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El Departamento del Tesoro de EEUU empezó finalmente lo prometido hace seis meses: el mayor aumento de deuda pública de los últimos nueve años. La semana pasada vendió una cantidad sin precedentes de 179.000 millones de dólares en títulos.

Más aún, las estimaciones de financiamiento de enero muestran que el Tesoro estadounidense espera emitir 441.000 millones de dólares en deuda comerciable neta en el actual trimestre, cantidad máxima desde la crisis de 2008-2009, cuando la Administración de EEUU estaba recaudando fondos urgentemente para salvar al sistema bancario.
La política de las autoridades financieras de EEUU tiene como objetivo atraer una considerable cantidad de dólares de los mercados para financiar el déficit presupuestario, que crecerá en el contexto de la reforma tributaria de Trump.

En lugar de reducir gastos y deficiencias, como había prometido durante la campaña electoral, Trump decidió aumentar de manera récord el déficit presupuestario, los gastos presupuestarios y la deuda pública.

Este paso provocó el descontento de los mercados financieros, los medios económicos y los pocos políticos que saben cuáles serán las consecuencias de la estrategia de cubrir el déficit con deudas para la economía en general.

Los analistas creen que el sistema financiero de Estados Unidos tendrá que someterse a una gran prueba. Últimamente, el crecimiento del rendimiento de los bonos no conduce a un aumento en la tasa del dólar, observa el diario Expert.

«Esta brecha puede llevar al hecho de que el dólar se comportará como las monedas de los mercados emergentes, es decir, de manera volátil e impredecible», concluye el medio.