Editorial Esquerda Online

 

El desarrollo de la crisis política y económica en Brasil desde el impeachment, hasta los días de hoy, ya generó un tal número de acontecimientos que hace parecer que los días están valiendo años.

Estamos ante una coyuntura polarizada. Los trabajadores están demostrando disposición de responder a la ofensiva de la burguesía. Eso se da por dos motivos:

1- La unidad entre las centrales sindicales y movimientos sociales avanzó en la organización de los trabajadores, siendo posible construir grandes manifestaciones y huelga general, impactando en la coyuntura.

2- La durísima lucha entre las distintas fracciones de la burguesía profundizó la crisis política y ha dificultado la articulación del gobierno para aprobar todas las reformas.

Temer lucha encarnizadamente por sobrevivir

El gobierno Temer ha sido hábil y previamente construyó las condiciones para que el TSE (Tribunal Supremo Electoral) lo absolviese. No sólo Gilmar Mendes cumplió un papel decisivo, sino que Temer ya había cambiado dos ministros del TSE. Recientemente, para blindarse y escapar de la casación, los dos votaron a su favor. El plan dio cierto.

En otra maniobra, para evitar que el PSDB saliera del gobierno, chantajea a Neves, amenazándolo de casación en el Consejo de Ética en el Senado, controlado por el PMDB. Cada día, Temer tiene que matar un león en la lucha fraccional que se desarrolla en la propia burguesía. Pero, no es posible saber cuándo logrará algún control de la situación.

Temer también tiene, en la aprobación de las reformas, otro medio de ganar apoyo político de los señores del capital. Las cosas no están fáciles en la Cámara de Diputados, la Reforma Previsional se estacionó por cuenta de la crisis política y Temer sabe que eso es pésimo, Ya en el Senado, Temer viene consiguiendo avanzar con la Reforma Laboral, que está siento tramitada entre las comisiones y tiene previsto ir al plenario a finales de junio. Sería muy importante para el gobierno y para el propio Congreso ganar confianza del capital e intentar apaciguar la crisis política, si consiguiese aprobar la Reforma Laboral en el Senado. Están trabajando duro para eso.

Ese es el peor momento de Temer desde el impeachment y, por tanto, estamos ante una oportunidad que quedará para siempre en el escenario. Las condiciones políticas están más favorables para la caída de Temer a través de la acción del movimiento de masas y sus métodos de lucha, huelga general y manifestaciones de calle. Pero, para eso, es absolutamente decisivo que el frente único entre las centrales sindicales y el calendario unificado acordado pueda tener continuidad, con el objetivo de hacer más y mayor que la huelga general que hicimos en abril.

Temer sabe que las acciones unificadas de las centrales pueden acabar con su gobierno y viene intentando desmovilizar y desmontar la unidad entre las centrales, utilizando el impuesto sindical como moneda de cambio en las negociaciones de la Reforma Laboral. Como también busca negociar con la cúpula petista un armisticio para que todos se salven, lo que puede ser una presión sobre importante parte de las centrales.

Dos errores que es necesario combatir

Delante de un escenario en el cual el gobierno de Michel Temer está con la popularidad en el barro y otras delaciones pueden incendiar su imagen y en una crisis económica sin solución a corto plazo, las centrales sindicales no tienen el derecho a equivocarse. Cualquier reculo oportunista, o postura ultraizquierdista en este momento, puede ser un error que ayudará a la burguesía a encontrar una salida a la crisis política. Pueden conseguir retomar el control para avanzar en el saqueo de derechos sociales y democráticos. La fractura expuesta de la crisis interburguesa no quedará así por mucho tiempo y los próximos meses serán decisivos. El impasse va a definirse a su favor, o contra los trabajadores.

Las centrales sindicales no pueden recular en este momento para garantir una negociación que incluye el impuesto sindical. Sería una grave traición oportunista abandonar la lucha de los trabajadores para mantener el cofre de los sindicatos llenos de dinero a través de financiamiento estatal [1]. Otra grave traición sería, en este momento, desmovilizar a los trabajadores en nombre de un gran acuerdo entre PT, PMDB y PSDB, para que todos se salven.

