Editorial Strategic Culture Foundation

El incesante torrente de falsas acusaciones contra Rusia que realiza Estados Unidos y sus aliados de la OTAN está alcanzando velocidades vertiginosas.

Esta semana se vieron más acusaciones carentes de fundamento por supuestos ataques cibernéticos rusos contra las elecciones norteamericanas y contra la industria británica.

Hubo también una burda reclamación de parte de funcionarios norteamericanos en el sentido que Rusia estaba detrás de unos supuestos ataques acústicos contra diplomáticos norteamericanos en Cuba.

Posteriormente, un ministro de exteriores holandés fue obligado a renunciar luego que finalmente admitió haber dicho mentiras durante los dos últimos años acerca de supuestos planes rusos para una agresión regional.

Por otro lado, el Secretario de Estado, Rex Tillerson, se quejó esta semana durante su gira por el Medio Oriente diciendo que «la meta fundamental» del involucramiento de su país en Siria «era la derrota» del terrorismo del Estado Islámico (Daesh).

Esto es evidentemente falso ya que las fuerzas de Estados Unidos que de manera ilegal ocupan parte del territorio sirio, lanzan letales ataques contra las fuerzas armadas de Siria quienes realmente están combatiendo al Estado Islámico y a su miríada de terroristas afiliados.

Mientras tanto, la embajadora norteamericana ante la ONU, Nikki Haley, acusó a Rusia de bloquear los esfuerzos de paz en Siria –otro audaz infundio que se agrega a su grueso compendio de calumnias.

Quizás la más descarada falsedad colada esta semana fue la del presidente de Francia, Emmanuel Macron quien de manera candorosa admitió que su gobierno no tenía ninguna prueba de que armamento químico estaba siendo empleado en Siria.

«Actualmente, nuestras agencias, nuestras fuerzas armadas, no han determinado que armamento químico tal como se lo describe en los tratados haya sido utilizado contra la población civil», señaló Macron a los medios de prensa en París.

Su admisión fue posterior a la del Secretario de la Defensa James Mattis, quien también confesó a comienzos del mes no tener evidencia alguna sobre armamento químico desplegado en Siria.

«Tenemos otros informes provenientes del campo de batalla de parte de gente que sostiene que si ha sido empleado.» Dijo Mattis a los periodistas en el Pentágono. «No tenemos evidencia de esto.»

Aunque solo hace algunas semanas el gobierno norteamericano y el gobierno francés condenaban al gobierno sirio del presidente Assad por el supuesto uso de armamento químico por parte de sus fuerzas. El Ministro del Exterior francés Jean-Yves Le Drian y el Secretario de Estado Rex Tillerson también acusaron a Rusia de ser responsable debido a su alianza con Damasco.

Pero, ahora se nos dice que los gobiernos norteamericano y francés, de hecho, no cuentan con ninguna evidencia respecto de armamento químico en Siria.

Todo esto a pesar que el presidente norteamericano Donald Trump lanzó más de cincuenta misiles crucero Tomahawk contra el país árabe el pasado mes de abril en pretendida represalia contra el «régimen sirio por lanzar municiones químicas sobre el pueblo Jan Sheijún en la provincia de Idlib el 4 de abril del 2017.

Macron continuó haciendo sus absurdas declaraciones esta semana diciendo que «si» se descubriera que armamento químico estaba siendo empleado, él ordenaría ataques militares contra Siria.

Tanto Siria como Rusia han rechazado repetida y categóricamente las acusaciones de empleo de armamento químico, señalando que el acopio de estas armas fue eliminado el año 2014 en virtud de un acuerdo gestionado por la ONU.

Cuando Mattis dice que «tenemos informes provenientes del campo de batalla» se refería a grupos tales como la agrupación terrorista patrocinada por la CIA el Frente Al Nusra y su órgano de prensa los auto denominados Cascos Blancos.

La cobertura de los medios de prensa occidentales durante las últimas dos semanas aparentemente describe los ataques aéreos sirios y rusos en áreas ocupadas por civiles tiene como fuente a los Cascos Blancos. Esta agrupación es un enclave dentro de Al Nusra.

Se trata del mismo y acelerado cuento sobre las supuestas violaciones sirias y rusas durante la liberación de Aleppo de manos de los terroristas a finales del año 2016 bien orquestada una vez más en relación con Guta del Este e Idlib. Una vez más los medios de prensa occidentales están amplificando la dudosa propaganda de parte de entes como los Cascos Blancos como si se tratara de informaciones independientes y verificadas.

Esta semana en París, Abdulrahman Almawwas, el denominado vicepresidente de los Cascos Blancos que también emplea la denominación Defensa Civil de Siria, declaró a la agencia Reuters que Francia y otras potencias de la OTAN deben intervenir en Siria.

«Ya es tiempo de actuar realmente y no solo hablar acerca de las líneas rojas», dijo Almawwas que se sentía decididamente defraudado luego de escuchar la admisión de Macrón respecto de la ausencia de pruebas sobre armamento químico.

De manera reveladora el enviado de los Cascos Blancos fue hospedado por altos funcionarios del gobierno durante su estadía en París, entre los que estuvo el primer asesor diplomático de Macrón, según la agencia Reuters.

Almawwas también se quejó –de manera involuntaria—que los Cascos Blancos han recibido este año menos financiamiento de parte de gobiernos extranjeros en comparación con el año pasado.

Reuters informó que » Almawwas dijo que el financiamiento de la agrupación para el año 2018 de parte de gobiernos extranjeros (sic) se había rebajado a 12 millones de dólares de 18 millones de dólares el año anterior.

Según la propia página web de los Cascos Blancos, los gobiernos extranjeros de los cuales reciben financiamiento serían Estados Unidos. Gran Bretaña, Francia, Holanda, Alemania, Dinamarca y Canadá, entre otros.

En otras palabras, esta supuesta organización de auxilio humanitario es una entidad patrocinada por la OTAN que evidentemente opera con libertad en áreas de territorio sirio controladas por Al Nusra y otras agrupaciones terroristas prohibidas internacionalmente.

Y esta es la misma «fuente» que ha sido empleada por los gobiernos de la OTAN y los medios de prensa occidentales para difundir acusaciones acerca de las fuerzas del estado sirio empleando armamento químico contra la población civil –acusaciones que ahora altos funcionados franceses y norteamericanos tardíamente están negando

Lo que tenemos aquí es un evidente tráfico de falsedades y mentiras de parte de los gobiernos occidentales y de sus medios de prensa.

Y no solo respecto de la guerra en Siria sino sobre una gama de incendiarios problemas internacionales como lo hemos detallado anteriormente.

Al acusar a Rusia de agresión, de amenaza nuclear, de sabotear elecciones, de atacar infraestructuras civiles, acto que podría «matar a miles y miles» según el Ministro de la Defensa británico, Gavin Williamson el mes pasado o cualquier otra cantidad de alegatos es síntoma de una sociopatía embustera de parte de los gobiernos occidentales.

Las incesantes falsedades y mentiras patrocinadas por Estados Unidos y sus aliados europeos son posibles gracias al censurable servilismo de los medios de prensa occidentales responsables de las desbocadas acusaciones que ellos voluntariamente divulgan.

Esta incesante diseminación de embustes es una horrorosa incitación a las tensiones, los conflictos y a la guerra.

Empeñarse en una fiebre guerrerista no solo es una irresponsabilidad. De hecho, es un crimen de guerra, de acuerdo con las normas legales de Nuremberg.

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