Charles-André Udry
El 14 de mayo de 2017 el gobierno Tsipras iniciaba el procedimiento parlamentario para adoptar, en un plazo fijado para el viernes 19 de mayo, las nuevas medidas de austeridad reclamadas por los acreedores. Conjuntamente con este anuncio, la oficina de estadísticas anunciaba haber revisado las llamadas previsiones de crecimiento del PIB situándolas en el 1,8% contra el 2,7% previsto por la ley de presupuestos y el 2,1% establecido por la Comisión Europea. La Comisión Europea ha bajado igualmente sus previsiones para el año 2018. Hay que recordar que «el crecimiento del PIB» en relación al año precedente se situaba en un -0,2% en 2015, en el 0% en 2016, en el 2,1% (previsiones) en 2017 y en el 2,5% en 2018 (la previsión establecida anteriormente se situaba en el 3,1%). La deuda pública en 2016 corresponde al 179% del PIB, según los datos de la Comisión Europea.
Dicho de otra forma, la economía capitalista de Grecia está condenada a una depresión permanente que se traduce socialmente en una pauperización masiva de la población.
Se supone que el Parlamento -con su mayoría Syriza-ANEL- va a adoptar un nuevo programa de austeridad para el período 2018-2021. El documento preparado por los acreedores (Banco Central Europeo, Mecanismo Europeo de Estabilidad, Fondo Monetario Internacional) y que ha tenido el aval de los representantes del gobierno cuenta con 941 páginas. En otros términos, determina formalmente hasta en el detalle todas las medidas que se pretende van a ser tomadas y aplicadas por un gobierno cómplice, pero de facto sin poder. El Ministro de Finanzas, Euclide Tsakalotos, proponía, al comienzo de las aún llamadas negociaciones, una reducción de los gastos de 3 600 millones de euros. La factura final se eleva a 4 900 millones de euros. Entre las medidas previstas se encuentra, por un lado, una nueva imposición sobre una franja de rentas que se sitúa por debajo de la línea de pobreza, una subida de las contribuciones sociales para los autónomos, impuestos sobre el alquiler de apartamentos o de casas para los turistas (realizado a partir de la plataforma Airbnb, alquiler que es a menudo un medio de supervivencia para decenas de miles de hogares). Por otra parte se perpetúa la reducción de los gastos en los sectores de salud, educación o sistema jurídico-administrativo; y una nueva flexibilización de un «código del trabajo» que es reducido a su más sencilla expresión, tanto más en la medida en que el paro se sitúa en un nivel extremadamente elevado, en particular para el grupo de edad de entre 15 y 24 años: el 48% oficialmente, más que lo registrado en España (40,5%) y en Italia (35,2%).
Sobre la base de las previsiones de crecimiento, el saldo presupuestario primario (antes del pago de los intereses de la deuda) está fijado en el programa de austeridad en el 1,9% para 2017, el 3,52% para 2018, el 4% para 2019, el 4,01% para 2020 y el 4,03% para 2012. Esto equivale a una ayuda por parte de los acreedores que podría ser asimilada a untar la nuca de un condenado a la guillotina con un gel que facilitara el trabajo de la cuchilla. Pues la «ayuda» de 7000 millones no es sino un préstamo que vuelve en más del 90% al bolsillo de los acreedores (de los poseedores de la deuda).
El proceso de privatización se profundiza sin que los ingresos que engendra estén a la altura de las previstas desde 2011 y en cada ocasión revisadas a la baja. Lo que equivale sencillamente a una expropiación de los bienes públicos a precios de saldo. Las privatizaciones adoptadas o en curso conciernen a las compañías de agua, de electricidad, de transporte (autobús, tren, metro) y el servicio postal (ELTA).
La periodista Angélique Kourounis explicaba al diario informativo de France Culture, este 17 de mayo de 2017, a fin de ilustrar las razones de diferentes movimientos de huelga calificados como «huelga general» los días 16, 17 y 18 de mayo: «Todos protestan contra las nuevas medidas de austeridad que deben ser adoptadas por el Parlamento en la noche del jueves al viernes. Esta nueva vuelta de tuerca prevé una nueva bajada de las jubilaciones, la 13ª desde hace ocho años, una nueva subida de los impuestos, incluso para las familias en el límite del umbral de pobreza. A partir de ahora los salarios de 450 euros tendrán impuestos mientras que, subrayan los sindicatos convocantes de este paro general, los impuestos han aumentado ya el 52% desde el comienzo de la crisis, cuando los salarios, por su parte, han bajado entre el 30% y el 60%. Este rigor es exigido por los acreedores del país para desbloquear la nueva franja de préstamo de 7 000 millones de euros de la que Grecia tiene visceralmente necesidad para hacer frente a sus obligaciones [es decir hacer frente a los vencimientos inmediatos del servicio de la deuda, aunque esta última sea «ilegítima, ilegal, odiosa»] el próximo mes de julio«.
