Tarcoteca

Estas semanas hemos descubierto a raíz de una filtración que la empresa Cambridge Analityc ha estado vendiendo datos sustraídos de facebook por medio de tecnología militar tanto al propio Donald Trump <<Cómo Trump Consultants explotó Millones de datos de Facebook>> como a empresas que querían intervenir en la opinión pública británica en favor de la salida de este país de la Unión Europea, el conocido como Brexit de 2016 <<Cómo el Brexit fue diseñado por multimillonarios extranjeros para generar caos económico>>. Estas son solo algunas de las intervenciones más importantes, sus actividades se registran desde por lo menos 2003, cuando internet estaba en pañales. Siempre con el fin de cambiar el comportamiento de las poblaciones target.

Adam Ramsay es un afamado periodista británico, activista y defensor de los derechos humanos. Sus trabajos han puesto de relevancia las transformaciones ocurridas en la propaganda militar de los últimos 10 años; como la sustitución de la propaganda militar clásica por las redes sociales y las empresas de mercenariado. A su vez estas empresas han puesto sus servicios a disposición de otras entidades privadas, de modo que se ha mezclado y ahora no se puede distinguir el ámbito militar del civil. En España por ejemplo tenemos el caso del CNI y sus trabajos para el IBEX35. Esto constituye de por sí una militarización tácita de la sociedad, sobre todo ideológica, y por tanto un giro hacia el fascismo clásico. También marca una nueva fase de desarrollo capitalista, tal vez el siguiente estadío del neoliberalismo, el capitalismo de vigilancia en palabras del autor.

La información aportada es correcta, pero fuimos reticentes al publicar el artículo. Primero con respecto a la fuente. Ramsey reclama unos «medios democráticos que no puedan ser comprados por propagandistas». Precioso. Él trabaja para la la infame ONG Open Democracy UK, rama política de la Open Society de George Soros en el país. Pluma de alquiler.

Después por sus conclusiones. Ramsey repite hasta tres veces que no se trata de una conspiración.»Mi sospecha es que esto no se debe a que haya algún tipo de conspiración en torno a un grupo de ex-espías. Se trata más bien del hecho de que el Poder proviene de redes de personas». Tal vez no sea una conspiración Global de las de youtuve, con el NOM, reptilianos, iluminatis y Bilderberg juntos, pero por definición una conspiración es un pacto secreto para derrocar un poder o ejercerlo en vez de este. Esta «Red de Personas» está obvia y conscientemente conspirando. Sabemos que no son mandos intermedios, lo están haciendo en las más altas esferas, lo cual incluye Políticos, Ministros, Generales y CEOs. Pero no porque lo digamos nosotros, sino porque así lo dicen las toneladas de documentos descubiertos y torrentes de gigabytes publicados hasta el momento. Otra cosa es que los resultados lleguen a los medios dominantes.

Salud! PHkl/tctca
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Traducción Tarcoteca – Cambridge Analytica Is What Happens When You Privatize Military Propaganda – mintpressnews.com 30.3.2018 por Adam Ramsay, vía Global Research .

No se puede entender el escándalo de Cambridge Analytica hasta que no se comprende lo que hace su empresa matriz

La Guerra del Golfo no tuvo lugar. Esta audaz afirmación fue hecha por el filósofo francés Jean Baudrillard en marzo de 1991, solo dos meses después de que las fuerzas de la OTAN lanzaran misiles sobre Iraq vertiendo la sangre de más de cien mil personas.

Para comprender Cambridge Analytica y su empresa matriz, Strategic Communication Laboratories, necesitamos entender lo que Baudrillard quiso decir, y qué ha sucedido desde entonces:
-cómo ha cambiado la propaganda militar con la tecnología,
-cómo se ha privatizado la guerra y
-cómo el imperialismo regresa a casa.

El argumento de Baudrillard se centraba en el hecho de que la intervención de la OTAN en el Golfo fue la primera vez que las audiencias de países occidentales pudieron ver la guerra en vivo en las noticias de televisión – CNN se convirtió en el primer canal de noticias de 24 horas en 1980. Fue así porque los equipos de cámara estaban incorporados con las tropas estadounidenses, por los cuales fueron convenientemente censuradas, la cobertura poco se parecía a la realidad de los bombardeo de Iraq y Kuwait. Los eventos conocidos por el público occidental como «La Guerra del Golfo», simbolizados por las tomas de cámara de misiles de «precisión» y reportajes sobre equipos militares, se comprende mejor si se considera como si fuera una película [propagandística] dirigida desde el Pentágono. Estaban tan alejados de la gore realidad salpicada de sangre que es un abuso del lenguaje llamarlos de la misma forma. Por lo tanto, la «Guerra del Golfo no tuvo lugar».

