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Tres niñas y tres niños de Venezuela fueron matriculados en una escuela primaria de Chiclayo, la capital de la región de Lambayeque, en el noroeste de Perú. La noticia, que puede parecer insignificante, es solo una de las tantas que circulan en esa nación suramericana y que guardan relación con la población migrante procedente de Venezuela.
Titulares como ‘Conoce los distritos donde residen más venezolanos en Lima’ o ‘El 79% de los venezolanos que han migrado al Perú tenían un trabajo’, son frecuentes en los medios peruanos.
En opinión de Daniela Ortíz, investigadora peruana y militante antirracista, existe una «hipervisibilización» de los migrantes venezolanos «porque interesa utilizarlos políticamente» y así «justificar» el posicionamiento del Gobierno peruano respecto de Venezuela.
Personas que viajan desde Caracas a Ecuador, hacen fila en un control migratorio en Táchira (Venezuela). 8 de noviembre de 2017. Credito: Reuters / RT |
Ortíz, quien reside desde hace 10 años en Barcelona (España), explica que cuando se produce este tipo de «sobreexposición» mediática generalmente poco importan los derechos de las personas, «ya que priva el uso político de su situación».
Migrantes o refugiados
El pasado 12 de marzo, se aseguró que el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) había calificado a los migrantes venezolanos que salen del país como refugiados, según publicó el diario El Carabobeño y casi la totalidad de la prensa.
Miguel Pizarro, uno de los diputados del opositor partido Primero Justicia, escribió en Twitter que «por primera vez» en la historia de este país latinoamericano, Acnur calificaba de «refugiados» a los venezolanos y acusó al gobierno de Nicolás Maduro de «acabar con los sueños y oportunidades de miles de personas».
#ÚltimaHora| #ACNUR niega que haya calificado a los venezolanos que salen del país como refugiados, pide reciprocidad con #Venezuela por su solidaridad reconociendo derechos a los inmigrantes y pone a disposición su experiencia jurídica para tratar a los venezolanos que emigran pic.twitter.com/ujfXqRjNr2
— Madelein Garcia (@madeleintlSUR) 12 de marzo de 2018
Horas más tarde, Roberto Mier, representante de Acnur en Venezuela, ofreció una entrevista a Madelein García, periodista de Telesur, en la que negó que Acnur haya calificado a los venezolanos que salen del país como refugiados.
«No queremos que se confunda el espíritu del comunicado, a Acur le preocupa la xenofobia y discriminación contra los inmigrantes venezolanos que salieron del país por varias razones o para buscar solucionar la situación económica de sus familias», dijo Mier.
El discurso de la prensa
En opinión de la investigadora Daniela Ortíz, los medios de comunicación tienen un «rol determinante» cuando se trata de la visibilización o no de un flujo migratorio. «Son los medios los que difunden y sostienen todas las narrativas que van contra la población migrante», indicó.
Precisó que en el caso de la migración latinoamericana y africana en España, la prensa de la península «tiene una obsesión con contar inmigrantes» y de referirse constantemente a este tema como el «problema de la migración». Así, recordó que el martes 8 de septiembre de 2015, un periódico español publicó un titular de portada en el que se anunciaban bombardeos a causa de una situación migratoria.
Portada | La crisis de los refugiados obliga bombardear Siria; un cómico salvaría Guatemala…http://t.co/KByzw5jDqR pic.twitter.com/FzgbhEB4R6
— EL PAÍS (@el_pais) 7 de septiembre de 2015
La forma en la que la prensa trata este tema, agrega la investigadora, oculta «a los responsables de la violencia» que viven los migrantes en Europa, y borra de las páginas de los diarios «al sistema de control migratorio», que se convirtió en una herramienta burocrática «que impide el acceso a los países europeos y la obtención de la documentación que les garantice un estatus legal».
¿Igualdad de derechos?
Según Ortíz, ocurre que se aplican «distintos grados de derechos» a los migrantes basados en aspectos como «el país de procedencia o la relación política que exista en ese momento entre el país emisor y el receptor».
Daniela Ortíz habla sobre procesos migratorios en el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC). 14 de marzo de 2018 Credito: Ernesto J. Navarro / RT |
No obstante, el color de la piel del migrante, «su situación económica, su género, su acceso o no a la documentación de un país», determinan la cantidad de derechos que llegará a tener.
Más o menos migrante
Daniela Ortíz emigró de Perú buscando expandir los horizontes de su trabajo artístico y devino militante por los derechos de los migrantes a partir de su experiencia para obtener la documentación legal en España, de allí que no habla de «asuntos migratorios» sino de «racismo institucional».
En su opinión, desde la creación del «Espacio de Schengen», que comprende a 26 países europeos que han abolido los controles fronterizos en las fronteras comunes, «se ha institucionalizado el racismo».
El término «inmigrante ilegal», aseveró la investigadora, solo se aplica «contra las personas proceden de las excolonias». Pero «no aplica», por ejemplo, a un «estadounidense blanco» que vaya a vivir a Europa y «tampoco a un Alemán que decida vivir en España».
Sobre ese particular detalla que la situación de «tensión, persecución o deportación» de un migrante en Europa, será distinta para un senegalés o gambiano que para una latinoamericano. «También será diferente la experiencia para un migrante venezolano blanco para para otro racializado», dijo Ortíz.
Finalmente, la investigadora peruana cuestionó los procesos burocráticos conocidos como «exámenes o entrevistas de integración», por considerar que suponen un «cuestionamiento negativo» a la cultura de las personas que «migran de las excolonias» y que justifican la imposibilidad de obtener la documentación legal en el país receptor.