Santiago Maldonado desapareció el 1º de agosto, luego de una represión de la Gendarmería en la comunidad mapuche de Cushamen.

Las pruebas que comprometen a Gendarmería

Página/12

 

El funcionario explica que la fuerza de seguridad ingresó al Pu Lof en Resistencia de Cuchamen sin orden judicial. Que las camionetas de la Gendarmería fueron lavadas y que los indicios coinciden con los testimonios de los miembros de la comunidad.
Fernando Machado es el defensor oficial del juzgado federal a cargo de la investigación por la desaparición forzada de Santiago Maldonado. Es autor de uno de los tres hábeas corpus que se presentaron para exigirle al Estado su localización. Y quien señaló desde el primer momento la responsabilidad de Gendarmería. En diálogo con PáginaI12 explica cómo llegó al Pu Lof de Resistencia de Cushamen y que las primeras pericias descartan que el muchacho se haya ahogado en el río porque es un cauce de poca profundidad y vallado de ramas. También cuenta que las camionetas de Gendarmería fueron lavadas, que a una de ellas le violaron la faja de seguridad y que el comandante de la Gendarmería local que prestó declaración tres días después de la desaparición dijo desconocer todos los datos. “La versión de la comunidad es bastante creíble, en el sentido que se lo habría llevado la Gendarmería. Todas las pruebas son contestes con esa versión. En ese contexto sin lugar a dudas sería una desaparición forzada”, afirmó.–¿Como llegó usted a la investigación y cuándo tomó conocimiento de la desaparición?

–Soy defensor oficial federal. Tengo competencias múltiples. Me llamaron el 1 de agosto a la tarde porque había habido un episodio violento en un Pu Lof en Resistencia de Cushamen, donde había intervenido Gendarmería Nacional. Yo asisto a detenidos. Cuando una persona es detenida inmediatamente se fijan derechos y garantías y esta persona dentro de las 24 o máximo 48 horas tiene que ser recibida en audiencia con el juez. Acudo porque había menores, para verificar cómo estaban, si los había, y asistir eventualmente a mis pupilos. Ese fue mi objetivo inicial. Cuando llego me entero algunas circunstancias y me comentan que había una persona que no encontraban. Evaluamos hacer un paradero o un hábeas corpus. Termino a las doce de la noche y hago un paradero a la mañana. Y el mismo día interpongo el Hábeas Corpus. Después se acumularon otros dos hábeas corpus: el que promovió el CELS y otro de la APDH de la provincia.

–¿Desde el primer momento creyó que la Gendarmería se llevó a Santiago?

–Es claro que la única fuerza de seguridad que intervino en este episodio es Gendarmería Nacional. Se realizó una audiencia en la que comparecí yo, la fiscal, la APDH y un comandante principal de Gendarmería. Se hicieron muchas medidas. Pedimos un rastrillaje con perro en el lugar donde fue visto por ultima vez Santiago Maldonado. El perro encontró una gorra que fue reconocida por los miembros del lugar como gorra de Santiago. El perro tomó un camino, una senda que es absolutamente compatible con lo que habían dicho los miembros de la comunidad, que es el lugar donde lo habían visto por última vez. Se pudieron levantar huellas de vehículos de Gendarmería adentro del territorio que también corresponden con el relato de la comunidad. Después entró Prefectura e hizo un rastreo sobre ambas márgenes del río y del centro del cauce. Y se determinó que la profundidad es baja: unos 1,30 y 1,40 metros en el lugar de mayor profundidad y no es un cauce como correntoso. Hay muchos palos y ramas en el lecho.

–Es decir que no se podría haber ido por el río.

–Esto indica que es muy difícil ahogarse por la poca profundidad. Pero de haberse ahogado hubiese quedado atrapado por las ramas en las inmediaciones. Esa fue la premisa que sacó Prefectura ni bien salió del río. Después, se hizo un levantamiento de rastros de olores en las camionetas. Son cuatro camionetas y un camión. Dos se hicieron en Esquel. Y tres en El Bolsón. Las dos camionetas estaban muy limpias. ¡Extremadamente limpias! Digamos… como si hubiesen sido limpiadas, como lavadas. Eso conspiró contra el levantamiento de huellas o rastros. Una de las camionetas tenía una faja de clausura rota del lado de la puerta del conductor.

–¿Qué evaluaron?

–Si hay una faja es porque algo es inconmovible. No se puede modificar, no se puede tocar. Es mucho más que llamativo que un vehículo que está al resguardo de Gendarmería esté con la faja rota. Eso implica que se ha violentado la faja. Es una circunstancia que enturbia las cosas. Hubo otras medidas en los vehículos. Se hizo levantamiento de rastros de olores. Y cuestiones específicas que buscó la Policía Científica que vino de Buenos Aires para hacer el trabajo. Hay otras medidas en camino. Ahora estamos esperando el resultado de las pruebas. Este es el punto donde estamos.