En el diario Le Monde del 17 de mayo, Marina Rafenberg cita a Konstantinos Lionas, de 72 años, que tras la quiebra de su empresa, debe pagar deudas importantes: «En siete años, mi jubilación de comerciante ha pasado de 1660 euros a 1080 euros. Y no soy el que está peor. Como soy propietario, al menos no temo que me echen de mi piso. Pero encuentro aberrante deber sufrir aún una nueva bajada de mis ingresos en los años que vienen como prevé el último acuerdo firmado por el gobierno con los acreedores… Desde los 12 años, he trabajado toda mi vida, he cotizado para disfrutar de mi vejez, ¡y tengo la impresión de haber sido engañado!«.
Se trata de la 13ª reducción del montante de las jubilaciones desde 2010. A esto se añade la supresión en los dos próximos años de la asignación de solidaridad (EKAS) que, inicialmente, debía completar las jubilaciones inferiores a 700 euros. Así, a los 95 años, Christos Papazoglou, pastelero jubilado, que contaba con el centenar de euros de esta ayuda, confía a la periodista de Le Monde: «Actualmente, no cobro más que 665 euros al mes y a la vez tengo que pagar cerca de 200 euros de agua, electricidad, teléfono, impuestos… y sufrir además la subida del IVA de todos los productos, incluso los alimenticios. Tenemos que continuar movilizándonos, nos hundimos en la miseria. He conocido la guerra ¡y no pensaba que un día reviviría situaciones de empobrecimiento como la que vivimos hoy!. ¡Imagina que a veces me alumbro con una vela!«.
Los movimientos de huelga se producen tanto en la administración, las escuelas o los hospitales como en los transportes. Este miércoles 17 de mayo, se ha desarrollado una movilización con dos dimensiones. Huelgas (en el sentido de ausencia del trabajo o de presencia sin trabajar) en los sectores mencionados y manifestaciones en la calle. En Atenas, el cortejo convocado por los sindicatos del sector público, pero también del sector privado ha reunido entre 7 000 y 10 000 personas, a pesar de una abundante lluvia. El cortejo sindical, al que se han sumado, entre otras, las fuerzas de la Unidad Popular (LAE), ha salido a las 12:30 h. Siguiendo su tradición, la organización de masas controlada por el KKE ha convocado un cortejo separado, que ha seguido otro recorrido. Reagrupaba también a unas 7 000 personas, entre las que había jubilados y jubiladas. En el sector del comercio, ha habido pequeños comerciantes que han cerrado su tienda. Además, asalariados y asalariadas de los supermercados han manifestado su oposición a la apertura de los almacenes el domingo. El comunicado de prensa de ADEDY (sector público) indica que la movilización ha sido significativa -ciertamente a un nivel bastante distante de los alcanzados en 2012- en la mayoría de las ciudades.
Un llamamiento unitario a una manifestación de masas -con música- ante el parlamento, en la plaza Syntagma, ha sido lanzado por ADEDY. Debe celebrarse desde las 18:30 h del jueves 18 de mayo. En efecto, es en ese momento cuando debe ser adoptado el plan de austeridad encarnado por el cuarto memorándum. En el seno de Syriza se expresan algunos desacuerdos, pero por el momento son marginales.
El movimiento de resistencia de los días 16, 17 y 18 de mayo traduce un sentimiento de cólera. Pero se expresan también la desorientación y la desesperación. Según los resultados de algunos sondeos, Nueva Democracia roza el 36% de las intenciones de voto y Syriza oscila entre el 15% y el 16%. Pero una abstención política sigue siendo fuerte, por el momento.
Una encuesta publicada el 28 de abril de 2017, hecha entre estudiantes de Tesalónica, indica que el 43,3% de ellos contemplan continuar sus estudios o buscar un empleo fuera de Grecia. Según las estadísticas de un estudio publicado por la revista International Migration & Integration, 20 000 científicos (con una formación científica completa) han emigrado entre 2009 y 2014. Medio millón de griegos (427 000) han emigrado durante el período 2008-2016, según el Banco Nacional de Grecia. Eso es también un índice del choque infligido a la sociedad y a una fracción dinámica de ella. Lo que debe ser tenido en cuenta para comprender los contornos de la coyuntura sociopolítica.
Charles-André Udry. Economista y profesor universitario suizo, marxista revolucionario con una destacada participación en ATTAC y en la organización de los inmigrantes indocumentados de su país. Editor de la revista La Breche y de los Cahiers libres.