El presidente de EEUU, Donald Trump, anunció en un discurso desde la Casa Blanca su decisión de sacar al país del Acuerdo de París contra el cambio climático, adoptado por casi 200 países en 2015.
Trump ha expresado públicamente no creer en el calentamiento cilimático, al cual ha calificado de ser «una farsa china», al tiempo que ha acusado a otros países de querer afectar negativamente la productividad del sector industrial de EEUU, a través de acuerdos climáticos que imponen restricciones en las emisiones industriales.
Destinado a sustituir en 2020 al Protocolo de Kioto, el Acuerdo tiene como objetivo “mantener la temperatura media mundial por debajo de dos grados centígrados respecto a los niveles preindustriales”.
No obstante, el texto recoge que los países se comprometen a llevar a cabo “todos los esfuerzos necesarios” para que no se rebasen los 1,5 grados y evitar así “los impactos más catastróficos del cambio climático”.
Además, con este acuerdo los países se comprometen a conseguir “un equilibrio entre los gases emitidos y los que pueden ser absorbidos” en la segunda mitad de siglo, es decir, que no se pueden producir más emisiones que las que el planeta pueda absorber, bien por mecanismos naturales o por técnicas de captura o almacenamiento geológico.
En cuanto a la financiación, el nuevo Acuerdo de París obliga a los países desarrollados a contribuir a financiar la mitigación y la adaptación en los Estados en vías de desarrollo, y anima a los estados que se encuentren en condiciones económicas de contribuir a que efectúen aportaciones voluntariamente.
Si la decisión de Trump se traduce finalmente en la retirada de EEUU del Acuerdo, el artículo 28 del mismo establece que la salida no se produciría oficialmente hasta pasados cuatro años. Según ese artículo, solo se puede solicitar la retirada tres años después de la entrada en vigor del Acuerdo y un año después de la notificación por escrito al Secretario General de la ONU.
Atrás queda la asociación de EEUU y China, los países más contaminantes del mundo -entre los dos suman cerca del 40 % de las emisiones globales-, contra el cambio climático. En un principio fue éste el punto de mayor consenso, el mismo que les llevó a ratificar el 3 de septiembre de 2016 juntos, en un acto en la ciudad china de Hangzhou, el Acuerdo de París.