Estados Unidos advirtió este martes que «todas las opciones» están sobre la mesa, luego de que Corea del Norte lanzara un misil que sobrevoló territorio japonés, desatando la alarma internacional.
«Las acciones amenazadoras y desestabilizadoras solo aumentan el aislamiento del régimen de Corea del Norte en la región y entre todas las naciones del mundo», dijo la Casa Blanca en un comunicado.
«Todas las opciones están sobre la mesa», agregó el texto.
Se trata del primer proyectil norcoreano que sobrevuela el territorio de Japón en años. En julio, Pyongyang ya probó dos misiles balísticos intercontinentales.
El Consejo de Seguridad de la ONU se reunirá urgentemente a petición de Washington y Tokio, después de que el primer ministro japonés, Shinzo Abe, denunciara «una amenaza grave y sin precedentes».
En la primera reacción de Corea del Norte, su embajador en la ONU, Han Tae-Song, alegó el «derecho a la autodefensa» frente a las «intenciones hostiles» de Estados Unidos, al participar en maniobras militares junto a Seúl.
El misil provocó alarma en el país. Las sirenas sonaron en el norte y millones de ciudadanos recibieron un mensaje del gobierno en su móvil que decía: «Disparo de misil. Manténganse a cubierto».
El tráfico ferroviario estuvo suspendido de forma temporal. «Hay perturbaciones en todas las líneas. Motivo: disparo de misil balístico», se podía leer en las pantallas del metro de Sapporo, la principal ciudad de la isla de Hokkaido, en el norte del archipiélago japonés.
En 2009, un cohete norcoreano sobrevoló el territorio japonés, sin causar incidentes, pero provocó una protesta inmediata del gobierno nipón.
Entonces, Pyongyang se justificó asegurando que se trataba de un satélite de telecomunicaciones, pero según Washington, Seúl y Tokio era un test para desarrollar misiles intercontinentales (ICBM).
El misil de este martes fue lanzado desde Sunan, cerca de Pyongyang, a las 05H57 locales (20H57 GMT del lunes), y sobrevoló Japón, explicó el Estado Mayor surcoreano.
El proyectil recorrió 2.700 kilómetros alcanzando una altitud máxima de 550 kilómetros antes de hundirse en el Pacífico. Fue disparado hacia el este, y no en dirección de la isla de Guam, una importante base estadounidense a 3.500 kilómetros de Corea del Norte.
«Aumentar la presión»
Tras el disparo, Shinzo Abe reiteró que el presidente de Estados Unidos Donald Trump, enfrascado en una pugna retórica con Pyongyang sobre su programa armamentístico, dijo que Washington estará junto a su aliado japonés.
Después de entrevistarse por teléfono durante 40 minutos, ambos dignatarios acordaron «aumentar la presión sobre Corea del Norte», dijo el primer ministro japonés.
Abe ya había advertido que su gobierno tomará «todas las medidas» que sean necesarias para garantizar la seguridad del pueblo japonés.
Por su parte, China, principal aliado y socio comercial de Corea del Norte, llamó a todas las partes a mantenerse prudentes. Aunque la situación ha llegado a un «punto de inflexión», las «presiones y las sanciones» contra el régimen comunista de Pyongyang «no pueden resolver el problema», aseguró el portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores chino, Hua Chunying.
Rusia se manifestó «extremadamente preocupada» y denunció una «tendencia» a la «escalada» en la crisis.
Y la jefa de la diplomacia de la Unión Europea, Federica Mogherini, pidió a Pyongyang «abstenerse de cualquier nueva acción provocadora».
Este lanzamiento se produce un par de días después de que Pyongyang probara tres misiles de corto alcance, que fueron considerados como una provocación nimia ante el ejercicio militar conjunto anual que realizan Estados Unidos y Corea del Sur.
Los dos aliados presentan estas operaciones como defensivas, pero para Pyongyang son en realidad un ensayo para invadir su territorio.
Escalada
El lanzamiento de este martes representa una escalada significativa por parte de Pyongyang, que este mes había amenazado con lanzar proyectiles hacia la isla de Guam.
Un ataque de este tipo tendría que pasar necesariamente sobre el archipiélago de Japón.
El líder norcoreano, Kim Jong-Un, se distanció este mes del presunto plan para golpear Guam y dijo que podía esperar, pero advirtió que para esto era «necesario que Estados Unidos tome la opción correcta».
«Parecía que Corea del Norte había dado marcha atrás en el juego del más fuerte», estima Cha Du-Hyeogn del Instituto Asan de estudios políticos, en Seúl. «Pero Pyongyang (…) demuestra que no se ha desinflado», añade.
El régimen norcoreano realizó dos pruebas de misiles balísticos intercontinentales en julio, que parecen haber puesto a su alcance buena parte del territorio de Estados Unidos, a lo que Trump reaccionó advirtiendo que Washington podía responder con «fuego e ira».
Pyongyang ha avanzado rápidamente en su tecnología militar, un programa que le ha valido un endurecimiento de las sanciones por parte de la ONU.
El Consejo de Seguridad adoptó el 5 de agosto por unanimidad un nuevo paquete de sanciones contra Corea del Norte por disparar un misil con la capacidad de alcanzar territorio estadounidense.
Las penalizaciones económicas tienen el objetivo de castigar las exportaciones norcoreanas de carbón, hierro y del sector de la pesca, que privarán al país de unos mil millones de dólares al año en ingresos.