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En un mundo cada vez más globalizado, la economía digital va conquistando amplios terrenos. Bajo el título de comercio electrónico, la OMC pretende incluir el tema en la agenda de su Conferencia Ministerial en Buenos Aires algo que algunos analistas consideran una «nueva colonización».
Tradicionalmente, la Organización Mundial de Comercio ha bregado por la eliminación de barreras arancelarias y la desregulación en el intercambio de bienes y servicios tradicionales entre sus países miembros. Ahora, con el auge de las nuevas tecnologías, la entidad quiere llevar adelante medidas vinculantes en materia de comercio electrónico que pueden golpear duro a los países menos desarrollados.
Gustavo Gómez, director ejecutivo del Observatorio Latinoamericano de Comunicación, Medios y Convergencia (Observacom), dijo a Sputnik que esta discusión se enmarca «en un entorno de relaciones con una situación muy desbalanceada entre los países en desarrollo y las grandes potencias».
El experto dijo además que «hay un enfoque muy claro» a favor de las grandes empresas transnacionales de tecnología por el que se pretende plantear una «desregulación». En un entorno en el que «los derechos humanos no existen» como los ámbitos de discusión sobre el comercio, el asunto —que ha pasado desapercibido en los medios hegemónicos— cobra especial gravedad.
El ‘internet de las cosas’, las compras en línea o las aplicaciones móviles pintan un complejo retrato difícil de contemplar con los lentes de los acuerdos vigentes en el seno de la OMC. El conocimiento, la propiedad intelectual y los datos cobran mayor protagonismo que plantea un desafío a los países.
En este tipo de negocios, la transferencia de recursos «pasa de la materia prima tradicional al nuevo comercio de bienes y servicios a través de las nuevas tecnologías», puntualizó el director ejecutivo del Observacom.
La supuesta regulación que persigue la OMC «significa desprotección de los derechos de los usuarios y consumidores de la población en general», pero por sobre todo «una pérdida de soberanía de los países para poder regular en función de objetivos de desarrollo nacional servicios tan diversos como los que van a estar dentro de la categoría de comercio electrónico», apuntó el experto.
¿Regular o perpetuar desbalances?
Esto, recordó Gómez, lleva a que algunos analistas hablen de una «nueva colonización» que continúa con los desequilibrios en «el desarrollo de las fuerzas productivas y tecnológicas en el mundo». Los países latinoamericanos, por ejemplo, «llegan muy tarde a estas discusiones» con un rezago considerable.
«Si además frente a esta situación no tenemos herramientas de protección del desarrollo nacional; ni para que haya transferencias de tecnología para ponernos a tiro; ni para proteger la producción, la mano de obra o el conocimiento local, el resultado único posible es consolidar un desbalance brutal», comentó Gómez.
La sociedad civil en el mundo estuvo más alerta sobre las implicancias que podían tener ambiciosos tratados comerciales como el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (conocido por sus siglas en inglés, TPP) o el Acuerdo de Comercio de Servicios (TISA), que incluían de manera más explícita estos temas. Sin embargo, lo que sucederá en Buenos Aires del 10 al 13 de diciembre en la XI Conferencia Ministerial de la OMC ha generado hasta el momento menos repercusiones.
Los temas de «protección de la propiedad intelectual y la capacidad de manejar el volumen de datos personales que tienen las industrias tecnológicas» hacen urgente «un trabajo de información y sensibilización» respecto del tema.
«Con algunas iniciativas que se están planteando en el marco de la OMC yo diría que se va a profundizar el problema y va a fortalecer estrategias de dominación que tienen a la cabeza a algunos países, pero fundamentalmente, hoy en día, grandes corporaciones trasnacionales», concluyó.