Agencias

El Tribunal Regional Federal de la Cuarta Región (TRF-4), que condenó al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva a 12 años y un mes de prisión por supuesta corrupción, decidió este lunes rechazar los recursos presentados por la defensa y dejó al exmandatario a un paso de la cárcel, aunque Lula aún cuenta con un salvoconducto hasta el 4 de abril.

El recurso de la defensa fue desestimado por unanimidad por los tres magistrados de la octava sala del TRF4, decisión que podría llevar al líder brasileño a prisión.

La «sesión extraordinaria» en la que se tomó la decisión sobre el recurso de «embargo de declaración» se realizó este lunes a las 14H30 hora local (16H30 GMT).

Después de la decisión de TRF-4 hace dos años, la defensa de Lula presentó un recurso de «embargo de declaración», que impide la modificación o anulación de la pena, pero sí permite ganar tiempo.

El tribunal de segunda instancia de Porto Alegre se pronunció este lunes y no el día 28 de marzo como anunció inicialmente, sobre los embargos de declaración.

Una vez culminado el trámite ante esa corte de apelaciones, comienza el periodo en que el expresidente podría ser encarcelado, porque las leyes brasileñas indican que un condenado en segunda instancia puede comenzar a cumplir sentencia aunque no se hayan resuelto recursos en instancias superiores.

Los abogados presentaron un recurso de habeas corpus en las dos instancias superiores, es decir, en el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) y el Tribunal Supremo Federal (TSF), pero el recurso fue descartado por el TSJ.

Algunos magistrados desean reconsiderar la decisión del tribunal y plantear que Lula solo pueda ser encarcelado una vez se agoten todos los recursos en instancias superiores.

Si la decisión se diera, Lula sería beneficiado, pues el Supremo suele demorar incluso años en pronunciarse.

En el caso de Lula, la presidenta del Supremo, Carmen Lúcia Antunes, es la única que tiene el poder de llevar el tema a votación en el plenario.

Si el Supremo no revisa la decisión, el expresidente podría ser enviado a prisión en cualquier momento.

Entretanto, Lula continúa con la caravana por Brasil que lo ha llevado a varios estados para denunciar la persecución judicial en su contra, que pone en riesgo su candidatura en las elecciones presidenciales de octubre.