Ver | Los primeros ataques de un Apache en la Tormenta del Desierto

No mucho después de que se publicara el icónico ensayo de Baudrillard, se fundó Strategic Communications Laboratories SCL.

«Strategic Communications Laboratories Group proporciona datos, análisis y estrategias a gobiernos y organizaciones militares de todo el mundo», dice la primera línea de su sitio web [1]. «Durante más de 25 años, hemos llevado a cabo programas de cambio de comportamiento en más de 60 países y hemos sido formalmente reconocidos por nuestro trabajo en defensa y cambio social«.

Desastre propagandístico en Vietnam

Por supuesto, la propaganda militar no es nada nuevo. Y tampoco lo es la amplitud en que ha evolucionado junto con los cambios en la tecnología comunicativa y economía. La película Citizen Kane cuenta la versión novelada del primer periódico sensacionalista de guerra ([tabloid] o, como los estadounidenses lo llaman, «periodismo amarillo»): cómo la batalla entre el New York Journal de William Randolph Hearst y el New York World de Joseph Pulitzer pudieron conducir a los EE. UU.  a la Guerra Hispanoamericana en 1889. Fue durante este asunto que Hearst supuestamente le dijo a su corresponsal, «Tú adorna las imágenes y yo adornaré la guerra», como se parodia en la novela de Evelyn Waugh’s «Noticia Bomba» [«Scoop»]. Pero después de que el desastre propagandístico de la Ofensiva del Tet [2] en Vietnam disminuyera el apoyo interno a la guerra, los planificadores militares comenzaron a idear nuevas formas de controlar los reportajes de guerra.

Periodistas incrustrados en Malvinas

Como resultado, cuando Gran Bretaña entró en guerra con Argentina por las Malvinas en 1982, fue pionera en una nueva técnica para el control de los medios: incrustación de periodistas con tropas. Y, como escribió la ex reportera de guerra de la BBC, Caroline Wyatt, «Las lecciones de incrustar periodistas en la Royal Navy durante la Guerra de las Falklands fueron tomadas con entusiasmo por los planificadores militares tanto en Washington como en Londres para la Primera Guerra del Golfo en 1991».

El secretario de Defensa del Reino Unido durante la Guerra de las Malvinas, cuando el uso de periodistas incrustados fue pionero, era John Nott (que respaldó Brexit). Como me señaló mi colega Caroline Molloy, su yerno es el diputado conservador Hugo Swire, ex ministro tanto en la Oficina de Irlanda del Norte como en el Ministerio de Asuntos Exteriores. El primo de Hugo Swire [3], con quien me he cruzado en Eton, es Nigel Oakes, fundador de Strategic Communications Laboratories. No es una conspiración, es solo que en la clase dominante están todos relacionados.

Pero volvamos a nuestra historia: en el momento de la Guerra de Irak de 2003, la tecnología de las comunicaciones había cambiado nuevamente. Como explica Caroline Wyatt de la BBC en el mismo blog, «las comunicaciones por satélite son ahora mucho más sofisticadas, lo que significa que casi siempre tenemos nuestros propias formas de comunicarnos con Londres. Eso ofrece una dosis crucial de independencia, incluso si aún es necesario que los reportajes sean autorizados por ‘op sec’ [seguridad operativa]. El control casi total por parte de los militares de los medios de información en las Malvinas sería impensable en la mayoría de las zonas de guerra actuales».

Llega Facebook

En febrero de 2004, comenzó otra interrupción importante en la tecnología de las comunicaciones: se fundó Facebook. Y con ello llegó una nueva pesadilla de propaganda.

Sin embargo, al mismo tiempo que se desarrollaba esta historia, algo más vital estaba sucediendo: el neoliberalismo.

Visto de una manera, el neoliberalismo es el sucesor del «imperialismo geográfico» como la «forma más extrema del capitalismo». Solía ​​suceder que alguien con una pequeña fortuna para invertir podía asegurarse un mayor beneficio pagando a alguien por navegar al extranjero, subyugar o matar personas (generalmente personas de color) y/o  secuestrarlas a ellas y/o sus cosas. Pero no pudieron seguir expandiéndose para siempre: el mundo no es tan grande. Así fue como los inversores occidentales ricos comenzaron a cambiar su enfoque, de abrir nuevos mercados en «tierras lejanas», a comercializar nuevas partes de la vida en sus propio territorio [a base de preivatizaciones]. El neoliberalismo es también, por tanto, este proceso de mercantilización: de las cambiantes decisiones de una persona-un voto, a una libra – un voto (o dólar, o, yen, o euro). O, como dice Will Davies: «el desencanto de la política por la economía [4]«.

