Según la Fiscalía, que en esta investigación penal vinculó al vicepresidente Jorge Glas y a otras 17 personas en un supuesto delito de asociación ilícita, Santos desveló los «mecanismos» para la adjudicación de grandes proyectos a la compañía, que pagó más de 30 millones de dólares en sobornos.
Según la prensa local, el delator, que en agosto pasado confesó haber pagado al menos 14,1 millones de dólares a Glas para que éste favoreciera a la empresa brasileña, sostuvo que el vicepresidente le pidió un millón de dólares para la campaña de las elecciones locales de 2014.
Y que Glas, a cargo de sectores estratégicos en los primeros años del gobierno de Rafael Correa y vicepresidente desde 2013, era consciente de los sobornos entregados a su tío Ricardo Rivera, uno de los más de una decena de detenidos que ha dejado por ahora el caso Odebrecht en Ecuador.
Glas, aliado de Correa en la ácida disputa que mantiene con el presidente Lenín Moreno y que ha puesto al oficialismo al borde de la ruptura, asegura que su vinculación es parte de una conspiración en su contra y que la versión de un «corrupto confeso» no tiene ningún valor.
El vicepresidente, despojado de sus funciones por Moreno y a quien la oposición le endilga responsabilidad en varios hechos de corrupción, tiene prohibida la salida del país.