En concreto, Lula fue hallado culpable de aceptar US$1,1 millones en coimas de la firma constructora OAS, un monto que fue invertido en la reforma y amueblado con piezas de lujo de un apartamento triplex en la localidad costera de Guarujá, en el estado de Sao Paulo.
Lula, de 71 años es uno de los políticos más populares de Brasil, tiene derecho a apelar la sentencia y no irá a prisión mientras dure este proceso.
En cualquier caso, se trata de una sentencia histórica: por primera vez un expresidente de Brasil es condenado por corrupción.
La sentencia fue dictada por el juez Sergio Moro, encargado de las investigaciones sobre la trama de corrupción conocida como «Lava Jato» (autolavado, en portugués).
El caso, que inició alrededor de la petrolera estatal Petrobras, ha acabado salpicando a políticos y poderosos empresarios de Brasil.
En varias oportunidades Lula señaló el proceso judicial que terminó con su sentencia como una caza de brujas política.
Aunque Lula ha negado que el apartamento sea de su propiedad, durante la investigación los fiscales señalaron que «varias pruebas dicen lo contrario», incluidos testimonios de la portería, un síndico y dos ingenieros de OAS.
Lula, quien fue mandatario de Brasil entre 2003 y 2010, había anunciado recientemente su intención de volver a ser candidato a la presidencia de Brasil, en las elecciones de octubre de 2018.