La primera guerra de Iraq, «aquella que no ocurrió», coincidió con una etapa clave de este proceso: la rápida comercialización  de la colapsada Unión Soviética (véase «despojo de activos» [5], [técnica financiera especulativa de apropiación irregular de de acciones y por tanto de corporaciones enteras]), y por tanto el exitoso envolvimiento del globo del capital Occidental.

La segunda Guerra de Iraq fue notable por la aceleración de otra etapa clave: la Conquista de las fuerzas del mercado de los rincones más profundos del estado. Durante las invasiones de Irak y Afganistán, según War on Want [6, ONG antiglobalista], las compañías militares privadas «irrumpieron en escena».

UK y la privatización de la guerra

En un informe de 2016, el grupo activista de War on Want [7] describe cómo el Reino Unido se convirtió en el centro mundial de esta industria mercenaria. Puede que conozca a G4S como la corporación multiservicios que le mide los contadores de gas, pero es principalmente la mayor empresa mercenaria del mundo, involucrada en proporcionar ‘seguridad’ en zonas de guerra en todo el planeta (no se pierda el trabajo de investigación mis colegas del Reino Unido Clare Sambrook y Rebecca Omonira-Oyekanmi [8]).

Solo en Hereford, cerca del cuartel general de las SAS, hay 14 empresas mercenarias, según el informe de War on Want. En el apogeo de la guerra de Irak, alrededor de 80 empresas privadas participaron en la ocupación.

En 2003, cuando las fuerzas británicas y estadounidenses desataron una oleada de «conmoción y pavor» [9, doctrina militar fundamento de la Guerra Asimétrica] tanto en el pueblo iraquí como en sus propias poblaciones occidentales a través de la televisión por cable. El Ministerio de Relaciones Exteriores gastó £ 12.6 millones en empresas de seguridad privadas británicas, según cifras oficiales destacadas por The Guardian [10].

En 2012, esa cifra había aumentado a £ 48.9m.

En 2015, solo G4S consiguió un contrato de £ 100 millones para proporcionar seguridad a la embajada británica en Afganistán.

Y justo cuando el combate era privatizado, también lo fue la propaganda.

En 2016, la Oficina de Periodismo de Investigación [11] reveló que el Pentágono había pagado alrededor de medio billón de dólares a la firma británica de relaciones públicas Bell Pottinger para emitir propaganda durante la guerra de Irak. Bell Pottinger, famosa por dar forma a la imagen pública de Thatcher, incluyó entre sus clientes a Asma Al Assad, esposa del presidente sirio. Parte de su trabajo consistía en hacer películas falsas de propaganda para Al Qaeda. (La empresa se vio obligada a cerrar el año pasado [12] por cometer el error de desplegar sus tácticas contra los blancos [incidente en Sudáfrica]).

El periodista Liam O’Hare reveló [13] que Mark Turnbull, el director de SCL y Cambridge Analytica fue filmado junto con Alexander Nix [también CEO de SCL y CA] en el Channel 4, y fue también empleado de Bell Pottinger en Irak en este período.

Así es el ala de operaciones psicológicas de nuestro ejército privatizado: una agencia de propaganda mercenaria

Como la Bell Pottinger, SCL vio su oportunidad en la creciente privatización de la guerra. En su libro de 2006 «Élites del Poder Británicas: El renacimiento de la clase Dominante» [14], Hywel Williams escribió:

«Por lo tanto, parece natural que una consultora de comunicaciones políticas, Strategic Communications Laboratories, haya sido lanzada como la primera compañía privada en ofrecer ‘psyops’ a los militares».

Aunque gran parte de lo que SCL ha hecho para los militares es secreto, sabemos (gracias, una vez más, a O’Hare) [15] que ha tenido contratos con los departamentos de defensa del Reino Unido y EEUU por valor de (al menos) cientos de miles de dólares. Y un documento de la Academia de Defensa Nacional de Letonia que yo mismo logré extraer, titulado «Estrategia Comunicativa de la OTAN: ¿Algo más que hacer?» [16] Nos dice que ya estaban operando en 2010 en Afganistán, y nos da algunas pistas sobre lo que estaban haciendo:

«una operación de recopilación de datos cualitativos más detallada fue dirigida en la provincia de Maiwand por una empresa británica, Strategic Communication Laboratories (SCL) es casi única en la comunidad internacional de contratistas ya que cuenta con un brazo de investigación conductual dedicado, y subvencionado, ubicado en la misma sede que la prestigiosa institución de Ciencia e Investigación Británica, The Royal Institute, de Londres».