Es por eso, que la reunión entre las centrales ocurrida el día 14 de junio cometió errores importantes, pues no contó con la presencia de todas las centrales. La Central sindical y popular-Conlutas Conlutas (Csp-Conlutas) no fue invitada a estar presente. Lo que es malo para la unidad. Además de eso, esa reunión jugó creó confusión y desconfianza en el movimiento, lo que también abala la unidad para luchar. Muchos se están cuestionado si habrá incluso huelga general el 30 de junio. Y muchos están desconfiados sobre porqué hay movidas para no hacer la huelga general. Todo eso es bueno sólo para el gobierno y no para los trabajadores, Pero, no existen solamente errores oportunistas, hay también errores ultraizquierdistas y divisionistas que precisamos combatir.

El último fin de semana, entre los días 9,10 y 11 de junio, ocurrió la reunión de coordinación nacional de la Csp-Conlutas, que aprobó una importante resolución de coyuntura que acierta en dar prioridad a la construcción del calendario unitario entre las centrales sindicales y a la preparación de la huelga general del 30 de junio.
Pero, al mismo tiempo de ese gran acierto, esa misma resolución comete un error sectario y ultraizquierdista cuando contrapone la huelga general, un método de lucha, contra las movilizaciones por las elecciones directas, una reivindicación democrática.

Infelizmente, los compañeros de la dirección mayoritaria de la central resolvieron abrir fuego contra las manifestación que comienzan a crecer en el país exigiendo Directas Ya y eso ayuda a dividir todo el movimiento que se choca contra Temer hoy.

Es verdad que son manifestaciones que tienen límites y en muchos lugares sus direcciones tienen como proyecto apoyar a Lula en 2018. También es verdad que lo correcto en este momento es no exigir elecciones solamente para presidente, lo más consecuente es defender elecciones generales para presidente y para el Congreso.

Pero, precisamos siempre recordar que no hacemos unidad con esas centrales porque confiamos, o porque tengamos total acuerdo con sus direcciones. La unidad entre las centrales se da porque es la única posibilidad de conseguir movilizar al mayor número posible de trabajadores para luchar contra la brutal ofensiva del gobierno y de la burguesía contra los derechos históricos. Infelizmente, La CUT y Fuerza Sindical, entre otras centrales, poseen mucha influencia entre los trabajadores, en especial en el movimiento obrero. Y sería imposible que solamente la Csp-Conlutas solitariamente hiciese una huelga general y parase la producción y la circulación de mercaderías en un país de dimensiones continentales.

De la misma forma, la unidad en el movimiento por las directas no se da porque confiamos y tenemos acuerdo con esas direcciones del movimiento, la unidad tiene otro objetivo para nosotros. Nuestros objetivos están en la posibilidad de hacer propaganda de la huelga general y de que la lucha contra las reformas llegue a más trabajadores. En la disputa de los trabajadores para la idea de que no alcanzan solamente directas, sino de que es necesario cambiar el Congreso. Además, de agitar la necesidad de la construcción de un Frente de Izquierda y Socialista contra la conciliación de clases.

En ese marco, el papel que las centrales sindicales precisan cumplir en este momento y de batallar para unificar la lucha en defensa de derechos sociales y reivindicaciones democráticas, creando un movimiento de masas con fuerza suficiente para resolver el impasse a favor de los trabajadores, derribando a Temer, derrotando sus reformas e impidiendo una salida vía elecciones indirectas. La unidad entre las centrales, movimientos y organizaciones políticas para movilizar a los trabajadores a través de la huelga general y grandes manifestaciones de calle es nuestra arma en el momento.

Como dice Leminski, “En la lucha de clases todas las armas son buenas, piedras, noches, poemas…”

Nota de correspondencia de prensa

[1] El “impuesto sindical” fue creado por el gobierno de Getulio Vargas en 1940. Hoy es obligatorio y lo pagan todos los trabajadores, estén sindicalizados o no. Equivale al salario de un día y se descuenta en el mes de marzo de cada año. También es cobrado a los patrones. Lo recauda el gobierno, desde 2008 (gobierno Lula) se distribuye entre las centrales, federaciones sindicales, y gremios empresariales. Actualmente es la principal fuente de ingresos de las centrales reconocidas legalmente. Tanto la CUT como Fuerza Sindical, por ser las mayoritarias, reciben sumas multimillonarias. La Csp Conlutas se opone al “impuesto sindical” y rechaza este mecanismo de corporativo que apalanca la dependencia de los sindicatos en relación con el Estado.

Traducción: Ernesto Herrera