–¿Dónde encontraron la gorra?

–El gorro estaba en la dirección del recorrido que mencionan los miembros de la comunidad y cuando según describen iban escapando en dirección al río para cruzarlo. Los otros de la comunidad cruzan el río pero Santiago no, porque no sabía nadar. Entonces se asustó y ahí es cuando supuestamente es atrapado. Esto es lo que explica la comunidad. El gorro estaba dentro de ese recorrido. Coincide con esa versión.

–¿Qué vio el primer día en el terreno?

–El panorama era bastante desolador. Había restos de fuego porque según lo que dicen la Gendarmería les había quemado algunas de las carpas, algunas sillas, enseres. No se si estuvo en una ruca casa, que es algo precario y chiquito. Y había rastros de las quemas. Las personas me contaban cómo fue el ingreso y toda la apariencia marca haber sido un desarrollo violento. Había restos de vainas servidas de balas antimotín. Yo recogí y presenté en el juzgado. Vainas servidas. Tres cápsulas disparadas sin contenido. Después ellos manifestaron que hubo tiroteo de balas de goma y de fuego.

–¿Por qué la Gendarmería estaba ahí?

–La Gendarmería estaba apostada desde el día anterior en la ruta. Había habido un corte de ruta y se había dado una orden para despejarla. La relación de la comunidad mapuche con las fuerzas de Seguridad es tensa y violenta. Hay un marco de odio mutuo, con bastante susceptibilidad. Cuando fui al día siguiente, Gendarmería tenia ciertas actitudes provocativas. Paraba con el vehículo de frente. Lo detenía. Siempre muestra una actitud bastante belicosa. Pasan despacito en la ruta, paran la camioneta. Miran. Siguen. Vuelven a pasar. Paran. Es una situación hostil. No es agradable. Hay muchos conflictos colaterales a este hecho lamentable de ahora en el que yo procuro encontrar a Santiago.

–¿Qué declaró el comandante de Gendarmería?

–Fue bastante lamentable su intervención. Dijo que había estado la noche anterior. Que no había estado en el episodio concreto. Me llamó la atención el poco compromiso que mostró habiendo transcurrido varios días. Me pareció que la cuestión era demasiado seria como para decir que no estuvo, porque bien podría haber procurado alguna información.

–¿Habló de Pablo Nocetti, el jefe de Gabinete del Ministerio de Seguridad?

–No. Básicamente dijo: no estuve. Desconozco. Estuve la anoche anterior. No vi. No sé nada. Hay que entender que esto se dio en dos tiempos distintos. La noche previa se restauró el transito en la Ruta 40 con la orden judicial. Para lo que ocurrió el 1 de agosto ya no había orden. No había orden de entrar al lugar. Esto aparentemente lo hicieron porque habría habido –lo digo en potencial– agresión, como que ellos estarían en una suerte de resistencia a la autoridad, como que dicen que estarían cometiendo delito en flagrancia. Ese es el escenario de esos hechos violentos. La ruta ya estaba con el orden restaurado. Es decir, entraron sin orden judicial. La orden se había ya cumplido la noche antes y esto ocurre el 1 a las 11 de la mañana pero por circunstancias diferentes a la orden judicial.

–¿Los miembros de la comunidad se niegan a declarar?

–Hay temor a represalias. Es real y es lo que manifiestan. Pero también tienen un punto de vista culturar distinto. No están internamente habilitados para prestar declaración porque hay una suerte de vocero que puede hablar en nombre de la comunidad. En términos de prueba sirven igual porque puedo reconstruir las pruebas en base a indicios o prueba indirecta y llegar a conclusión sin tener testigo presenciales. Cuando se acumulan varios testigos y datos que convergen a un mismo punto, estos testigos son equivalentes a cualquier otro.

–¿Cuál es la conclusión en este momento? ¿Qué pasó con Santiago?

–En lo personal y con el margen de error que tiene, es muy improbable que Santiago se haya ahogado, con lo cual quedan dos escenarios. Había dos grupos en ese lugar: la comunidad mapuche y la Gendarmería. Si me preguntás de quién sospecho más: bueno, hasta ahora las prueba indican que la versión de la comunidad es bastante creíble, en el sentido que se lo habría llevado la Gendarmería. Todas las pruebas son contestes con esa versión. Sería la hipótesis principal.

–¿Puede hablar de la figura de desaparición forzada?

–En ese contexto sin lugar a dudas sería una desaparición forzada. Sino ya tendría que haber aparecido. Si hubiera una detención legal, no podrían haber pasado más de 48 horas que tiene que estar frente a un juez.

–¿Pidieron colaboración al gobierno nacional?

–Pedí medidas al juez. No pido políticas sino medidas vinculadas a encontrar a Santiago y encontrarlo con vida.

–¿Tiene algún indicio de que está vivo?

–Sinceramente espero y anhelo que aparezca con vida. Es lo que deseo.