En términos simples, SCL Group, la empresa matriz de Cambridge Analytica, es el ala de operaciones psicológicas de nuestro ejército privatizado: una agencia de propaganda mercenaria.

Las actividades que desarrollaron en el contexto de zonas de guerra no deberían exagerarse, pero tampoco deberían minimizarse. Hasta donde podemos decir, así como el Pentágono usó herramientas simples de propaganda como elegir dónde incrustar a los periodistas durante la Guerra del Golfo para hacer girar su versión de los eventos, después dominaron las herramientas de la comunicación moderna: Facebook, videos online, recolección de metadatos y microtargeting.

Tales herramientas no son mágicas (y Anthony Barnett bien escribe sobre los riesgos que implicarían  que sí lo fueran) [17]. No explican por sí mismos ni Brexit ni Trump (el año pasado escribí una petición para que los Remainers [anti-brexit] en el Reino Unido no utilizaran nuestras investigaciones como excusa para no abordar los verdaderos motivos del voto Leave [pro-brexit]). Ni siquiera usaría la palabra «manipulación» para describir el impacto de estas empresas de propaganda. Pero son importantes.

Como reveló la investigación encubierta de Channel4 [18], este trabajo a menudo se ha llevado a cabo junto con tácticas difamatorias más tradicionales y, como Chris Wylie explicó, en asociación con otro nexo en este mundo: la conquista de empresas privadas de inteligencia en Israel, una parte de un ejército en expansión en el complejo industrial del país que, como sostiene el activista y escritor israelí Jeff Halper [19], es una parte clave de la campaña de la «diplomacia paralela» del país.

(Por supuesto, esto no es exclusivo del Reino Unido e Israel. Hasta que Cambridge Analytica logró la infamia mundial la semana pasada, la empresa de propaganda mercenaria más prominente en el mundo fue la compañía Palantir de Peter Theil (llamada así por el ojo que todo lo ve en Señor de los Anillos). Theil, fundador de PayPal (con Elon Musk) y ejecutivo de Facebook, escribió un famoso ensayo en 2009 [20] argumentando que la emancipación femenina había vuelto insostenible la democracia y que alguien debería inventar la tecnología para destruirla. Los clientes más destacados de Palantir son La comunidad de inteligencia de los Estados Unidos [unos 5 mill de agentes] y el Departamento de Defensa de los EEUU. El informante de Cambridge Analytica Chris Wylie afirmó esta semana que su compañía había trabajado con Palantir. También es digno de mención que uno de los accionistas de Palantir es el mariscal de campo Lord Guthrie, antiguo jefe del ejército británico. y asesor de Veterans for Britain [21], uno de los grupos que canalizaron dinero a AggregateIQ antes del referéndum europeo. Guthrie también trabaja para Arcanum, una de las principales agencias privadas de inteligencia, que, junto con Black Cube, socia de Cambridge Analytica, incluyó a Meyer Dagam, ex jefe del Mossad, como uno de sus asesores, hasta que falleció en 2016. Una vez más, no es una conspiración, Es solo que todos estos chicos se conocen. Pero yo divago.)

De vuelta a SCL: ¿por qué los propagandistas mercenarios de la OTAN se involucran en las elecciones presidenciales de EEUU y, debido a las crecientes evidencias sobre los vínculo entre Cambridge Analytica y AggregateIQ, también en el Brexit?

La respuesta obvia es parcialmente verdadera. Podrían ganar mucho dinero al hacerlo, y así lo hicieron. Si privatizas la guerra, no te sorprendas si las empresas militares comienzan a usar las herramientas de guerra por su cuenta. Cuando Eisenhower advirtió sobre el Complejo Industrial Militar, estaba pensando en las armas físicas. Pero, así como las semiautomáticas inventadas para los soldados no reguladas terminan usándose en las escuelas estadounidenses, no debería sorprendernos que las armas de la guerra de la información se disparen en los comicios angloamericanos.

