Un gran escándalo diplomático estalló este fin de semana entre estos dos países miembros de la OTAN, derivando la batalla verbal en acciones concretas. Esta es la secuencia de acontecimientos.
Los Países Bajos y Turquía, ambos países miembros de la Alianza Atlántica, protagonizan desde este sábado un escándalo diplomático sin precedentes que ha derivado en un serio cruce de acusaciones y de amenazas, después de que las autoridades neerlandesas no permitieran aterrizar en el país al canciller turco.
¿Qué pasó?
En el origen de la crisis se encuentra el referéndum turco previsto para el próximo 16 de abril sobre una reforma constitucional que —de ser aprobada— entrará en vigor a partir de 2019 e instaurará en el país un sistema presidencialista, dejando atrás la actual república parlamentaria. En consecuencia, la reforma ampliaría los poderes presidenciales del mandatario, Recep Tayyip Erdogan.
Con el horizonte del referéndum, varios miembros de la cúpula política de Ankara decidieron viajar a varios países europeos para ofrecer una serie de discursos sobre la consulta ante residentes locales turcos con doble ciudadanía. Sin embargo, países como Alemania y Austria decidieron no autorizar dichos mítines en sus ciudades.
La cancelación del vuelo del canciller turco
El ministro de Exteriores de Turquía, Mevlut Cavusoglu, tenía planeado viajar a Róterdam este sábado. Sin embargo, el alcalde de esta ciudad neerlandesa, Ahmed Aboutaleb, afirmó un día antes de la visita del canciller que la manifestación prevista no se celebraría, argumentando que el propietario del lugar donde estaba previsto el evento había retirado el permiso para la marcha.
Pese a todo, Cavusoglu se mostró determinado a seguir adelante con su plan y afirmó que si las autoridades holandesas no le permitían aterrizar en su territorio, Ankara impondría sanciones económicas y políticas «muy fuertes» al país europeo. Horas después, Ámsterdam canceló el permiso para su aterrizaje.
Las autoridades neerlandesas justificaron su decisión afirmando que las amenazas del canciller «hicieron imposible la búsqueda de una solución razonable» y esgrimieron, asimismo, razones de orden público y de seguridad.
La indignación del mandatario
Tras la anulación del permiso de aterrizaje para el vuelo del canciller turco, el presidente Erdogan arremetió contra los Países Bajos, tachando a sus autoridades de «restos de los nazis y fascistas». «Países Bajos debería pensar ahora en cómo sus aviones aterrizarán en Turquía», sentenció el mandatario, que amenazó con tomar represalias contra Amsterdam.
En respuesta, el primer ministro de los Países Bajos, Mark Rutte dijo que Erdogan había lanzado «una afirmación loca». Y aunque dijo «entender por qué está enojado», opinó que el mandatario había ido «demasiado lejos».
Una ministra turca no puede entrar en el consulado de su país en Róterdam
Tras la cancelación del vuelo de Cavusoglu, la ministra de Familia y Política Social de Turquía, Fatma Betul Sayan Kaya, que en aquel momento se encontraba en Alemania, decidió viajar a Róterdam por tierra, si bien también halló obstáculos en su camino.
La funcionaria se dirigía al consulado de su país en aquella ciudad neerlandesa, cuando la Policía le impidió la entrada. Los agentes justificaron esta decisión como «una orden especial del alcalde«, sin ofrecer más detalles. Además, según algunas informaciones, también se vieron afectados los periodistas que se trasladaron a Países Bajos para cubrir la visita de la ministra.
«Hollanda’yı terket» diyen polislere «dönmüyorum» diyerek dik duran Fatma Betül Sayan Kaya; bu millet senin arkanda! #EvetAvrupaTitriyorpic.twitter.com/kYgZ4wk9qP
— AK KADIN MANİSA (@Manisa_45_AK) 12 de marzo de 2017
Mientras el cónsul turco en Róterdam, Sadin Ayyildiz, dijo desconocer las razones exactas del bloqueo, el ministerio de Relaciones Exteriores de Turquía tomó la decisión de bloquear «por motivos de seguridad» las entradas al consulado de los Países Bajos en Ankara.
Poco después, la ministra turca fue detenida por la Policía y tildada de «extranjera indeseable» por las autoridades neerlandesas, después de lo cual agentes del orden público la condujeron hasta la frontera con Alemania.
Ankara toma contramedidas
A renglón seguido, la Cancillería turca manifestó su protesta al embajador en funciones de los Países Bajos en Turquía e informó al embajador oficial, que se encontraba de vacaciones fuera del país, que no desea, por un tiempo, su retorno a Ankara para ejercer sus funciones.
Poco después, la Policía turca bloqueó el acesso a la embajada y al consulado neerlandés en Ankara por «razones de seguridad».
Los ciudadanos protestan en las calles y en las redes sociales
La crisis no solo se ha manifestado en el terreno diplomático, sino que se ha trasladado a la ciudadanía. En Róterdam un grupo de simpatizantes del presidente turco se acercó al consulado de Turquía en Róterdam para protestar por estos incidentes diplomáticos y se enfrentaron a la Policía en violentas manifestaciones.
Paralelamente, varios usuarios de las redes sociales viralizaron la nueva tendencia, #FascistNetherlands (#PaísesBajosFascistas), para posicionarse en contra de las acciones de Ámsterdam.
Segundo día del conflicto
La batalla política continuó este domingo, cuando el primer ministro de Turquía, Binali Yildirim, criticó a las autoridades neerlandesas, señalando que su país protesta «categóricamente» contra las acciones de Ámsterdam. «Las contramedidas de Ankara serán duras en extremo», prometió.
En este mismo discurso se refirió a la expulsión de Fatma Betul Sayan Kaya, hecho que tachó de «inaceptable», e insistió en que el país europeo lleva a cabo «acciones fascistas».
#FascistNetherlands «Países Bajos» estaba tratando de enseñar a los derechos humanos a Turquía…pero necesitan aprender que primero pic.twitter.com/tmDIS17pfI
— Elif (@Callmeends) 12 de marzo de 2017
Paralelamente, un manifestante arrancó la bandera neerlandesa del consulado del país en la ciudad turca de Estambul al grito de «Allahu Akbar» y colocó en su lugar otra de Turquía.
Interviene el primer ministro neerlandés
Por su parte, el primer ministro Mark Rutte, que anunció que había mantenido ocho conversaciones telefónicas con su homólogo turco para poner el fin al conflicto diplomático, opinó en su cuenta de Facebook que la «agresión verbal» de los altos funcionarios de Ankara es «inaceptable.»
A falta de cinco semanas para la celebración del referéndum, no se vislumbra un fin inmediato a la crisis diplomática.