Tras una conversación telefónica con su homólogo chino, Xi Jinping, sobre cómo manejar el amenazante programa balístico y nuclear de Corea del Norte, Trump no descartó completamente acciones militares pero indicó que primero intentarán otras formas de presión. «Ya veremos qué pasa», aseguró.
Trump había amenazado previamente con «fuego e ira» a Corea del Norte si continuaba con las pruebas de misiles y advirtió a los pocos socios internacionales de Pyongjang que el comercio con Estados Unidos podría llegar a su fin.
Hasta ahora, esas amenazas han sido ignoradas por Pyongyang, que recientemente detonó una aparente bomba termonuclear.
Esta y otras pruebas parecen destinadas a unirse con tecnología nuclear y de misiles que podrían poner a territorio estadounidense a una distancia de ataque.
Trump ha acusado a China de no hacer lo suficiente para endurecer la presión económica sobre su vecino. Pero el miércoles, el mandatario estadounidense sonó más conciliador.
«Creo que el presidente Xi concuerda conmigo un 100 por ciento. Tampoco quiere ver lo que está pasando allí. Tuvimos una conversación telefónica muy, muy franca y muy fuerte», aseguró.
Después de años de sanciones cada vez más duras contra Corea del Norte, las Naciones Unidas están sopesando medidas adicionales.
Estas podrían incluir una restricción del suministro de petróleo o restringir la capacidad de Corea del Norte para recaudar remesas de trabajadores en el extranjero.