Pero en un sentido más general, toda esta historia es exactamente lo que trataba el Brexit para muchas de las personas con poder que ejercían presión. Así como hemos investigando la donación secreta que pagó la campaña pro-Brexit del DUP Democratic Unionist Party [22] [23], seguimos investigando esta red de conexiones. Priti Patel trabajó para Bell Pottinger en Bahréin. Richard Cook, cabeza visible de la donación secreta al DUP, estableció un negocio en 2013 con el ex jefe de la inteligencia saudí y un hombre danés involucrado en la venta de armas a radicales hindúes que nos dijeron que era un espía. David Banks, que dirigía Veterans for Britain, trabajó en relaciones públicas en Oriente Medio durante cuatro años, y Veterans for Britain está lleno de este tipo de contactos.

Podría seguir. Mi sospecha es que esto no se debe a que haya algún tipo de conspiración en torno a un grupo de ex-espías. Se trata más bien del hecho de que el Poder proviene de redes de personas, y el ala de la clase dominante británica que está dentro y alrededor del ejército se está moviendo rápidamente hacia el mundo de la guerra privatizada. Y esa gente tiene un fuerte interés ideológico y material en la política de derecha radical.

UK: «El País más corrupto de la Tierra»

Otra forma de verlo es esta: Gran Bretaña ha perdido la mayor parte de su imperio geográfico. Y la mayor parte de nuestra política moderna trata de las formas en que diferentes grupos luchan para llegar a un acuerdo con ese hecho. Para una gran parte del aparato gobernante esto implica intentar repetir los días de gloria colocando al país en el centro de dos de los nexos que definen la era moderna [globalización, privatización/ neoliberalismo].

El Reino Unido y sus Territorios de Ultramar ya se han convertido en la red más importante de paraísos fiscales y áreas secretas del mundo, convirtiéndonos en el centro global para el lavado de dinero y por lo tanto, como argumenta Roberto Saviano, el importante experto en mafias, en el país corrupto en la tierra [24]. Y al igual que los países con importantes industrias petroleras tienen importantes lobbies petroleros, el Reino Unido tiene un gran lobby de lavado de dinero [capitaneado por la City de Londres].

Las molestas regulaciones de la UE frustraron los sueños de estos seres, que desean que nuestra nación insular se aleje aún más de la costa y se convierta en un paraíso fiscal. Y para algunos Brexiteers, este lobby del lavado de dinero siempre hubo un fuerte incentivo para respaldar el voto del Leave [salirse de la UE]: las declaraciones del European Research Group que se remontan a 25 años lo demuestran.

Pero lo que nos recuerda el caso de Cambridge Analytica es que no se trata solo del lobby de lavado de dinero (ni del lobby agroquímico) [25]. Otro grupo con un gran interés en impulsar tal desregulación, reducir la transparencia, exaltar la islamofobia en Estados Unidos y unir a las personas entre sí es nuestro floreciente complejo mercenario, una de las únicas otras industrias en las que Gran Bretaña lidera el mundo. Por lo tanto, no sorprende que su ala de propaganda haya dirigido las habilidades aprendidas hacia sus resultados políticos deseados.

En su ensayo, Baudrillard argumentaba que sus observaciones sobre los cambios en la propaganda militar nos decían algo sobre la entonces nueva era posterior a la Guerra Fría. Solo dos años después de que Tim Berners Lee inventara la World Wide Web, escribió una frase que, para mí, nos enseña más sobre la historia de Cambridge Analytica que mucho de lo que hemos visto desde entonces: «Así como la riqueza ya no se mide por la ostentación de la riqueza, sino por la secreta circulación del capital, del mismo modo la guerra no se mide al desencadenarse sino por su despliegue especulativo en un espacio abstracto, electrónico e informativo «.

Cambridge Analytica es lo que sucede cuando privatizas tus operaciones de propaganda militar. Se adentró hacia el espacio creado cuando las redes sociales se cargaron al periodismo. Es otro ejemplo más de herramientas desarrolladas para subyugar a personas en otras partes del mundo que se utilizan en las poblaciones nacionales de los países occidentales en los que se desarrollaron. Marca el punto en el cual el capitalismo neoliberal alcanza su cenit, y desciende hacia el capitalismo de vigilancia [26]. Y la mejor respuesta posible es crear un medio democrático que los propagandistas no puedan comprar.
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Adam Ramsay es el coeditor de openDemocracyUK [ONG] y también trabaja con Bright-Green [Partido Verde]. Antes, era un activista de tiempo completo con People & Planet. Puedes seguirlo en @adamramsay.

Publicado 12.4.2018, última edición 13.4.2018