las 2:50 de la madrugada del 14 de abril, en el helipuerto de Miraflores aterrizó un helicóptero Súper Puma en el cual retornaba el Comandante.
Para cada 11 habrá su 13
Aquellos hechos marcaron la historia del pueblo revolucionario, convirtiéndose en un hito victorioso que recuerda a la oligarquía la fuerza del pueblo y su capacidad de lucha, por ende, ante el resurgimiento en la actualidad de los sectores más despreciables de la oposición venezolana encabezados por los mismos actores de hace 16 años atrás, la población reanuda su espíritu de lucha y recuerda el sendero combativo que fortaleció la revolución.
Leopoldo López, Enrique Capriles, Julio Borges y Henry Ramos Allup, son algunas de las caras que en la actualidad buscan acabar con la esperanza del pueblo que sigue en la construcción de la Patria Grande, ideada por el Comandante Eterno; practicando otras estrategias aún más lamentables, dicho actores piden en instancias internacionales bloqueos económicos y financieros, e intervenciones internacionales, socavando así la Constitución de la República y una historia de hombres y mujeres que han luchado por la independencia y soberanía de Venezuela.