Resistencia.-Un depósito subterráneo de residuos nucleares contaminantes se hundió el martes en Hanford, a 300 kilómetros al sudoeste de Seattle, en el Estado de Washington. Se ha abierto un agujero en el suelo de siete metros de diámetro, según admitió ayer la radio canadiense. La operación de emergencia se activó a las 8:26 hora local de la costa oeste, las 17:30 de la tarde en Europa.

Han declarado el estado de emergencia y las informaciones oficiales afirman que centenares de trabajadores han tenido que ser evacuados y confinados, a pesar de que aseguran que no ha habido fugas radiactivas. Sin embargo, en las instalacion trabajan 11.000 obreros, por lo que no puede ser cierto, como aseguran, que sólo hayan evacuado a “centenares” de ellos.

El Departamento de Energía reconoce que el terreno que cubría un túnel cercano a un antiguo almacén de productos químicos se había hundido, una noticia que era un poco equívoca porque, en realidad, los residuos contaminantes estaban almacenados en el mismo túnel.

En el momento de dar la noticias los equipos de socorro aún no habían llegado al lugar del siniestro, por lo que no habían podido inspeccionar el lugar y, consiguientemente, tampoco pueden saber si hay fugas radiactivas.

Además de los trabajadores del depósito, los más cercanos al lugar también han sido evacuados precipitadamente, después de que les pidieran que cerraran las ventanas y cualquier mecanismo de ventilación, así como también que no bebieran ni comieran absolutamente nada.

El complejo nueclear de Hanford está a orillas de los ríos Columbia y Yakima. Es el mayor de Estados Unidos, ya que almacena más de 220.000 metros cúbicos de contaminantes, que supone una tercera parte de los residuos totales del país. Lo construyeron los militares durante la Guerra Fría y siempre ha tenido un estatuto de alto secreto.

Fue construido en 1943, en plena Segunda Guerra Mundial, dentro del Proyecto Manhattan, y albergó al reactor B, el primer centro de fabricación de plutonio con destino a fabricar armas nucleares. De ahí salió la bomba que lanzaron contra la población civil en Nagasaki en 1945 y luego otras 60.000 bombas nucleares más.

Las instalaciones pasaron luego del Departamento de Defensa al de Energía porque el proceso de fabricación era una completa chapuza tecnológica que dejaba mucha más contaminación que las pequeñas cantidades de plutonio que era capaz de fabricar. Cuando en 1970 se empezaron a desclasificar papeles secretos se supo que las fugas radiactivas han sido una constante en Hanford, liberando cantidad de gases radiactivos al aire, el suelo y los ríos más cercanos.

En Hanfor llegaron a estar en funcionamiento nueve reactores nucleares.