El panorama empeora porque las informaciones que hablaban de siete señales que se habían detectado y que presumiblemente eran emitidas por el Ara San Juan resultaron ser falsas, ya que la empresa que analizó las mismas, determinó que no se correspondían con el teléfono satelital del submarino.
En lo que respecta a los ruidos, que presuntamente podrían ser señales de los tripulantes golpeando el caso del buque, de concluyó que no eran otra cosa que ruidos provocados por “fenómenos biológicos” y que la huella sonora no se corresponde con un submarino.
Pese a que existe la certidumbre de que se está ante una situación desesperada, las autoridades de la Armada y el Ministerio de Defensa, siguen emitiendo declaraciones tranquilizadoras, asegurando que la pérdida de contacto con el submarino, que lleva a bordo 44 tripulantes se debe a “un problema de baterías o un cortocircuito”, lo que no habilitaría a poner en práctica un procedimiento de emergencia.
Hasta el momento 14 buques y 10 aviones están participando en la búsqueda, cubriendo la zona en la que fue detectado por última vez el submarino, a 430 kilómetros al sureste de la costa, en aguas del Golfo de San Jorge.
En el puerto de Comodoro Rivadavia, ya está dispuesta una misión de búsqueda y rescate del submarino valiéndose de equipos de última generación de la armada de Estados Unidos.
Se trata de cuatro vehículos sumergibles no tripulados, manejados por control remoto, provistos de una sonda de gran alcance, que permitirían la localización del submarino en las profundidades del océano. Los mismos están siendo cargados con grúas en el barco noruego Skandi Patagonia.
Los mismos, además de tener mayores medios para la localización de objetos sumergidos, cuentan con una cámara de rescate presurizada, que en caso de encontrar al ARA San Juan, podrían pegarse a su casco y permitir el rescate de sus tripulantes.