Página12-Agencias

Miles de personas de todos los lugares del mundo que confluyeron para la cumbre «Fuera OMC» marcharon por el centro porteño para exigir un «freno a la política neoliberal que atenta contra la soberanía de los pueblos». Movimientos campesinos, originarios, feministas y sindicales realizaron talleres y debates para continuar estableciendo redes que muestren «alternativas al capitalismo» a través de «la cooperación y los lazos colectivos».

La marcha que se realizó sin inconvenientes, registró incidentes provocados por un grupo minoritario con botellazos y piedras ante un cordón de oficiales de la Policía de la Ciudad, que pocos minutos después incorporó un despliegue cinematográfico, como parte del operativo de seguridad montado por el Gobierno nacional para recibir a los funcionarios y empresarios que llegaron para participar de la cumbre. Decenas de camionetas, carros de asalto y tanquetas de Gendarmería y Policía Federal marcharon cargadas de efectivos a contramano por Avenida Corrientes para controlar a medio centenar de personas que arrojaron piedras y botellas.

Tras el desproporcionado operativo, la Policía de la Ciudad detuvo a entre 15 y 20 manifestantes, según denunciaron distintas organizaciones presentes, y los retenían en el ingreso de un Estacionamiento sobre la calle Corrientes. Entre las personas detenidas, dos mujeres sufrieron lesiones.

La movilización comenzó a las 18 desde el Congreso y se dirigió hasta el Obelisco para repudiar el encuentro que se desarrolla desde el domingo en el Centro Cultural Kirchner. De la marcha participaron organizaciones políticas de izquierda y del peronismo de base, la CTA, organizaciones campesinas,  una delegación internacional de activistas y referentes de derechos humanos como Nora Cortiñas y Pérez Esquivel.

Pérez Esquivel repudió la lista negra confeccionado por el Gobierno y las deportaciones de especialistas críticos a las políticas neoliberales que llegaron a la Argentina para participar del encuentro oficial. «El gobierno les prohibió la entrada a organismos internacionales y eso es silenciar voces. Esto no es una democracia, es un gobierno autoritario», había criticado el premio Nobel de la Paz.