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rubèn ramos

Si usted aún no los identifica, sepa que los “Cascos Blancos” o “White Helmets” en inglés, son los mercenarios encargados en Siria de “montar” los escenarios y hacer los videos y las fotos para la propaganda mediática euro-estadounidense-israelí contra el presidente sirio Bashar al Assad. Igual que ahora lo hicieron en marzo del 2013 culpando al gobierno sirio de un ataque con armas químicas en la localidad de Jan al Assal al sur de Alepo. Luego vendría la llamada masacre de Guta en agosto del mismo año en un suburbio de la capital siria. En setiembre del 2015, cambiaron de táctica. Así, mostraron al niño kurdo Aylan que murió ahogado  en una playa de Turquía. En setiembre 2016, CNN lanzó al mundo la foto de Omran Daqneesh un niño sirio de cinco años herido en un ataque de la “oposición siria” a su vivienda en Alepo, convirtiéndolo en el “símbolo de la inocencia”. La prensa falaz escrita, audiovisual  y virtual del mundo se hizo eco inmediatamente y reprodujo la fotografía de Omran en primera plana. No estuvieron ausentes los “lagrimones” de presentadoras y comentaristas de CNN y de sus tele-espectadores que, a su ignorancia, suman altas dosis de estupidez.

Tras cada montaje se agitan los decrépitos gobernantes títeres de la hegemonía estadounidense reclamando la invasión a Siria y el derrocamiento de su presidente.

Para que se entere, los “Cascos Blancos” es otro grupo de “voluntarios” directamente dependientes y financiados por los servicios de inteligencia británica, estadounidense, israelí, saudí, catarí, turca. Establecidos en 2013 en Turquía por James Le Mesurier un ex oficial del Ejército británico que participó en los genocidios en Irlanda del Norte, Kosovo y Bosnia. Trabajó en organizaciones humanitarias de la ONU, la UE y la cancillería del Reino Unido. Integró igualmente varias compañías de mercenarios para la Seguridad y el Contraterrorismo de EE.UU.

Los “Cascos Blancos” también reciben donaciones. Estas provienen, principalmente, de la Agencia Internacional para el Desarrollo de los Estados Unidos (USAID); del propio ministerio de  relaciones exteriores británico; de los gobiernos de Dinamarca  y Japón y del magnate George Soros. Estos fondos están destinados a los equipamientos para montajes mediáticos.

La ONU considera a los “Cascos Blancos” como una institución de “ayuda humanitaria”. Esto les sirve para infiltrarse en las zonas de guerra al igual que esa otra ONG llamada “médicos sin fronteras” que también auspicia la ONU.

Se debe precisar que la ONU tiene también adoptada a la denominada “Comisión Cascos Blancos”. Una organización con el mismo nombre que fue fundada en Argentina en 1994. El 2012 la ONU en su 67 Asamblea General renovó su respaldo a esta Comisión. Como los otros “Cascos Blancos” de Le Mesurier, ambos trabajan como parte del “Programa de Voluntarios de las Naciones Unidas” (VNU). La ONU encubre el accionar de uno y otro. Encubre que se trafique con la vida y la muerte de ciento de miles de sirios. Esto no es nuevo. El historial de la ONU no es otro que el de los genocidios más horrendos; los magnicidios más crueles; la destrucción, el terror y el hambre, desde su fundación hasta hoy.

La “misión” de los “Cascos Blancos” de Le Mesurier es exponer a la población civil a los ataques aéreos y terrestres del Daesh, del frente Al Nusra y de la “oposición siria”. Estos ataques se realizan utilizando “bombas de barril” con gas de cloro, gas mostaza, gas sarín (que son verdaderas armas químicas). Luego se montan los escenarios de muerte y destrucción y se lanzan los videos y las fotos apócrifas a la prensa culpando al gobierno sirio. La ONU y el Vaticano no tardan en sumarse a las acusaciones de su amo imperial.

El fundador de los “Cascos Blancos”, James Le Mesurier, ha sido condecorado con la Orden del Imperio Británico y es un oficial vinculado a las compañías de mercenarios más tenebrosas que operan también en Irak, en el Líbano, en Libia, en Palestina, como son la Olive Group y Academi (llamada antes Blackwater).

Por su parte Amnistía Internacional, Save the Children, UNICEF han propuesto a los “Cascos Blancos” de Le Mesurier para el Premio Nobel de la Paz. No es de extrañar. La sedición y terror van de la mano.

Lo que importaba era contar con un pretexto para que la alianza sionista encabezada por EEUU disminuya la capacidad de combate del ejército sirio facilitando el avance de los mercenarios del Ejército Islámico formado por esa misma alianza y ese mismo liderazgo. Estaban seguros que Rusia no rechazaría el ataque por la existencia de un “Memorando” de acuerdo con EEUU para evitar ataques entre sus fuerzas. Memorando que los yanquis no respetaron así como no respetan la vida ni de su propia gente (Léase Torres Gemelas). Rusia ha negado ya la validez de ese documento. Veremos si la alianza sionista-saudí se atreve a un nuevo ataque.

El artículo que adjunto describe lo artificioso y torpe del reciente montaje de los “Cascos Blancos”. Entérese.